Icono del sitio Revista Latitud 21

Trump y los desafíos para el turismo y la economía de México

 

El primer trimestre de este año plantea una fuerte reconfiguración de la política internacional, marcada por el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca para un segundo mandato. Con una administración que se perfila por retomar su agenda de mano dura en temas como comercio, migración y seguridad, el impacto de su gobierno será profundo en las relaciones entre Estados Unidos y México, especialmente en sectores clave como el turismo, la economía y la seguridad.

México, y particularmente el estado de Quintana Roo, se enfrenta a un panorama lleno de retos, pero también de oportunidades. El turismo, que es el motor de la economía de este destino, es uno de los sectores más vulnerables a las políticas migratorias y comerciales que Trump implementará. De igual forma, las expectativas sobre la evolución de la economía mexicana, de cara a los potenciales aumentos de aranceles y las fluctuaciones del dólar, pueden generar tanto tensiones como posibilidades de diversificación.

Las políticas proteccionistas y los constantes roces comerciales de la administración Trump, como la imposición de aranceles a productos mexicanos o las amenazas de cambiar las reglas del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), podrían generar un impacto negativo en la competitividad de México, especialmente en las industrias que dependen del comercio transfronterizo. Para las empresas mexicanas, los aranceles y la posible desestabilización de relaciones económicas podrían significar un aumento en costos, afectando la rentabilidad de los productos y, por ende, la competitividad en mercados internacionales.

Sin embargo, esta situación también obliga a repensar la economía mexicana, impulsando la diversificación y la inversión en sectores menos vulnerables a la volatilidad externa. El turismo, por ejemplo, es uno de los sectores que se podría fortalecer si se realizan esfuerzos por diversificar las fuentes de ingreso, atrayendo tanto a turistas internacionales como locales. Este cambio de enfoque también podría aliviar la presión de depender exclusivamente de la relación con Estados Unidos, el principal socio comercial de México.

Por otro lado, la reciente participación de México en la Feria Internacional de Turismo (FITUR) en Madrid mostró que hay un interés creciente en la diversificación del turismo mexicano. El país no solo está apostando por los destinos más conocidos, como Cancún, sino que también está buscando impulsar el turismo cultural, ecoturismo y turismo de aventura en otras regiones del país. Este tipo de apuestas estratégicas son fundamentales para mitigar los impactos que pueda generar la dependencia del turismo estadounidense.

Si bien Trump puede generar incertidumbre, también abre una ventana de oportunidad para fortalecer la economía mexicana mediante la diversificación. En este contexto, Quintana Roo debe apuntar a la sostenibilidad y la diversificación de su industria turística.   

Salir de la versión móvil