Uno de los retos del actual secretario de Turismo de la Ciudad de México, Miguel Torruco, y quizá el más importante, es lograr que la capital del país deje de ser vista principalmente como un destino para turismo de negocios, para convertirla en un lugar de diversión.
Es decir, convencer a los propios mexicanos y a los extranjeros que piensen en el Distrito Federal como una metrópoli para vacacionar, que sueñen con conocerla y sea tan aspiracional como Buenos Aires, Río de Janeiro, Nueva York o París, por citar sólo algunas de las que siempre todos quieren conocer algún día.
Hacia ahí ha enfilado Torruco sus baterías, y es por esto que la Ciudad de México forma parte de la campaña Live It to Believe It, diseñada por el Consejo de Promoción Turística de México, a cargo de Rodolfo López Negrete.
Esta campaña fue presentada a principios de julio en un evento algo inusual, ya que la ceremonia fue encabezada por el jefe de Gobierno de la ciudad, Miguel Ángel Mancera, y la secretaria de Turismo federal, Claudia Ruiz Massieu, así como por el propio Torruco y López Negrete.
Y digo que fue algo inusual, porque por rivalidades políticas a nivel federal, léase: Vicente Fox, presidente, Vs. Andrés Manuel López Obrador, jefe de Gobierno, o Felipe Calderón Vs. Marcelo Ebrard, influyeron determinantemente para que no hubiera una buena relación ni colaboración entre los titulares de sus respectivas secretarías de Turismo. Tan sólo hay que recordar cómo después de la terrible crisis provocada por la epidemia de influenza A-H1N1, en 2009, Ebrard tuvo que lanzar su propia campaña de imagen de la capital: “La Ciudad de México está llena de vida”, ya que prácticamente fue ignorada de la de “Vive México”, que desde Los Pinos lanzó el presidente Calderón. Inclusive, en este pleito Ebrard se le adelantó a Calderón y presentó su campaña una semana antes.
Muchos recuerdan también el choque que se vivió durante meses entre Gloria Guevara, secretaria de Turismo federal, y Alejandro Rojas, titular de Sectur DF, quien incluso llegó a amenazar con pedir la renuncia de la funcionaria ante los magros resultados que estaba obteniendo la industria, culpándola por no haber “podido diseñar un plan estratégico de desarrollo” y simplemente haber continuado “con las erradas políticas públicas en la materia, generando ya un problema grave en esta industria”.
Un año antes, Guevara se inventó una gira por Japón para evitar estar en la inauguración de la primera edición de la Feria Internacional de Turismo de las Américas (Fita), pero por presiones de un grupo de empresarios, desde la casa presidencial recibió la orden de regresarse de inmediato para encabezar la clausura, a la cual llegó muy cansada pero sonriente. Ella, que provenía del sector privado, aprendió así cómo es que en política a veces hay que tragar sapos.
Pero, más allá de las anécdotas, todas estas historias no favorecían a nadie y en cambio sí dañaban a la industria turística.
Por eso da gusto ver hoy que tales rivalidades no existen entre el presidente Enrique Peña Nieto y Mancera, lo que permite que Ruiz Massieu y Torruco puedan trabajar de una manera coordinada.
Durante la presentación de Live It to Believe It, Torruco sostuvo que “la Ciudad de México tiene una posición consolidada en el segmento de negocios, así como una gran área de oportunidad para el turismo cultural y recreativo que estamos impulsando, ya que contamos con más de 600 hoteles de todas las categorías, 49,300 habitaciones, 175 museos, más de mil 500 restaurantes y cuatro espléndidos recintos feriales para grupos, convenciones y exposiciones.
“Nuestro reto ha sido aprovechar la magnífica oferta turística, capacidad instalada e infraestructura cultural y de servicios con las que contamos, para incrementar la llegada de turistas nacionales y mejorar la ocupación hotelera durante los fines de semana. Los resultados del primer cuatrimestre así lo manifiestan: 6.4% de incremento en turismo, 7.3% más en ocupación hotelera y 10.5% más en el gasto.
“Lo anterior nos permite aseverar que cerraremos el 2013 con 12.5 millones de turistas, el 80% nacional y el 20% extranjero, con una derrama de 4,270 millones de dólares.
“Ahora ha llegado el momento de enfocarnos en una estrategia internacional, que nos permita posicionar a la Ciudad de México a nivel mundial como un destino cosmopolita, innovador e incluyente”.
Este avance que ya se registra es el gran objetivo de la Ciudad de México, a menos de un año de haber arrancado la administración de Mancera; debió haberse dado desde hace años, pero las pugnas políticas lo impidieron. Esperemos que la Luna de Miel entre el gobierno federal y el capitalino se mantenga, para que por fin la Ciudad de México sea vista turísticamente como lo que es: una gran metrópoli para vacacionar.
[editor]Gustavo-Armenta[/editor]