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A buen entendedor, pocas palabras

Eduardo Albor

ealbor@latitud21.com.mx

Latitud 21 celebra 17 años de su primera edición. Con una clara misión de reconocer y promover el emprendimiento y la libre empresa en la latitud 21, donde se asienta Cancún, esta revista se perfilaba por supuesto como algo natural, en una ciudad planeada y desarrollada en conjunto con la iniciativa privada. 

En sus cincuenta años de vida, Cancún ha sido escenario de muchas historias de emprendimiento exitoso. Cancún ha sido cuna de grandes empresas que se convirtieron en el motor del turismo de este país y que posteriormente sería replicado en otros destinos en México, como Los Cabos, Huatulco, Loreto y Riviera Nayarit, por mencionar algunos, e inclusive en otros destinos del Caribe y de América.

En todos estos casos, la clave del éxito fue y ha sido el que la agencia de gobierno promotora de este desarrollo trabajara de la mano y con recursos y talento de la iniciativa privada, quien arriesgó no solo su capital sino también su residencia y su familia, al embarcarse en esta aventura llamada Cancún.

Y como este modelo, pudiéramos mencionar algunos otros de éxito en América y en el mundo, como lo ha sido Orlando en la Florida, Las Vegas en el estado de Nevada, ambos en los Estados Unidos, o Dubai y Qatar en Medio Oriente. En todos estos casos, con el apoyo y la iniciativa del gobierno, pero siempre con el empuje y los recursos de los inversionistas, que con ello no solo generan fuentes de empleo sino también recursos para el sitio y el país en donde se desarrollaron.

Sin embargo, aun siendo estos los modelos más recientes que ejemplifican los beneficios que genera esta fórmula gobierno – empresarios, podemos remontarnos hace 5000 años a Babilonia en la región de la Mesopotamia, a Luxor en la antigua Egipto y a Venecia en Europa, que se convirtieron en importantes asentamientos por ser el centro comercial de su región.

Y es que emprender negocios no es parte de un modelo neoliberal que inventara Adam Smith, John Lock o Benjamin Franklin. Para nada. Esto no es más que parte de la naturaleza humana, que busca siempre cómo superarse, cómo evolucionar, cómo servir y desarrollarse dentro de una comunidad.

Desafortunadamente, vemos en los últimos meses, con gran pesar y decepción, que bajo el amparo de supuestamente defender al pueblo, el gobierno federal de nuestro país pretende limitar y restringir la naturaleza emprendedora de los ciudadanos, al querer culparnos de las desgracias y de la miseria de ese pueblo que en realidad ha sido traicionado y engañado por el mismo gobierno. 

Es verdaderamente un crimen ver cómo el gobierno de México, de nuevo, pretende imponer en su pueblo su criterio, para manipular su opinión, y con ello mantenerse de una manera inmoral en el poder.

Es por ello que hoy, más que nunca, los empresarios debemos de estar unidos para defender el derecho que como seres humanos tenemos de emprender, superarnos y contribuir al desarrollo de nuestras comunidades y, por supuesto, demostrar con hechos más que con palabras que es con la empresa y con la iniciativa de nosotros que esta gran nación habrá de salir adelante.

Porque, al buen emprendedor, pocas palabras.

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