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Mesa servida, pero sin comida

 

La estrategia “Vive Saludable, Vive Feliz” que inicia este mes en México es una apuesta ambiciosa de la Secretaría de Educación Pública (SEP) para fomentar hábitos saludables en la infancia. Con brigadas interdisciplinarias y un censo de salud en primarias públicas, el programa busca erradicar la malnutrición y mejorar el bienestar de los niños. Sin embargo, la experiencia de los últimos años demuestra que la información no es suficiente. Se requieren condiciones reales para que las familias puedan elegir opciones saludables.

A casi cinco años de la implementación de la Norma de Etiquetado NOM-051, la obesidad infantil sigue siendo un problema grave en México. Prohibir personajes en empaques o restringir la venta de comida chatarra dentro de las escuelas no ha bastado para cambiar la realidad: si el agua potable no está garantizada y los alimentos frescos son inaccesibles, las alternativas más baratas seguirán siendo las ultraprocesadas.

El sector privado ha encontrado maneras de adaptarse. Reformularon productos, redujeron azúcares y sodio, y devolvieron a sus personajes icónicos a los empaques. Pero el verdadero desafío no es la mercadotecnia, sino la disponibilidad de opciones saludables. Más que imponer prohibiciones, urge una inversión real en infraestructura alimentaria. En países con mejores indicadores nutricionales, los comedores escolares son una herramienta clave. En México, muchas escuelas públicas ni siquiera cuentan con bebederos funcionales.

Las empresas tienen una responsabilidad en la salud infantil, pero también el Estado debe garantizar que las familias tengan acceso a alimentos frescos y nutritivos. En lugar de solo censar peso y talla, podrían empezar por asegurar que en cada primaria haya una opción de comida sana y accesible. Solo así se podrá romper el círculo vicioso de la malnutrición infantil. Veremos….

Y mientras en México discutimos etiquetas y prohibiciones, en Estados Unidos Donald Trump vuelve a poner en jaque la economía mexicana con los aranceles que comenzarán a aplicarse este mes. La incertidumbre económica que esto genera impacta directamente en la industria y en la inversión. En estados como Quintana Roo, donde la dependencia del turismo y las importaciones es alta, es imprescindible fortalecer la economía interna y fomentar la competitividad.

Regresar a la discusión sobre barreras comerciales nos recuerda la urgencia de diversificar mercados y fortalecer la producción local. Al final, ya sea en temas de nutrición o economía, la solución no está en las prohibiciones o restricciones, sino en generar condiciones para mejores elecciones. En todos los sentidos, la mesa está servida, pero sin comida.    

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