Porque la 13va Conferencia de las Partes del Convenio de la Diversidad Biológica (mejor conocida como COP 13), es nada más y nada menos que uno de los eventos más importantes del año a nivel mundial en esta materia.
Demos un paso atrás. A partir de la Cumbre de Río de 1992, en uno de los eventos más importantes de sustentabilidad a nivel global, se evidenció que uno de los factores que más amenazaban nuestra economía en el largo plazo era la pérdida de la biodiversidad, por ello un grupo de países decidió establecer acciones para su conservación a través de la publicación y la firma del Convenio de la Diversidad Biológica (CDB), que al día de hoy ha sido signado por 168 países, incluido México.
Además, nuestro país es considerado uno de los 12 países megadiversos, que concentran más del 70% de las especies en el planeta; por ello, y por ser parte del CDB, México tiene la enorme responsabilidad de dar cumplimiento a una serie de metas que permitan avanzar en el desarrollo económico, pero considerando la diversidad biológica como un importante activo al que hay que mantener. Cada dos años los países firmantes del Convenio (las Partes) se reúnen para tomar decisiones importantes que permitan lograr estos objetivos, y hoy somos la sede.
El compromiso de México ante sus similares es, entre otros, trabajar para que la conservación y el uso sustentable de la biodiversidad se integren a los planes sectoriales e intersectoriales. Vaya tema, considerando que nuestro país ha perdido más del 50% de sus ecosistemas originarios, principalmente por el cambio de uso de suelo que generan las actividades agrícolas, ganaderas, industriales y urbanas, entre otras.
La COP 13 en Cancún tiene cuatro temas prioritarios: agricultura, desarrollo forestal, pesquerías y turismo, y es este último en el que todos los que trabajamos en o para esta noble actividad debemos estar pendientes.
¿Por qué? No solo porque los ojos del mundo de la conservación se posarán del 1 al 17 de diciembre en los destinos de Quintana Roo, y habrá miles de reflexiones (esperemos que no todas de fuera) de lo que hemos hecho o dejado de hacer en temas de biodiversidad, sino que también el mundo espera que el principal destino de turismo de Latinoamérica, su gobierno, sus empresas, sus organizaciones y su sociedad civil hagan un planteamiento inteligente acerca del rumbo que quieren darle a esta actividad en el futuro.
La gran pregunta es: ¿Estamos preparados para generar una posición conjunta a favor de un desarrollo sustentable del turismo? ¿O seguiremos con posiciones encontradas sobre la eterna lucha entre el crecimiento y la conservación?
Solo el tiempo, más de ocho mil especialistas en el sitio y cientos de miles más en otras partes del mundo nos lo dirán… Hay mucho que hacer, así que a trabajar.