Es indudable la importancia que tiene la educación permanente y sistemática en los negocios y en la vida, que bien aplicada ayuda a formar hábitos saludables y a forjar el carácter.
En México tenemos un gran reto por delante, lograr un impacto en nuestra sociedad a través de la educación integral, la cual es responsabilidad de todos: alumnos, maestros, padres de familia, autoridades, instituciones educativas, comunidad empresarial y sociedad en general, para ello es necesaria una revolución educativa, que permita a cada ser humano descubrir y desarrollar todo su potencial al máximo, idealmente a temprana edad.
El acceso a la educación, así como la calidad de la educación que se imparte, son retos importantes en México; según datos tomados de los resultados de la prueba Programa para la Evaluación Internacional de Alumnos (PISA) 2015, el rendimiento de los alumnos mexicanos (423 puntos) está por debajo del promedio de los países de la OCDE (493 puntos).
La prueba PISA evalúa habilidades de lectura, matemáticas y ciencia, también considera la capacidad de trabajar en equipo, y ni México u otro país de Latinoamérica figuran entre los 20 primeros lugares de países que mejor resuelven los problemas en colaboración.
Los conocimientos y habilidades importan, y mucho, pero las actitudes provenientes de un carácter forjado con principios potencian el bienestar y calidad de vida del individuo y de quienes lo rodean, generando un impacto e influencia multiplicadora en la sociedad.
Imaginen que la formación educativa en los niveles básicos contemplara disciplinas tales como: educación financiera, inteligencia emocional, economía, nutrición, desarrollo humano y social, administración efectiva del tiempo, meditación y ciencias de la felicidad, seriamos francamente imparables como sociedad mexicana; estoy convencida de que estas disciplinas deberían integrarse a la enseñanza en los niveles básicos, y además como sociedad aprender, aplicar y fortalecer estas habilidades tan útiles para los negocios y para la vida.
Si esta se convirtiera en la formación educativa desde pequeños, la sociedad y comunidad empresarial tendrían relaciones mucho más sanas y satisfactorias, lo cual se traduce en más productividad y mejor calidad de vida para todos.
Incluso universidades tan importantes como la de Harvard, una de las más prestigiosas del mundo, llevan décadas realizando investigaciones acerca de la salud y la felicidad, lo que se ha derivado en una cátedra optativa sumamente popular que lleva el mismo nombre. Se trata de la clase que aborda temas de psicología positiva dictada por Tal Ben Shahar. El profesor comenta que la clase se centra en la felicidad, la autoestima y la motivación, brindando a los estudiantes herramientas para conseguir el éxito y encarar la vida con más entusiasmo y alegría.
Los empresarios y la educación continua
La preparación constante es un hábito que en el mundo empresarial es altamente necesaria; preservando y promoviendo la investigación y la innovación constante se enriquecen los programas de estudio y las metodologías de enseñanza, dando como resultado actualización de calidad y útil para las partes involucradas, generando así el entorno propicio para la prosperidad en todos los niveles y en cada área de la vida.
La educación es sin duda el pasaporte al futuro, es un activo estratégico fundamental para el crecimiento social y económico, por ello es imprescindible vincular las necesidades del cambiante mundo empresarial con la formación de los jóvenes universitarios, no solo para que sean un aporte genuino para los retos empresariales sino porque cada vez son más necesarios jóvenes que impacten al mundo con su ingenio y su energía.