La plantilla laboral actual está compuesta por varias generaciones, las cuales interactúan diariamente y al tener características tan diferentes en algunas compañías se produce un choque generacional en función a las ideas, las formas de trabajo y los métodos para llegar al cumplimiento de los objetivos. Esta diversidad sumada a los vicios actuales, como el no tener equilibrio en la vida personal y la laboral, ocasiona que la relación entre los colaboradores y jefes sea tensa, hasta llevarla a la ruptura.
Una de las principales responsabilidades y retos de los jefes es generar oportunidades de crecimiento y desarrollo para los empleados a su cargo; sin embargo, no todos los jefes tienen esta oportunidad, probablemente porque la relación y el trato diario no se da directamente con la empresa sino con la personalidad de los empleados, sus competencias y sus debilidades, las cuales no siempre empatan, y comienzan algunas discrepancias que repercuten en el trabajo diario.
El éxito empresarial deriva del trabajo en equipo, tanto de sus directivos como de sus empleados en conjunto, es sin duda una actividad que se debe dar en sincronía, pero no siempre es así, ya que algunos gerentes y directores no toman en cuenta las opiniones de los empleados, ni sus puntos de vista para el desarrollo de sus tareas, esta es una de las principales causas por las que los empleados deciden abandonar un empleo. Es por esto que los directivos deben estar pendientes y conocer a fondo las motivaciones e intereses de las personas a su cargo, conocer qué es lo que esperan del trabajo y experiencia que están ganando, esto se hace a través de la comunicación efectiva y continua con el equipo de trabajo mediante conversaciones constantes con un elemento fundamental, “la escucha activa”.
Cuando estamos pendientes de las necesidades y pensamientos de nuestros colaboradores y llegamos a comprender cuál es el motor de su vida laboral, así como sus intereses y motivaciones personales, podremos implementar herramientas de Recursos Humanos que trabajen a nuestro favor y logremos que el equipo de trabajo ejecute sus tareas efectivamente y por ende tengamos dentro de la empresa empleados satisfechos con el jefe y con la empresa en la que se desarrollan.
Es muy importante que al conocer estas motivaciones revisemos el tema de la remuneración económica que los colaboradores reciben a cambio del cumplimiento de objetivos. En muchas compañías se tiene la creencia de que todo lo que mueve a un empleado es el salario; sin embargo, las nuevas generaciones de empleados están mucho más enfocadas en el desafío que los retos laborales les representen, buscan tener una vida laboral más efectiva y a favor del desarrollo de sus competencias y así lograr el crecimiento laboral que esperan.
Otras de las razones que provocan que los empleados renuncien y migren a otra compañía son las relacionadas con la percepción que ellos creen que su jefe tiene de ellos y su desempeño, es decir, frases como “mi jefe no confía en mí y no sabe que lo he hecho muchas veces”, “mi jefe cree que no soy capaz de terminarlo”, “mi jefe siempre asigna las mejores tareas a otra persona”, etc. Es muy importante que tengamos comunicación directa con nuestros colaboradores y brindarles la confianza necesaria para conocer sus sentimientos y así poderlos atender y entender para lograr obtener lo mejor de ellos.
Otra de las razones por las que perdemos colaboradores es debido a la falta de equilibrio entre la vida laboral y personal, muchos empleados ponen tiempo extra de su vida diaria con gusto para desarrollar sus actividades y cumplir con sus tareas; sin embargo, la mayoría espera ser retribuido cuando es necesario, con tiempo para estudiar, atender temas personales, asistir a eventos de sus hijos, etc. Algunos jefes exigen y saben que los empleados ponen tiempo extra, pero no es compensado de ninguna forma, con el paso del tiempo esto repercute y provoca la renuncia de los colaboradores.
Las empresas exitosas buscan alinear las jornadas de trabajo, la comunicación continua y las compensaciones justas, esta alineación provoca que los empleados se “pongan la camiseta” y se logren objetivos empresariales en conjunto.