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El paradigma de las calles peatonales

Crear calles peatonales y espacios públicos significa revalorar el placer de caminar…

Durante varias décadas en México y otros países de Latinoamérica se le ha concedido una prioridad indebida al automóvil, y en consecuencia, al tiempo que se crean más y más espacios para los autos y sus aparcamientos, se redujeron y limitaron los espacios públicos para los caminantes, se eliminaron parques y jardines, se redujeron las aceras y el transeúnte no solo pasó a segundo plano sino que arriesga la vida en las calles a lo largo de los años.

Este alejamiento del espacio público y del valor de caminar ha fomentado por otra parte una cultura de respeto y prioridad al automóvil, al punto que todo el mundo quiere dejar el auto prácticamente en la puerta, si es posible, del sitio al que acude. Así, la gente se estaciona en doble fila, las señoras recogen a sus querubines al salir de la escuela entorpeciendo el tránsito y creando un caos de clase mundial a diario, y las personas se han vuelto perezosas.

Hay ciudades que fueron pensadas para tener andadores, paseos y callejuelas para caminar, espacios públicos para el disfrute del ciudadano. Otras en cambio fueron desprovistas de estos espacios y eventualmente al paso de las décadas se encuentran frente a la oportunidad y el reto de “crear”calles peatonales y es entonces cuando se enfrentan al enorme paradigma: Oh, exclama la gente, y dónde voy a dejar el automóvil…

Ante las propuestas de diversa índole para crear este tipo de espacios públicos que pueden ser además productos turísticos sustentables que generen ofertas, flujos de turismo, derrama económica y generación de empleos, hay en la contraparte mil y un argumentos para decir que “no se puede”.  Es muy fácil decir, aquí no se puede por el tránsito, por los vecinos, por el calor, por el frío, por el gobierno, por la densidad, por la gravedad y hasta por mis pistolas.  El reto está en buscar como Sí…

Alguna vez propuse ideas de este tipo en la ciudad de Palenque, Chiapas, en un intento por aumentar la estancia promedio de los turistas en esa ciudad, y lo primero que me dijeron fue “aquí no se puede”. Claro, ¿adivináis por qué mis ocho lectores? Pues porque allá habitaban entonces 165 mil personas.  Me pregunté, y les pregunté, ¿Cómo lo harán en Roma, Italia, ¡¡si allá viven tres millones más los turistas!! y la zona del histórico y monumental Coliseo es peatonal todos los fines de semana.

¿Y qué me dicen de la Zona Rosa, en la querida Ciudad de México? Hay varias calles peatonales ¡y ahí viven millones!

Para no ir más lejos, porque ejemplos hay muchísimos, tenemos dos muy cercanos: uno, el Andador San Cristóbal, en San Cristóbal de las Casas, Chiapas. Ninguno de los vecinos quería en un inicio el proyecto, por el viejo paradigma de dónde iban a meter el automóvil; luego cuando se logró el proyecto de peatonización, la zona se convirtió en turística a más no poder y las rentas pasaron de la noche a la mañana de trescientos a ochocientos, entonces los vecinos de las calles aledañas preguntaban con afán, ¿y para cuándo harán peatonal nuestra calle?…

Y el más cercano ejemplo como ya todos adivinan es ni más ni menos que la famosa Quinta Avenida en Playa del Carmen, Riviera Maya; me tocó ser parte del proceso, lo viví de cerca. Recuerdo que al principio cuando la gente se resistía a la idea se les dijo que la 5ª sería peatonal solo los domingos (aquí esbozo una sonrisa al teclear esto); luego los sábados (me río con mayor entusiasmo) y finalmente cuando ni cuenta se dieron era peatonal todos los días. Ahora tengo que detener la escritura unos momentos porque ya me ganó la risa…

La plusvalía aumentó, los vecinos rentaron sus propiedades, las rentas pasaron de cinco mil a treinta mil, pero dólares, y la Quinta no ha parado de crecer.

Hubo que romper paradigmas, pero no fue fácil. Hoy la 5ª Avenida de Playa como la conocemos es un producto turístico que nadie se quiere perder, que le aporta una noche más de estancia al destino, que hace salir a los turistas de los hoteles y que es también, por qué no, un espacio público digno de más de dos kilómetros y medio de largo para los ciudadanos y que la gente camina con alegría, dejando el auto en un extremo para buscar su restaurante favorito y regresar por sus pasos nuevamente.

En Cancún estamos frente al reto de crear una o varias calles o andadores peatonales pensando primero en que sean un espacio público para los cancunenses y luego, en consecuencia, un producto digno de atraer turistas. Hemos sugerido la avenida Nader y trabajamos ya en propuestas para ofrecer a los vecinos y comerciantes de esa calle y esa zona; es un trabajo duro y representa todo un reto, el mayor de ellos a vencer es el de los que sin escuchar lo primero que dicen es “aquí no se puede”…

Se sorprenderán, los que estén dispuestos a romper paradigmas y escuchar, lo que se puede hacer y lo que puede incrementar la plusvalía; estoy seguro que al final será un éxito, la idea es pensar que “Sí se puede”.

 

 

 

 

 

 

Sergio González
  • Al buen entendedor
  • Presidente de la AMATUR
  • Presidente del centro de atención de salud mental y prevención de adicciones "Vital"
  •  sgrubiera@acticonsultores.com
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