¿Se imaginan el Caribe mexicano sin playas? ¿Se imaginan querer comer una rica langosta local y ya no tenerla? ¿Salir a snorkelear o bucear y no observar vida marina? ¿O tener oleaje cada vez más fuerte debido a que perdemos nuestra protección costera?
Tal vez a muchos de ustedes no les pasa por la cabeza que esto pueda ser posible; sin embargo, desde junio de 2018 se ha registrado en la zona una enfermedad que es fulminante para los arrecifes y que pone en riesgo su supervivencia, y, por ende, su capacidad de brindarnos los servicios de los que hablo en el primer párrafo.
Esta enfermedad llamada Síndrome Blanco ha ocasionado en los últimos meses la pérdida de cobertura de coral en una proporción mayor a la que había sucedido en los últimos 40 años. Poco se sabe aún de esta enfermedad, pero lo que sí es un hecho es que se propaga de forma muy rápida y pone en riesgo a nuestro arrecifes, su vida marina y, por ende, la actividad económica del estado.
Una colonia de coral puede llegar a tardar cientos de años en crecer, y el síndrome puede acabar con ella en tan solo 40 días; por ello, investigadores, asociaciones civiles, universidades, gobiernos y sector privado se encuentran ya trabajando en estrategias para contener el problema, y para asegurar que el síndrome afecte lo menos posible a los arrecifes y, por supuesto, a nuestra economía.
Este tema es uno de esos que solamente podemos sortear si trabajamos a nivel destino conjuntamente, y eso es importante considerarlo porque la afectación de esta enfermedad no solo pega a los arrecifes sino que afecta a todos quienes trabajamos, vivimos y disfrutamos de este gran destino.
¿Qué pasa si no hacemos nada? Bueno, les comparto un dato: de acuerdo con Mark Spalding, en México el valor económico de los arrecifes suma cerca de tres mil millones de dólares por año, considerando en este valor tanto a aquel negocio directamente relacionado con su disfrute (snorkel, buceo) y lo que se llama valor adyacente. Si nuestro país genera 23 mil millones de dólares de derrama económica por turismo, esto significa que los arrecifes son responsables del 13% de esta derrama.
¿Se imaginan disminuir 13% la derrama económica en México? Las consecuencias para el país serían catastróficas, y a nivel destino estaríamos ante una de las mayores crisis económicas de las que hayamos tenido memoria.
Y ojo, no es una exageración, hay datos y cifras que así lo confirman; así que a trabajar todos por nuestros arrecifes, seguir recomendaciones de los expertos, no usar bloqueadores de ningún tipo; si visitan una colonia enferma eviten visitar otra para no transmitir la enfermedad; mejoremos la calidad de nuestras aguas, acerquémonos a los expertos para saber de qué otra forma colaborar.
¿Se acuerdan cómo nos hemos sentado a la mesa para buscar soluciones a las crisis de seguridad, de impactos de huracanes, de sargazo o de imagen? Bueno, es momento de hacer lo mismo en este tema.
Yo sí quiero un Caribe mexicano sano, exitoso turísticamente, con arrecifes saludables y con turismo en el largo plazo. ¿Y ustedes?