Las flores son muy populares en el campo de la decoración y, además de ambientar el hogar, pueden utilizarse para dar color y un toque distinto a los alimentos.
Cada día, las flores ganan más terreno en el ámbito de la gastronomía debido su sabor, versatilidad y propiedades nutricionales. Es importante saber que las variedades utilizadas dentro de la cocina no pueden ser, bajo ningún motivo, flores de corte; deben estar libres de pesticidas, herbicidas, fungicidas y fertilizantes tóxicos.
El consumo de algunas flores, como las pertenecientes al género Allium, fortalece el sistema inmunológico; contienen 80% de agua y, según la variedad, pueden aportar vitaminas A, C, riboflavina, niacina y minerales como calcio, fósforo, hierro y potasio.
Actualmente, existe un gran número de variedades que se pueden llevar a la mesa. De acuerdo con un estudio publicado por el Instituto Politécnico Nacional, a través del Centro de Desarrollo de Productos Bióticos de Morelos, existen más de 70 flores para consumo humano, de las cuales podemos encontrar entre 30 y 50 en nuestro país.
Las violetas son las flores comestibles más conocidas, tienen un sabor suave y agradable al paladar. Sus colores le permiten generar un contraste en los platillos y aportar una diversidad a la cocina gourmet, pueden servirse frescas, secas, cristalizadas o confitadas.
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