Me refiero a los asuntos que nos atañen como destino turístico, y no a la migración natural de seres humanos que de suyo es compleja y sin duda merecería una entrega dedicada y acuciosa.
Dicho esto quisiera entrar en materia de los constantes reclamos que como promotores de la actividad turística hemos hecho a lo largo de los años a muy diversas autoridades, especialmente federales, acerca de la necesidad de que como destino turístico ofrezcamos el mejor servicio y la mejor cara a todos los que nos visitan, empezando por el aeropuerto, la puerta de entrada a nuestra casa.
Repetidos son los foros, audiencias y escritos de diversa índole y desde múltiples escritorios y despachos para intentar convencer a nuestras distinguidas autoridades de que los departamentos de Migración y Aduana en nuestros aeropuertos, especialmente el de Cancún, requieren de mejoras y ser modernizados en todos sentidos, a efecto de ofrecer servicios de vanguardia, así como cálida y eficaz bienvenida a los millones de turistas que nos visitan y son fuente de significativas divisas para nuestro país.
Nuestras peticiones, sin embargo, no hacen eco en autoridad o interlocutor alguno, pues el tema de ineficiencia y lentitud, entre otros, continúa intacto, sin solución de fondo.
Lo de Aduana, sus efectivos y procedimientos, es toda una novela a la que prometo dedicarle una entrega especial próximamente.
Me refiero en este espacio al Instituto Nacional de Migración (INM), en el que cabe decir, el problema, a diferencia de Aduana, no es de actitud ni servicio, pues en el caso particular del aeropuerto de Cancún los agentes son amables, eficientes y en su mayoría bien capacitados, incluso bilingües muchos de ellos, es de insuficiencia de personal.
Si el Instituto dotara, como le hemos solicitado a través de diversos interlocutores, entre ellos la secretaria de Turismo y el propio secretario de Gobernación, entre otros, de personal suficiente y bien capacitado para ocupar todas las posiciones disponibles en el aeropuerto, los tiempos de espera, cuando menos en ese primer filtro, serían mucho más aceptables y la imagen de servicio y recepción de los turistas mucho más positiva.
Pero hemos equivocado el camino en nuestro eterno reclamo al solicitar simplemente que asignen más personal a la plaza en cuestión, en este caso Cancún. Actualmente hay 28 oficiales de Migración en cada una de las terminales del aeropuerto, con lo que el tiempo de espera en la fila para los turistas varía de los 40 hasta los 50 minutos en promedio en días y horas pico, y hay un caso documentado de hasta 70 minutos, situación atípica por la caída del sistema de Migración como caso aislado y poco común. Lo ideal sería contar con 40 elementos en cada terminal, pero de manera permanente, con lo cual nuestros turistas podrían pasar el filtro en solo 20 minutos promedio.
¿Por qué le digo a mis ocho lectores que hemos fallado en el reclamo?…
Porque lo que hay que solicitar es descentralización de las decisiones del INM, cuando menos en este asunto.
Si se asignara un presupuesto a cada plaza, acorde y proporcional a la dimensión e importancia del destino turístico, y si el delegado federal pudiera tener libertad y autonomía cuando menos en la contratación de su personal, el tema que no hemos resuelto en más de 20 años se concretaría en una semana.
Tenemos en Quintana Roo a un delegado de Migración dispuesto, eficaz, conocedor de la problemática y sobre todo comprometido, y si tuviera en sus manos la contratación del personal que hace falta lo resolvería de inmediato y el cambio en el aeropuerto sería radical. Sin embargo, la decisión de incrementar la plantilla, increíblemente ni siquiera depende del Instituto en la ciudad de México sino de los más altos mandos en la Secretaría de Gobernación, y por eso no se resuelve el tema ni se resolverá nunca mientras haya semejante centralismo.
Hace más de dos meses que el secretario de Gobernachong prometió resolver el tema y asignar los elementos que tanto demandamos, ofreció hacerlo en unos días, solo que no dijo cuántos… puro discurso y demagogia.
Esta es una prueba más del poco conocimiento que tienen en el gobierno federal del fenómeno turístico y del nulo interés que tienen en esta importantísima actividad económica, que no se dan cuenta puede salvar a México de su paupérrimo crecimiento económico si le dotaran de los incentivos adecuados.
De paso le cuento que cuando llueve hay goteras en el aeropuerto, y justo debajo de ellas está Migración; caen hasta cucarachas, y eso sí que le corresponde a Asur. No se vale…
Con el tremendo crecimiento de Cancún y la Riviera Maya, y en medio del boom turístico que se vive, ya va siendo hora de que el gobierno federal se fije un poco más en lo que sucede en el aeropuerto de Cancún en todos sentidos…
- Al buen entendedor
- Presidente de la AMATUR
- Presidente del centro de atención de salud mental y prevención de adicciones "Vital"
- sgrubiera@acticonsultores.com