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Intereses particulares sobre el bien común

 

CCuando pesan más la cerrazón y las pretensiones de imponer la razón personal, aunque los argumentos no sean muy convincentes, y peor aún, aunque las leyes y el criterio lógico digan lo contrario, los resultados son nefastos, y para muestra, las recurrentes agresiones de taxistas que en Cancún siguen contra operadores de la plataforma Uber; ¿no quedaba claro con las reformas a la Ley de Movilidad que este servicio de transporte contratado a través de plataformas digitales estaba permitido? ¿No habían dicho las autoridades que era un gran paso para la armonía y la paz, y sobre todo, para el bien común y la buena imagen de los destinos de Quintana Roo?

Pues no, al parecer, no. Y lo peor, es que, como siempre, los perjudicados somos todos los usuarios, locales y turistas, porque si bien los que se aterrorizan al ser testigos y afectados directos de estas agresiones son los visitantes, la realidad es que todos los cancunenses, los quintanarroenses, todas las personas que vivimos aquí, quienes dependemos de la actividad turística y todos los servicios que de ella derivan, también pagamos los platos rotos. Esperemos, confiamos y pedimos, que la autoridad competente realmente haga algo, que ponga un freno, que haga valer la ley y que de una vez por todas quede claro que nunca, los intereses particulares pueden estar por encima del bien común. O entonces, ¿de qué bienestar hablamos?

Por lo pronto, esperemos que los resultados turísticos que arroje el final de la temporada de verano sean alentadores, que sea antesala de un verano positivo. Hagamos todos, cada quien, desde nuestras trincheras, el esfuerzo que nos corresponde. Se trata de que todos los sectores abonemos a que nuestro principal motor económico siga viento en popa. Sobre todo, porque cifras recientes dadas a conocer por varios organismos en la materia, han alertado por la desaceleración de la llegada de visitantes extranjeros a los destinos de Quintana Roo. Sin duda, esto es consecuencia de muchos factores: promoción insuficiente, hechos de violencia, economía global y, por supuesto, situaciones como las agresiones de los taxistas.

Al final, todo suma o todo resta; depende de nosotros hacer que sean más sumas que restas, para que el balance sea positivo. Tenemos que actuar de manera civilizada, organizada, trabajar coordinadamente para que los resultados de este esfuerzo colectivo se reflejen en el bolsillo de todas las familias. Por el bien de todos, hacemos votos porque así sea. 

Nelly García
  • Carta de la Editora
  • ngarcia@latitud21.com.mx
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