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¿Es posible el COVID free?

Sustentur

Vicente Ferreyra Acosta

Director general de Sustentur

Twitter: @sustentur @vicenteferreyra

Uno de los términos que van a volverse más relevantes en esta “nueva normalidad” en el turismo es el de trazabilidad.

El término apareció en 1996, respondiendo a las exigencias de los consumidores, quienes se implicaron fuertemente a raíz de las crisis sanitarias que ocurrieron en Europa y del descubrimiento de la encefalopatía espongiforme bovina, mejor conocido como el mal de “las vacas locas”.

La agencia de estandarización GS1 define la trazabilidad como “la habilidad de trazar o dejar huella de los movimientos y procesos por los que pasa un determinado producto”. En el caso del coronavirus, la mayoría de los estándares que están empezando a crearse hacen referencia a que las medidas de sanidad e higiene para que sean efectivas deben implementarse en toda la cadena de valor del turismo, con el objetivo de evitar al máximo el potencial contagio.

Suena lógico, si logramos monitorear al turista desde que sube a un taxi, llega al aeropuerto, viaja en avión, toma un taxi o renta un auto en el destino, hace un tour o actividad, regresa al aeropuerto y a su casa, podemos limitar el número de contagios. Sin embargo, esto no es suficiente porque es imposible tener “trazabilidad” del sujeto previo a la visita, e incluso asegurar que las personas que tuvieron contacto con dicha persona en el destino están libres de coronavirus.

Si sumamos a ello el que muchos pacientes infectados son asintomáticos, podríamos asegurar que el ofrecer sitios, empresas o destinos COVID Free es prácticamente imposible; incluso, como algunos dicen, aún cuando tengamos la vacuna.

Porque el potencial de mutación del virus, o incluso, la posibilidad de que otro virus se geste a nivel internacional siempre estará latente, en especial considerando que temas como la zoonosis (transmisión de un virus de animales a personas) seguirán creciendo por las prácticas de destrucción de hábitats y tráfico de especies.

¿Realmente estamos listos para volver al turismo? ¿Y para pensar que esta actividad puede volver a ser lo que era antes? Yo tendría mis dudas, aunque también creo que no puede paralizarnos el miedo, y que los efectos económicos de no reactivar la economía local pueden llevarnos a problemas sociales más graves que los de salud.

A mí un tema que me preocupa mucho es lo que en salud se llama el “personal de primera línea”; ¿qué pasará con aquellas persona más expuestas, y que además son las más vulnerables debido a que no cuentan con seguridad social, y si la tuvieran, nuestros sistema de salud no es el óptimo? Me refiero a camaristas, stewards, recepcionistas, animadores y otros que son el alma de este sector, y a quienes deberíamos proteger y asegurarles la atención en caso de ser necesaria.

Ahí un buen reto, en especial considerando las condiciones que el empleo turístico tiene actualmente. Regresemos a la actividad, sí, pero no olvidemos que la prioridad no es el turista, sino nuestra gente, aquella sin la que el turismo simplemente no sucede.  

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