En el camino de regreso a Cancún siempre me pongo a pensar: Carajo, ¿por qué nosotros los cancunenses que creamos este polo turístico y luchamos por él, no logramos tener la misma oportunidad que nuestros hermanos de Playa? Ellos también están rodeados del Todo Incluido; también tienen un turista que se supone no gasta y que debe tomar un taxi caro, que ya compró sus alimentos y los tours de la semana, pero los playenses ahí están, rodeados de turistas paseando en la 5ª Avenida y muchas veces gastando más dinero y creando más oportunidades de trabajo, moviendo la economía local y todos contentos con lo que se convirtió en un atractivo local. Ni hablar de lo que le ha significado a Miami las avenidas Lincoln y Ocean Drive que se convirtieron en íconos, aun con toda la oferta comercial, porque al final de cuentas es lo que el turista quiere, dando una indiscutible oportunidad de negocio a artesanos, a heladeros, a joyeros, a restauranteros…
En lo concerniente a Riviera Maya versus Cancún/Puerto Morelos, debemos tener presente que la cantidad de cuartos y turistas que arriban es prácticamente igual; sin embargo, por falta de visión general (me incluyo como gremio restaurantero) no aprovechamos el excelente trabajo de nuestros hoteleros de hacer llegar a toda esta gente a nuestro destino, en el sentido de que no estamos contribuyendo con esa “atractividad” peatonal, que invite a conocer nuestras bellezas naturales, nuestra oferta global, la cultura de México, pues aunque se reportan temporadas de afluencia sin precedentes, la Zona Hotelera parece un pueblo fantasma de las 5:00 pm en adelante (sin contar el considerable tráfico vehicular en la avenida Kukulcán). Cierto es que de las 7:00 a.m. a las 5:00 p.m. los turistas disfrutan de nuestras fantásticas playas, con toda razón y atendidos de maravilla por nuestros hoteleros, pero tarde y noche sencillamente no tienen muchos motivos para salir, ni muchos lugares a los cuales acudir. Con todo respeto, la mayoría de los centros comerciales han carecido de una visión para “invitar” a conocerles, aunque la vida nocturna resulte interesante para algunos segmentos, pero definitivamente no para todos, considerándose que el 80% del turismo que llega a Cancún pertenece al familiar.
Lo tenemos todo y nos estamos durmiendo sobre nuestra mina de oro para hoteleros, centros comerciales, restauranteros, transportistas, comerciantes, y oro para Cancún, para que renazca como ejemplo a seguir, como destino distribuidor de oportunidades y riqueza, como tarjeta de presentación de un México exitoso, moderno y sustentable.
En nuestro destino, tanto en la zona de playas como en el mismo centro de la ciudad, no despegan importantes proyectos que pudieran darnos la misma condición que la 5ª Avenida de Playa. Por un lado, el llamado Ecopark, que un grupo de empresarios con arraigo propone para el cuerpo lagunar, y por el otro lado el Malecón Tajamar, los cuales pueden ir conjuntamente, imagínese, ofreciendo al turista paseos náuticos e incluso en andadores bien iluminados sobre la laguna protegiendo los manglares a lo largo del Bulevar Kukulcán para desembocar en la ciudad, regidos bajo un plan de desarrollo sustentable. Esto sin duda detonaría un sinnúmero de servicios. Y claro, están, paralelamente, otras avenidas que antaño contribuyeron a impulsar el centro de la ciudad, de donde emergimos muchos restauranteros, y por qué no incluso pensar en el Parque de Las Palapas como el Garibaldi de Cancún, con un ambiente muy mexicano: mariachis, tríos, restaurantes, casas pintadas de todos los colores… ¿Cuántas 5ª Avenidas quieren? ¿Cuántas oportunidades y bienestar para todos en vez de canibalizarnos?
Me dirán que es imposible… pero les contestaré que también la 5ª y Cancún eran imposibles… Solo se necesitan líderes con visión y pasión.