Revista Latitud 21

Nah Alom, arte sustentable

Nah Alom es la propuesta de una joven emprendedora que reúne y promueve productos hechos por manos de talentosos mexicanos

Contribuir a que fructifique el esfuerzo y oficio de familias de artesanos y comunidades trabajadoras a fin de mantener su sustento económico, es uno de los pilares de Nah Alom, un emprendimiento de Julieta Rivera, que busca destacar el talento mexicano a través de una gran variedad de accesorios que evocan nuestras raíces y cultura.

Con casi tres años en Cancún, llegó al Caribe Mexicano para darle un giro a su vida profesional, que se había enfocado en trabajar para corporativos. “Yo quería definir qué hacer por mi cuenta”, recuerda.

Su idea original era recorrer diferentes ciudades del país, pueblos y comunidades para hacer una selección de productos para promover. Sin embargo, llegó la pandemia y tuvo que improvisar, así que empezó todo en línea, haciendo cotizaciones y pidiendo muestras, hasta que inició formalmente en septiembre de 2020, con un amplio catálogo.

El concepto de Nah Alom -que significa casa de la creación-, es difundir el trabajo de artesanos a través de productos sustentables y fomentar el comercio justo.

Algunos accesorios los hace la propia Julieta, como joyería y pintura a mano; otros los manda a hacer a Oaxaca, Chiapas, Campeche, Puebla y Guadalajara.

Sello sustentable y de calidad

“Es moda sustentable, cosas duraderas, que no tienes que reemplazar a corto plazo y que en tu vida cotidiana usas mucho, como bolsas, abanicos, sombreros, manteles, correas para bolsas, cámaras o mascotas”, comenta.

Se distinguen porque son todos de calidad, veganos, elaborados con productos naturales. No usa plástico ni piel y, sobre todo, ninguna maquila ni máquina emisora de CO2; todo se hace a mano, uno por uno.

A Campeche, manda a hacer productos con palma jipijapa, que se tejen dentro de cuevas porque eso facilita el enhebre de la palma, y se usan tintes naturales. Hacen bolsas, sombreros y abanicos con esa palma que es muy fina y que se va quitando capa tras capa, hasta que llegan a la fibra muy fina y es la que se entinta y se teje.

En Chiapas le elaboran correas tejidas a mano para bolsa o cámara; mantelería, caminos de mesa, portavasos, fundas para cojín, todo para el hogar, 100% algodón con telar de pedales, además de accesorios para sombreros tipo crochet y bolsas como las colombianas Wayuu, en versión mexicana.

Con la técnica de telar de cintura, artesanos de Oaxaca le elaboran cosmetiqueras y en Puebla, con dibujos bordados a mano de Tenango.

Abriendo mercado

Empezó haciendo presencia, conociendo el mercado, a fin de que cuando las condiciones sanitarias lo permitan, “ya haya recorrida cierta parte del camino”.

También lleva los productos al bazar Local Market, en Cancún, cada fin de mes. Lo demás, ha sido promoción y venta a través de redes sociales y contactando boutiques.

El esfuerzo le ha dado resultados, pues ya es mayorista en algunos negocios de la Riviera Maya e incluso tiene envíos fijos por mayoreo a una tienda en Carolina del Norte y eventualmente a Uruguay. “Tristemente me he dado cuenta que aquí en el estado no les importa mucho lo artesanal”, dijo.

A Estados Unidos envía correas para perro y sombreros de gamuza.

En el caso de la Riviera Maya, Puerto Aventuras y Tulum, así como en Costa Mujeres, le piden productos de jipijapa.

Comenta que empezó con muy poca inversión, todo sobre pedido y con el tiempo, los recursos que ha obtenido los ha reinvertido. “Empecé a comprar lo que más gustaba, lo 1ue más me pedían, estoy en etapa de crecimiento, pero sí 100% dedicada a esto”, comenta.

Julieta expresa que lo más difícil hasta ahora ha sido enfrentarse a que la gente al principio, si no es de marca no le da el valor ni el sentido de comercio justo, así que ella tiene que explicarles todo el trabajo que hay detrás, inculcarles esa conciencia y es entonces cuando comprenden el precio.

Lo más satisfactorio, dice “es ir generando ingresos en estas familias, personas, artesanos que se dedican 100% a su proyecto, además de empezar a conocer otras personas que están en la misma sintonía de promover lo mexicano, lo artesanal y el consumo local”.

Precios variados

Señala que los más baratos son los accesorios de joyería; por ejemplo, todo lo que le envían de Guadalajara, aretes en cristales y pulsares con figuras emblemáticas del país, como la Virgen de Guadalupe y Frida Kahlo; eso en promedio ronda los 80 pesos.

Y lo más caro, señala, son las bolsas jipijapa de Campeche y las chiapanecas tipo Wayuu, pero en realidad, asegura, nada supera los mil pesos. “Y lo vale por todo el trabajo artesanal, la calidad y durabilidad de cada pieza”, destaca.

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Facebook e Instagram

@nahalom.mx

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“Son creaciones de autor, todo hecho con el corazón, con pasión, por artesanos mexicanos y sin ninguna maquinaria o emisión contaminante; promovemos el comercio justo y de calidad”.

Julieta Rivera

Variedad

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