Recientemente leí el libro de Cristina Rivera Garza, “El invencible verano de Liliana”, ganadora de un premio Pullitzer, lo cual me dio un tremendo orgullo ajeno. El libro me movió, me hizo llorar y me recordó la realidad que viven millones de mujeres en el mundo.
Este libro habla de épocas y lugares cercanos, vivencias tan parecidas a las que yo viví en mis años de universidad. Lejos de tu familia en una ciudad inmensa; claro, con grandes privilegios comparativamente, pero a la vez con pensamientos tan símiles. Un mundo en donde las mujeres éramos tan vulnerables. ¿Éramos?, más bien seguimos siendo vulnerables.
Quiero pensar que el lenguaje y la educación que señala los tipos de comportamientos negativos o tóxicos dentro de las relaciones acciona en las mujeres de esta generación reacciones que las ayudan a rodearse de grupos de apoyo con amigos, familiares o incluso asociaciones. Que nuestra sociedad ha evolucionado permitiendo abordar estos temas con apertura, logrando empatía, empujando a las mujeres a identificar situaciones de riesgo dentro de sus relaciones. Pero ¿y entonces? ¿Cómo es que en México mueren 10 mujeres diariamente a manos de sus parejas o de hombres cercanos? ¿Cómo alguien que dice amarte puede terminar con tu vida? ¡Por favor que alguien me explique! ¿Algún hombre con rabia y enojo puede subirse al estrado y explicarnos su justificación para matar a su pareja?, ¿Nos puede evidenciar la trasgresión realizada por su novia, esposa, amiga, sobrina o hija que amerite la pena de muerte? ¿Su decisión como juez y verdugo de terminar con la vida de alguien a quien supuestamente debía cuidar?
Siento que es real el hecho de que siempre acaban responsabilizando a las muertas por sus asesinatos, esa frase tan mexicana de: ‘Culpen al muerto’. Las decisiones que tomamos como mujeres son las causantes de eso: ¿Que si no debía salir de noche?, ¿Que si debía escoger mejor pareja?, ¿Se portaba mal y su papá tenía que disciplinarla?, ¿Andaba en malas compañías? Pero la realidad es otra, y muy pero muy simple, hay hombres con grandes carencias emocionales y sociales, hombres apoyados por las costumbres sociales que desean controlar, poseer o retener. El día que entendamos que debemos castigar al asesino, al violador, al golpeador…. el día que como país logremos eliminar la impunidad, entonces realmente habremos evolucionado.
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