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Conjeturas

 

Más allá de estar 100 por ciento a favor de las ideas, proyectos y banderas que enarbola el presidente de México o, por el contrario, estar en contra, lo que la gente debe analizar es que lo que ha pasado en este sexenio, que está ya en su recta final, para bien o para mal, no tiene marcha atrás. Quizá haya cosas positivas, pero también hay muchas negativas. Lo importante, es analizar qué se quiere para el futuro inmediano, mediano y de largo plazo. Por eso, es de vital importancia que se analicen las propuestas (si es que las hay, más allá de las mismas cantaletas replicadas del presidente) de quienes apuestan por seguir en el camino de la 4T y de los que están en el frente opositor. Así es que la exigencia de la ciudadanía, más allá de aplaudir en cada evento proselitista, recibir dádivas y dedicarse a despotricar en redes sociales, debería centrarse en reclamar que las campañas de cara al proceso electoral, tanto federal como local, en el caso de Quintana Roo, sean de altura, que los aspirantes a cargos de elección popular, llámense presidenta de México, alcaldes, diputados y senadores, realmente digan qué piensan hacer y sobre todo el cómo, en caso de ser favorecidos por el voto ciudadano. Porque es muy fácil prometer que harán mil maravillas, pero el cómo, con qué mecanismos y recursos, es otro boleto.

Por ejemplo, los que buscan llegar a diputados federales, en el caso de los de Morena, simplemente su bandera se resume a que necesitan la mayoría para poder dar banderazo a todo lo que Obrador le está dejando como camino trazado a Claudia Sheinbaum, con reformas constitucionales que necesitan para seguir con sus políticas populistas… ¿Realmente a eso se resume su aspiración? ¿Es para todo lo que les alcanza su capacidad política? Esperemos que en estas próximas semanas los debates y actos proselitistas arrojen luz sobre algo más interesante que abone al futuro de nuestro país y nuestro estado. Y sobre todo que la gente evalúe los pros y contras de votar por tal o cual candidato, porque está en juego el futuro inmediato no sólo de los millones de mexicanos en el presente, sino, y sobre todo, el futuro de las nuevas generaciones, quienes heredarán los resultados de todo lo que ahora se está aprobando o retrocediendo…

Tres meses bastaron al Tren Maya para que tuviera su primer descarrilamiento; esta vez, afortunadamente, sin víctimas que lamentar. Esperamos que la empresa operadora de este que es el proyecto insignia del mandatario federal se tome más en serio las medidas de seguridad, porque está en juego la vida de las personas, muchos millones de pesos invertidos y sobre todo, está la sombra del impacto al medio ambiente y las huellas de presunta corrupción a gran escala, para echar a andar el tren justo antes de que concluyera esta administración y sirviera como bandera electorera.  

Nelly García
  • Carta de la Editora
  • ngarcia@latitud21.com.mx
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