Cuando empecé este artículo tenía varios temas en la mente. Sin embargo, muchos de ellos ya los sabemos, errores cometidos en la dirección y rumbo de nuestro país por nuestros funcionarios públicos en materia de seguridad, finanzas, salud… todos vemos el caos y ni Chespirito nos podrá ayudar.
Tuve que ir en lo personal a hacer un trámite a una dependencia gubernamental, y para mi sorpresa, el que me atendió, una sonriente jovencita de unos veintitantos años hizo lo posible por resolver el tema. Siguió el incongruente proceso establecido y resolvió la situación con puras ganas y sin recursos. Así que esto me llevó a preguntarme: ¿Qué estará mal, el sistema o las personas?
Platiqué con ella y estaba convencida de que podía cambiar las cosas y que además había personas que pensaban como ella; lo malo era que no tenían recursos, cosas tan simples como unas sillas cómodas, computadoras en buen estado, un aire acondicionado que no goteara y dejará de servir a las pocas horas, escritorios que no estuvieran a punto de caerse. En fin, todos hemos estado o visitado dependencias de gobierno y sabemos las dolencias. Pero lo que más llamó mi atención es que mencionó que si de verdad todas las personas del departamento hicieran su trabajo, todos los casos quedarían resueltos al día; ya que algunos de sus compañeros, sobre todo los más antiguos ya no hacían nada y eso atrasaba todo. ¡Y no solo eso!, la regañaban por ser eficiente porque ponía en evidencia su ineficiencia.
Así que pensé que a lo mejor esos que llevaban ya tiempo habían llegado con el entusiasmo de querer servir y hacer cambios, pero el mismo sistema, el día a día de llegar a un lugar sucio, mal mantenido y con un ambiente hostil, los fue mermando hasta convertirlos en los burócratas que son ahora. Y ni hablemos de la corrupción, a pequeña o gran escala también se ha enquistado en el sistema burocrático de cualquier trámite. ¿Cómo salir de ese círculo? Lo único que se me ocurre pensar es que debemos cambiar primero nosotros como usuarios y exigir un poco más, generando iniciativas de cambio. Si los presupuestos de los municipios y estados contemplan mantenimiento y compra de mobiliario, ¿no podríamos preguntar de vez en vez qué han hecho con ese dinero? Para cambiar algo que lleva mucho tiempo mal, se necesita ver el problema inicialmente y aunque todos, y digo todos lo vemos, muchos cerramos los ojos y otros navegamos sobre la ola de la ineficiencia, es probable que la naturaleza de nuestros funcionarios empezó con la noble causa de realmente ayudar a la comunidad y de pronto fueron atrapados en el lado oscuro de la fuerza. ¿Qué necesitamos para cambiar esto? Creo que cambiando nuestra propia mentalidad para realmente generar acciones de liderazgo, aunque pequeñas, pueden lograr grandes cambios.

