Revista Latitud 21

Irma Alviso, Albatros

Desde su oficina con vista al mar, Irma Alviso supervisa las actividades del día para la empresa Albatros, dedicada a la renta de embarcaciones de lujo, y a la que pertenece desde hace ocho años.

Su sonrisa fresca y trato cordial han sido su mejor tarjeta de presentación como directora de ventas, actitudes que le valieron ser el Alma del Negocio de la empresa que vio crecer y se convirtió en parte importante de su vida.

“Cuando llegué invitada por el director Manuel Linss, Albatros tenía seis meses de haber iniciado operaciones. Confiaron en mi trabajo y yo en ellos; fue una bendición porque la empresa pertenece a una familia cancunense con mucho amor hacia Cancún, excelente trato y reconocimiento para sus colaboradores. En lo particular me permitieron desarrollarme y crecer junto con la empresa, a la que siento como un hogar”, comenta.

El primer encuentro de Irma con Cancún fue en 1988 cuando decidió visitar a sus padres, quienes ya residían en el “paraíso”. “En ese entonces yo seguía viviendo en mi ciudad natal, Monclova, Coahuila; viajé a Cancún y como les pasa a muchas personas decidí quedarme en este lugar maravilloso donde formé una familia; mi hija es 100% cancunense porque aquí nació”, agrega.

Pese a su familiaridad con el desierto coahuilense, Irma se enamoró rápidamente del mar y todas sus actividades. Antes de ser parte de la familia Albatros laboró para la empresa Aqua World y Blue Water, actualmente Aqua Tours.

“Esas experiencias me ayudaron a abrirme paso y dedicarme a las ventas en Albatros. En estos años he aprendido muchas cosas, entre ellas que a todas las personas que nos rodean hay que tratarlas como si fueran nuestros clientes, en el sentido de que siempre les damos lo mejor, así debe ser con nuestros familiares y colaborados en todos los aspectos. Albatros me  enseñó a sacar lo mejor de mí, a ser más humana y más justa”.  (Ángela Paredes)

 

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