Revista Latitud 21

Icaza, cocina de herencia

El apellido Icaza es sinónimo de esfuerzo y sabores de familia, que en Cancún se reflejan en dos restaurantes, un mercado con productos locales y servicio de catering con más de 30 años de respaldo

Con la experiencia adquirida durante muchos años dando servicio al comedor industrial de General Motors en Silao, Guanajuato, para más de tres mil empleados, Mónica Icaza Herrejón se inició en el servicio de catering para eventos sociales; eso fue a mediados de los 80. Sin embargo, como a muchos, el crecimiento y potencial del Caribe Mexicano la atrajo, con el ánimo de hacer negocios.

Llegó a Cancún en 2001 y de inmediato inició con un lugar para eventos en las ruinas El Rey y una fábrica de salsas; funcionaron muy bien durante algunos años, hasta que llegó el huracán “Wilma” y lo devastó todo; entonces hizo maletas y se fue a Puerto Vallarta. Volvió en 2015 y desde entonces ha buscado varias maneras de emprender.

Oportunidades contra viento y marea

En mayo de 2019 abrió el restaurante Icaza Cocina de Herencia, en la avenida Huayacán (calle Orquídeas) y una segunda sucursal, la inauguraron justo durante la pandemia el año pasado, en junio, en la avenida Tulum, muy cerca del hotel Wyndham.

Pero además, fiel al ánimo emprendedor de Mónica, justo como respuesta a la necesidad de hacer algo para reactivarse ante el impacto de la crisis de 2020 por el Covid-19, el 15 de junio el grupo se extendió con otro negocio: Mercado Icaza, en la calle Álamos, también en los alrededores de la Huayacán; se trata de un espacio para productores locales, donde se puede encontrar desde frutas y verduras, hasta tortillas hechas a mano, lácteos, jocoque, salsas, mermeladas, conservas, aderezos, productos veganos, orgánicos y keto; botanas, pan, galletas y comida preparada para llevar a casa hecha por gente de Cancún de muy buena calidad.

La variedad es muy grande, pues dan espacio a 83 productores. “Desde que abrimos ha tenido muy buena respuesta, es un negocio pensado en promover la economía de todos, porque estábamos preocupados por no estar generando; empezamos a convocar a quien quisiera llevar sus productos a consignación, renté un espacio y lo acondicionamos”, comenta Mónica.

Al frente de un gran equipo

En este esfuerzo, la empresaria está acompañada de sus tres hijas: Mónica, de 30 años; Valentina, de 24 y Sofía, de 29, quienes se encargan de toda la operación de los restaurantes. 

“Son muy guerreras las tres, todas están muy involucradas en el negocio”, dice orgullosa.

Entre las cuatro mujeres coordinan a los 56 colaboradores fijos. “Nos sentimos muy orgullosas, porque durante los meses más difíciles no despedimos a ningún empleado, a pesar de que el restaurante de la Huayacán no tenía ni un año operando, lo que había generado lo repartimos entre todos para que cada quien tuviera algo y aguantara hasta donde pudiéramos y así lo manejamos, pero todos recuperaron su empleo, tenemos un equipo de personal increíble”, destaca Mónica.

Explica que el 80% del personal son estudiantes de gastronomía, quienes han ido a hacer sus prácticas porque tienen convenio con dos escuelas de Gastronomía, y debido a que ven que hay un excelente ambiente de trabajo, se quedan. 

Opciones de servicio

En la Huayacán únicamente ofrecen desayunos, están abiertos de 8 a 15 horas, mientras que en la Tulum tienen servicio de desayuno, comida y cena; abren de 7:30 a 22:30 horas.

Destaca que el menú es con recetas familiares que han ido pasando de generación en generación.

Explica que, aunque con todos los protocolos y respeto de los aforos permitidos, tienen muy buena afluencia; incluso, en fin de semana reciben en promedio a 200 personas en la Huayacán, sobre todo porque es un espacio tipo hacienda, un área abierta, así que cabe mucha gente y pueden respetar la sana distancia.

En el caso del de la Tulum, también habilitaron una terraza totalmente abierta. 

En el caso del catering y servicio para reuniones, abarcan desde dos personas, hasta empresariales de dos mil personas.

Sin embargo, reconoce que por ahora los eventos masivos disminuyeron, pero en promedio están cubriendo cinco eventos por mes, en locaciones que los clientes pidan. “El servicio incluye todo, desde montaje de sillas, mesas, mantelería, cristalería, coordinación, comida y la producción del evento; nos adaptamos a como el cliente lo pida, pero podemos encargarnos incluso hasta de las invitaciones, música, todo, o solo la comida”. 

Esfuerzo y actitud

Mónica lamenta que hasta ahora vea apoyos nulos por parte del gobierno; por el contrario, destaca que la economía se está reactivando rápidamente gracias a la iniciativa privada.

En lo particular, recuerda, durante la pandemia estuvieron preocupadas, sin hacer nada, confinados al 100%; pero después de dos meses, a finales de abril, empezaron a moverse para montar el mercado.  

“Sí estuvimos con miedo, pero con mucha esperanza; para mi grata sorpresa, nunca me imaginé que la economía se iba a mover así, veía un panorama más preocupante de lo que estamos viviendo”, dijo.

Subraya que algo que le impresionó mucho y como mujer le hace sentir muy orgullosa, es que quienes llegaron ante la convocatoria para el mercado, 95% fueron mujeres; “que empezaron a hacer tortillas, pasteles, postres, salsas, aderezos, de todo, muchas mujeres saliendo adelante, más que lamentarse, vieron la manera de generar ingresos y eso es digno de aplaudir”. 

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Orgullo

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