Revista Latitud 21

La Empanadeta, emprendimiento con sabor y pasión

Sabor y pasión

 

En “La Empanadeta”, Héctor Armando Lomelí De Anda ofrece mucho más que empanadas: fusiona tradiciones argentinas y mexicanas en un espacio que combina sabores auténticos y una filosofía de atención al cliente centrada en los valores

 

El inicio de un sueño

Héctor Armando Lomelí De Anda, un exfutbolista profesional que está por terminar su carrera en Psicología, es el creador de “La Empanadeta”, un negocio que nació en Cancún hace un año y tres meses. La idea surgió a raíz de una tradición que Héctor atesora: las empanadas que recibía tras sus partidos de futbol. Inspirado por esta conexión emocional y buscando una forma de financiar sus estudios, decidió aventurarse en el mundo de la gastronomía.

“Cuando yo jugaba futbol, al final de cada partido, siempre me regalaban empanadas. Siempre me parecieron deliciosas, y hasta bromeaba diciendo que se podía hacer millonaria con ese producto”, comparte Héctor, recordando los primeros pasos de su emprendimiento. Esa semilla se convirtió en un sueño tangible cuando decidió dar el salto y lanzarse al mundo del delivery.

Inicialmente, operaba solo como servicio de delivery, pero hace tres meses Héctor dio un gran paso y abrió su local en la avenida Álamos, en esquina con calle Caoba, muy cerca del Colegio Alexandre. Junto con Adriana Palacios, su socia argentina, desarrolló un concepto que fusiona tradiciones culinarias argentinas con un toque mexicano. El nombre del negocio también es especial: viene de “La Escaloneta”, el apodo de la selección argentina campeona del mundo, y lo adaptamos a “La Empanadeta”, explica Héctor.

 

Tradición argentina con un toque mexicano

La esencia de “La Empanadeta” radica en la autenticidad de sus recetas, traídas directamente desde la familia de Adriana, pioneros en la cocina a la parrilla en México. “Las recetas vienen de sus padres, quienes llegaron a México hace más de 30 años y abrieron algunos de los primeros restaurantes a la parrilla en el país”, comenta Héctor. Este legado se refleja en los sabores que ofrecen, desde los clásicos de carne suave y jamón con queso, hasta opciones como humita, una bechamel de elote típico argentino.

“Queremos que cada cliente se lleve una experiencia completa. Por eso también incluimos opciones como chorizo argentino, adaptado al gusto mexicano con queso, y sabores como fugaceta, que es una mezcla de quesos y cebolla caramelizada”, explica Héctor. El menú también incluye alfajores de maicena, chocolate belga y dulce de leche, así como el tradicional mate.

 

 

Emprendimiento lleno de aprendizajes

Para Héctor, el emprendimiento ha sido un camino lleno de aprendizajes y retos. “Siempre me han gustado los retos. Creo que enfrentarlos con preparación y aprendizaje es clave para salir adelante”, reflexiona. Desde pequeño, se ha inspirado en modelos de éxito y ha aprendido a ver los errores como oportunidades de mejora.

Uno de los principios fundamentales de “La Empanadeta” es la frescura de sus productos. “El producto siempre tiene que estar fresco. No vendemos empanadas del día anterior; todo se cocina y hornea en el momento”, destaca. Esta filosofía no solo asegura la calidad, sino que también refuerza su compromiso con los clientes.

Héctor también comparte cómo ha sido equilibrar el negocio con sus estudios. “Es un trabajo que te exige todo el día, pero no pienso dejar mis estudios. Todo se trata de organización y de impregnar valores en lo que haces”, asegura. Su experiencia como futbolista también ha sido clave: “Siempre me entrené para ser el mejor, y ahora aplico esa misma mentalidad aquí”.

 

 

Mirando hacia el futuro

Con miras al futuro, Héctor sueña con franquiciar “La Empanadeta”. Aunque actualmente está enfocado en consolidar su local en Cancún, no descarta llevar este concepto a otras ciudades como Guadalajara y Playa del Carmen. “Quiero que mi negocio sea una franquicia con valores, donde cada cliente no solo disfrute de la comida, sino de una experiencia de atención personalizada”, comenta.

“Sueño con expandir el negocio por todo el mundo. Es un sueño loco, pero creo que con constancia, paciencia y trabajo duro se puede lograr”, comparte con una sonrisa. Este joven emprendedor también ha aprendido la importancia del trabajo en equipo. “Ahora somos cuatro personas en el local, y siempre les digo que este negocio también es suyo. Quiero que trabajen con los mismos valores de honestidad y compromiso”.

En diciembre, las ventas superaron las expectativas, y Héctor tuvo que adaptarse rápidamente a la demanda. “Fue un reto maravilloso, pensar cómo hacer más ágil el proceso, atender los pedidos programados y a los clientes en el local. Cada día aprendo algo nuevo”, confiesa.

 

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Cada empanada o producto que servimos lleva no solo un sabor único, sino también los valores de atención y calidez que queremos compartir con cada cliente”.

Héctor Lomelí

 

 

 

Conoce “La Empanadeta”

 

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