Revista Latitud 21

Gabriela Rodríguez Oficial Mayor del Ayuntamiento de Benito Juárez


Un mejor gobierno

El gobierno de la ciudad está mejor que nunca, sostiene la Oficial Mayor del Ayuntamiento, Gabriela Rodríguez, y asegura que hay soluciones a la vista para la problemática urbana

El Ayuntamiento de Benito Juárez, con una matrícula de seis mil 200 empleados y una población que crece a pasos agigantados hasta rondar en la actualidad el millón de habitantes, reconoce retos importantes para enfrentar problemáticas como la corrupción, la burocracia y el rezago de servicios, que a diferencia de la zona de playas enfrenta en mayor medida el área urbana del principal municipio generador de divisas turística del país.

Gabriela Rodríguez, Oficial Mayor de la Comuna, admite que hay espacio para el optimismo y que en los últimos dos años se reactivó la obra pública y la atención a zonas marginadas, pues asegura que Cancún debe ser un paraíso no solo para los turistas, sino también para sus habitantes.

¿Por qué tanta burocracia y tanto trámite? 

El gobierno de la ciudad está mejor que nunca. El Ayuntamiento atiende a la gente con más agilidad, hemos simplificado muchos trámites, pero estamos a medio camino. Es importante señalar lo que hicimos en capacitación: 11 mil 300 cursos en dos años. Eso quiere decir casi dos cursos por empleado, pero la cosa no es pareja, el personal que tiene contacto con la gente ha tomado tres, cuatro, cinco cursos. En resumen, mejores empleados y funcionarios al servicio de la gente. Pero no es suficiente, tenemos que mantener el ritmo.

¿Cuál sería el siguiente paso?

Son varios y son simultáneos. Por ejemplo, estamos convencidos que muchos trámites deben hacerse por Internet: permisos, licencias, pagos. Eso agiliza el proceso y ataca un problema medular, la corrupción. Pero la maquinaria es compleja, sin mencionar que cuesta mucho dinero, dinero que no tenemos, hay que diseñarlos, hay que implantarlos y hay que preparar al personal, que no siempre está familiarizado con sistemas electrónicos. Y estamos hablando de seis mil  y pico de trabajadores.

¿Una solución a largo plazo?

Yo diría una solución en marcha, en la cual está muy involucrado el presidente Paul Carrillo. Los problemas de Cancún no pueden esperar.

¿Cuáles serían los principales desafíos?

Aunque Cancún es una unidad, tengo una visión dual de la ciudad. Por un lado tenemos la Zona Hotelera. Tiene sus problemas propios, por ejemplo el caos que se genera en la zona de discotecas, o edificios en ruinas que hay que recuperar. Pero, en términos generales, funciona con mucha eficiencia: capta millones de turistas, ingresa miles de millones de dólares de divisas, es el principal generador de empleos, y es un gran producto turístico, que compite con éxito en el mercado internacional. Hay que incluir aquí al aeropuerto, también muy eficiente, el segundo del país en tráfico y el primero en conexiones. La otra cara de la moneda es la ciudad. Ahí es donde nos hemos quedado rezagados. La mayor parte de los recursos del Ayuntamiento se destinan a la prestación de servicios básicos, y sin embargo la calidad de vida de sus habitantes está por debajo de lo que deseamos. Rehabilitar la ciudad, ese es el gran desafío.

¿Por dónde empezar?

Hay muchos frentes, los que corresponden a una ciudad compleja, que ronda el millón de habitantes. En esta administración hemos avanzado mucho en pavimentación, en pozos de absorción, en espacios deportivos, y apretamos el ritmo en introducción de servicios, como agua y drenaje. Pero se han complicado otros temas, como el tráfico y, en algunas zonas, la seguridad. También tenemos un deterioro en el casco urbano de Cancún, lo que llamamos el centro histórico: muchos locales cerrados, espacios públicos deteriorados, poco atractivos. Otro gran pendiente es el bulevar Tajamar: tras esa millonaria inversión, es absurdo que la gente no lo pueda disfrutar a plenitud. Cancún tiene que ser un paraíso también para sus habitantes, no solo para los turistas.

¿Hay soluciones a la vista?

Sin duda. Los puentes sobre la laguna, que son necesarios y que urgen, facilitarán el flujo de trabajadores y turistas por igual. No hay que olvidar que cerca de 40 mil cancunenses laboran en la Zona Hotelera. Pero también es necesario un análisis científico de los flujos de tráfico en la ciudad. Zonas de estacionamiento, horarios de descarga, eliminación de topes excesivos, en fin, ajustes técnicos que pueden mejorar mucho la circulación. Reactivar el centro histórico, poner a punto Tajamar, tiene la misma visión: si queremos que lo visiten los turistas, primero hay que hacerlo atractivo para sus habitantes. Cancún para nosotros, esa debe ser la prioridad.

¿Eres optimista?

Hay espacio para el optimismo, pero quiero ser realista. Gracias al trabajo coordinado de un muy buen equipo, en estos dos años los avances son notables: se reactivó la obra pública, se atendieron las zonas marginadas, se manejó muy bien el problema de la deuda, se mejoró la seguridad. Las promesas de campaña no fueron promesas, hoy, en buena medida, son realidades, o están en camino de serlo. Sería vital mantener el impulso y redoblar el paso, darle continuidad a este buen gobierno. Cancún merece eso y más.

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