Por: Mtro. Héctor Romero Santana
Antes, construir era sencillo: se diseñaba y se construía. Pero eso ya cambió, hoy una obra no se juzga solo por si está bien hecha o por su apariencia; también se debe tener en cuenta si es eficiente, el cuidado del medio ambiente, lineamientos, leyes y su rentabilidad.
Para pensar en la construcción en la actualidad, se debe de tener una formación de liderazgo, tomar decisiones, entender de negocios y ver el panorama desde un paradigma mucho más amplio.
Los proyectos tienen más presión: entregas de menor tiempo, menos recursos económicos, reglas más duras y una sociedad más exigente. Arquitectos e ingenieros tienen que ir más allá de los planos; tienen que aprender a dirigir equipos, manejar la economía, entender contratos y leyes, así como asegurar que todo se haga de forma correcta y eficiente. Es saber cómo empieza una obra y cómo se mantiene en el tiempo, controlar los costos, saber con quién negociar, cuidar al equipo y que todo transcurra conforme a los estándares de calidad que se exigen hoy en día.
Esta tendencia no es una moda pasajera, es una realidad, quienes se dedican a esto y entiendan estas nuevas realidades, tendrán una ventaja competitiva muy valiosa en la industria de la construcción, misma que está en continuo cambio y desarrollo.
En este contexto, la ciudad de Cancún continúa posicionándose como un referente clave en el sureste mexicano, no solo por su crecimiento turístico, sino también por el impulso a la infraestructura moderna que exige profesionales más preparados y con visión integral. La arquitectura y la ingeniería ya no se conciben como disciplinas aisladas, sino como partes fundamentales de un ecosistema donde la planificación estratégica, la sostenibilidad ambiental y el impacto social tienen el mismo peso que la estética y la funcionalidad.
Ejemplos como el puente vehicular Nichupté, así como la expansión del sistema urbano y los desarrollos residenciales verticales, demandan una nueva generación de expertos capaces de liderar equipos multidisciplinarios, adaptarse a marcos normativos complejos y tomar decisiones acertadas bajo presión. Quienes asumen este desafío no solo participan en obras, sino que construyen ciudad, trazan futuro y aportan soluciones concretas a las necesidades cambiantes del entorno.
Así, Cancún no solo es testigo de un crecimiento acelerado, sino también un laboratorio vivo donde se redefine el rol del profesional técnico en la construcción. Un rol que exige liderazgo, visión de largo plazo y compromiso con el desarrollo sostenible.