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De taxistas y males mayores

Tenemos un problema grave en nuestro destino turístico: el transporte (Sindicato de Taxistas).

En Cozumel, Playa del Carmen, Tulum y Cancún, como ciudades principales en nuestro estado, que vive principalmente de las visitas, solicitar un taxi se traduce en recibir un pésimo servicio. Discutir el precio de forma comparativa a otros lugares turísticos es infructuoso, pero si podemos centrarnos en el servicio, todos en algún momento hemos oído o experimentado historias de terror por el taxi sucio, el maltrato del chofer o cobros tipo extorsión. Paro aquí, pero no voy a dejar de mencionar también el ofrecimiento de drogas, prostitutas y otros males.

En el aeropuerto todos nosotros hemos sido acosados por los vendedores de servicios de taxi, una pésima imagen a tu primera impresión. Nos hemos sentido hasta abrumados por la insistencia.

Los taxistas y sus líderes han afrontado de la peor manera posible la entrada de plataformas de contratación de servicios de transporte privado. ¿Por qué en lugar de atacar a otros prestadores de servicio no se pusieron a trabajar en lograr un servicio de primera? Me consta los intentos de algunos con el taxi naranja o rosa, pero fueron intentos infructuosos o sin seguimiento. Si el Sindicato de Taxistas ocupara parte del dinero que recauda en crear una plataforma confiable, en generar controles para sus usuarios, establecer estándares en las unidades, la realidad sería muy distinta. Todo ese potencial, fuerza y dinero ¿en qué es usado?.  Con los recursos que tienen podrían hacer las cosas tan bien, que Uber o cualquier otra plataforma les debería dar risa como competencia.

Pero su forma de “trabajar” con la situación, es golpear a la competencia, generar presión política, forzar a nosotros los usuarios a aceptarlos, porque no han tenido la visión de simplemente mejorar para competir. No tienen que crear o inventar nada, únicamente mejorar su servicio, ofrecer precios acordes a la distancia, capacitar a los choferes y tener sus unidades en las mejores condiciones.

¿Difícil? No lo creo, sólo falta de voluntad de sus líderes, invertir el dinero de manera asertiva para mejorar su producto; en lugar de pagar campañas políticas, comprar conciencias o mantener corruptos.

La mayoría de los choferes están ansiosos de un cambio, lograr que su trabajo sea remunerado y compensado de manera acorde, reducir pagos al sindicato, creando productos más eficientes en tema de seguros, apoyos y jubilaciones.

¿Por qué no lo han logrado? Este sector es el reflejo de nuestro país, atrapado en intereses particulares y egoístas, que limitan la creación de valor común.

No tengamos miedo a los cambios de esquemas; aprendamos de las nuevas empresas y mejoremos las nuestras. En fin, espero que alguien por ahí decida invertir en lugar de golpear.

 

Inna German Gómez
  • Mirada empresarial
  • Empresaria
  • @Innagg
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