El turismo como es lógico no escapa de estos conceptos y en los destinos turísticos hay quienes invierten, desarrollan y generan flujos de turistas y hay quienes con menor inversión aprovechan estos flujos generando ofertas para ellos, es una cuestión de economía.
Lo que no es admisible y no se vale son las prácticas de quienes aprovechando los flujos generados por otros, las oportunidades que genera el mercado, hagan ‘negocios’ sin inversión o con mínimas inversiones para explotar el turismo sin importar el deterioro al medio al ambiente, por ejemplo, sin pagar impuestos, sin que haya conciencia sobre las buenas prácticas de negocios y un sinfín de premisas que simplemente hacen de estos oportunistas del turismo unos mercenarios, pero que además en muchos casos cuentan con la venia de las autoridades en turno, quienes o se hacen de la vista gorda o incluso son partícipes de los ‘beneficios económicos’ que generan estas prácticas ilícitas.
Estoy seguro que a estas alturas de mi texto, a mis ocho lectores ya les vino a la mente más de uno que conocen en esta categoría de oportunistas, porque los hay de todo tipo y en todas partes.
Me referiré a los invasores oportunistas de la Bahía de Akumal.
Con ambición desmedida, oportunistas que no son originarios de Akumal, pseudo guías de turistas, y tristemente también algunos pobladores a quienes les dio acogida, empleo y vivienda, invadieron paulatinamente la principal Bahía de Akumal, atentando contra la paz y tranquilidad que han caracterizado a este hermoso destino por años, con el argumento de que “las playas son públicas”, para comerciar, acosar a turistas y visitantes y explotar de manera indiscriminada la práctica del nado con tortugas.
Sin invertir un solo centavo, argumentan algunos de estos abusivos invasores su derecho a explotar las playas de Akumal presionando a los turistas a comprar sus ‘servicios’ con el falso fundamento de que la ley les asiste y que es necesario y obligatorio contratarles para esta actividad.
Para lograr sus propósitos y hacerse de un modo de vida fácil y sin inversión han invadido propiedades, destruido y modificado accesos y engañado descaradamente a autoridades, bañistas y opinión pública. Han llegado al punto de sacar a los turistas del agua a empujones si no contratan sus ‘supuestos’ servicios de ‘guía de snorkeling especializado’.
Los intereses de estos invasores no son de recreación y descanso como argumentan falsamente; está fehacientemente comprobado que sus únicos intereses son comerciales a través de visibles prácticas de venta ambulante que llegan hasta el acoso a los turistas.
Semarnat y Profepa han sido instituciones omisas en el asunto y cuando finalmente actuaron y decretaron una Suspensión Temporal, o lo que ello signifique, para la práctica del nado con tortugas, los grupos de cooperativistas organizados, es decir estos Oportunistas del Turismo, levantaron la voz para decir que es injusto que se atente contra su Modus Vivendi. Suena ahora el trillado discurso populista de que “se atenta contra las familias de quienes por años han venido desarrollando esta actividad de manera honesta” y bla bla bla…
Y los legisladores utilizarán por su parte aquellos argumentos también trillados de que “tiene que haber oportunidades para todos y que tendrá que privilegiarse el diálogo” y que bla bla bla…
No señores, no se equivoquen, los Oportunistas del Turismo han acabado con la paz de Akumal, han denigrado su acceso principal y lo están convirtiendo en un balneario popular de poca monta sin importar los derechos de quienes por años han invertido en la zona generando empleos dignos.
La autoridad en sus tres niveles de gobierno está obligada a actuar y ponerle remedio al asunto. Debe habilitar y poner en condiciones las ventanas al mar contenidas en el Plan de Desarrollo Urbano para no permitir la excusa de los cooperativistas de que no tienen accesos, y asegurarse de que se cumpla la ley y no fomentar, en posturas populistas, que sigan apareciendo cooperativistas, que se multiplican y más tarde exigen derechos adquiridos por antigüedad.
Esos explotadores de la Bahía de Akumal son como esos ‘viene viene’ con su franela roja; aparecieron un día por ahí, nadie los necesita, pero llegaron para quedarse.
En próxima entrega comentaré a mis ocho lectores de algunos otros de esa categoría…
- Al buen entendedor
- Presidente de la AMATUR
- Presidente del centro de atención de salud mental y prevención de adicciones "Vital"
- sgrubiera@acticonsultores.com