Revista Latitud 21

De la naturaleza a tu cuerpo

Con dos años en el mercado, Plantitud es una empresa 100% cancunense que se ha colocado en el gusto de muchas personas por su vocación totalmente natural

El “gusanito” de los negocios, una nueva etapa en su vida con el crecimiento de sus hijos y su amor por lo natural llevó a Verónica López a iniciar la aventura de una microempresa. Hoy forma parte de esa nueva generación de mujeres emprendedoras que generan recursos con algo que les apasiona; en este caso a través de productos cosméticos.

Explica que hace unos cuatro años sus condiciones de vida cambiaron y sintió la cosquilla de emprender algo, así que dejó su antigua ocupación en la venta de tiempos compartidos. “Mis hijos terminaron la universidad y entonces ya no tenía necesidad de un ingreso alto como cuando había más gastos. Siempre quise emprender un negocio propio, así que me pareció el momento justo”, comentó.

Además, conoció a mujeres apicultoras en Felipe Carrillo Puerto y eso la inspiró. De hecho, a raíz de eso ingresó en la Fundación Melipona, donde tuvo mayor conocimiento sobre esta especie de abeja, la riqueza de su miel y el peligro de extinción que enfrenta por diversos motivos. “Conocí aspectos muy interesantes, como que sus nidos o jobones tienen forma de cápsulas con figura de pirámides, por ejemplo. Su miel es muy benéfica para los ojos, gastritis, heridas abiertas y otras muchas cosas; por eso me dio tristeza que estaba en peligro por la devastación de sus hábitats, y porque muy poca gente la conoce ”.

PRODUCTOS AMIGABLES

Plantitud conjunta dos cosas: por un lado, ofrecer productos naturales para el cuidado de la piel (todo de herbolaria sin químicos sintéticos) y el interés de rescatar la abeja melipona de la región, que está en peligro de extinción. “Quiero hacer un producto que identifique a Quintana Roo”, dijo.

También promueve aspectos como reducir el desperdicio, reusar envases de plástico y usar aluminio en vez de plástico.

La variedad de sus productos incluyen: para limpieza, tónicos, cremas para rostro y cuerpo, exfoliantes, jabones de glicerina y champú sólido para cabello y cuerpo, y, por supuesto, la miel de abeja melipona en sí.

PREPARACIÓN CON EXPERTOS

Coincidió que cuando estaba pensando qué hacer viajó a Grecia, a Mykonos y las islas Santorini, donde se dio cuenta que venden cremas de vino tinto, y eso la ayudó a definir el rumbo de su negocio basado en algo regional.

A partir de ahí vendría la fase de preparación: tomó cursos sobre cosmética natural en España con un grupo vía remota, donde le enseñaron que la herbolaria es indispensable para productos naturales. “Así logré mi certificación, luego tomé otro curso en Argentina sobre manejo de la piel y finalmente un curso presencial en México que me dio la certificación definitiva hace dos años, para entonces empezar a elaborar mis productos”. 

Además de los cursos se asesoró con una química bióloga, quien le dio todas las instrucciones sobre cómo instalar adecuadamente un laboratorio e hizo las revisiones necesarias para que Verónica pudiera tener la certificación de la Comisión Federal para la Protección de Riesgos Sanitarios (Cofepris). “Ella es asesora externa de Johnson & Johnson y me orientó sobre cómo ir creciendo de forma ordenada, y que aunque sea un negocio pequeño se requieren procedimientos y aspectos básicos, como el uso de guantes, cubrebocas, limpieza, etcétera.

TODO NATURAL

Los ingredientes que utiliza para elaborar sus productos son ácido hialurónico de bajo y medio peso molecular (es como el colágeno), baba de caracol, plata coloidal, mantecas vegetales orgánicas como karité y mango; aceites vegetales orgánicos como almendras dulces, rosa mosqueta; agua pura de manantial e infusiones como la de rosa de castilla, caléndula y romero. “Uso las hierbas como tal, no el extracto, para obtener todos sus beneficios”, refiere.

En cuanto a la variedad de productos, los clasifica por tipos de pieles; “más que por la edad de la persona, por el estado de su piel”. Tiene para juventud, plenitud, actitud, exclusiva para manchas y para caballeros. En cada una utiliza activos diferentes, según la necesidad de cada piel.

Por ejemplo, para pieles maduras agrega coenzima Q10, jalea real y extracto de células madre de perlas.

MUCHOS BENEFICIOS

“Recomiendo usar este tipo de productos porque, por si no lo saben, cerca de 90% de lo que nos untemos va a formar parte del torrente sanguíneo”, dice Verónica. Por eso, agrega, todo lo que contienen sus cremas se podría comer, porque no tiene químicos sintéticos. Incluso el conservador que usa, a base de rábano, está aceptado por la Ecocert (una organización europea que promueve productos sustentables). 

“Cuando te pones mis productos la piel los reconoce, los absorbe, no se quedan encima. Son productos hechos con amor, no en serie”.

Todos son con factor de protección solar +40, con un filtro adecuado para todo tipo de piel, muy necesario en esta zona del país con alta radiación solar.

Por eso, reitera, “tomé el curso de herbolaria dirigido a la cosmética, para extraer lo mejor de la naturaleza y aplicarlo a nuestro cuerpo y rostro. Las cremas en particular no son grasosas, pues son una combinación de crema con gel de sábila, lo que las hace muy ligeras”.

MUY BUENA RESPUESTA

Algo que ha motivado a Verónica a continuar en este camino es que la respuesta de la gente es muy buena. “Ha sido maravillosa, voy a los bazares y la gente que lo prueba siempre regresa”.

Su método de venta es en bazares, en tiendas locales y a través de redes sociales (Facebook e Instagram). De hecho, presume que le han hecho pedidos desde la Ciudad de México, Mérida, Monterrey, Chiapas y Tijuana. Es gente que consume y que compra los productos para vender también.

Pronto espera tener un punto de venta en Plaza Las Américas, en un local tipo bazar enfocado precisamente a cosas naturales, como sus cremas y jabones.

Por ahora, con ella y una persona que le ayuda basta para producir todo lo que vende; una persona más hace entregas a domicilio.

Recientemente pactó la venta para un hotel de Tulum,  en donde entrega de 300 a 500 piezas a la semana; las distribuye en bolsas kraft, en presentación de 45 gramos.

Para sus otras ventas elabora aproximadamente cien piezas al mes de cada producto.

También ya incluye una pasta de dientes sólida, con carbón activado, que promete un mayor blanqueamiento. 

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