Revista Latitud 21

Sazón extrema

 

Con un préstamo de 60 mil pesos que le hicieron sus padres, y cuatro socios, Rodrigo Llano inició su propio negocio: la primera revista de sociales para chavos. Fue un audaz y determinante paso en su incipiente carrera de empresario, vocación que lo ha llevado a crear varios de los más concurridos antros de Cancún, y uno de los conceptos de restaurante de mayor auge en la ciudad, Los Aguachiles.

“A los 17 años rentaba casas para que mis amigos que tenían grupos tocaran, y yo aprovechaba para vender la  barra libre. Después decidí hacer la revista para chavos que se llamaba Cocktail. No aguanté porque nos dejaron de comprar publicidad y se la dejé a mis socios, pero como seguía con la idea de otra revista fundé luego Cancún77500, que corrió con la misma suerte de la anterior”.

Ante los resultados, Ro, como lo conocen sus amigos, desiste del mundo editorial, y con apoyo de nuevos socios cambia al giro de la diversión nocturna con su primera sucursal Cantina 1800 (2002), a la que le siguió Cantabar Cancún (2004) El Ruedo (2005), Bali en Playa del Carmen (2006), Cantabar Mérida y Dubai Cancún (2006).

“Estos negocios crecieron muy rápido, los fuimos ampliando, como el caso de Cantabar, o remodelando, pero llegado el momento me separé de ellos por diversas circunstancias, una de ellas fue finalizar mi carrera de Mercadotecnia en la Universidad Anáhuac”, explica.

De sonrisa franca y mente abierta a la creatividad, su espíritu inquieto lo ha llevado a vivir en Miami, Texas, Madrid, San Luis Potosí, así como recorrer Tailandia mochila al hombro, experiencias de vida que han definido su camino emprendedor.

Originario de la Ciudad de México llegó a Cancún a los dos años, ciudad  adonde siempre decide regresar tras sus viajes, pese a que sus socios lo consideran un lugar complejo para los negocios.

Sin embargo, Rodrigo parece demostrarles que el éxito del negocio no depende de las ciudades. Así, después de colaborar en una agencia aduanal en San Luis Potosí, donde vivió la experiencia de trabajar para otros y como él mismo dice con asombro “hasta vestí de traje, regresé con la idea de montar otro negocio y fue cuando conocí a Wicho, que tenía Los Aguachiles en Playa del Carmen, un lugar con un toldo y 12 mesas. Nos asociamos después de un año para agrandar el de Playa y en 2010 montamos Los Aguachiles Cancún; mi aportación la completé con apoyo de algunos parientes”.

“¿Mi principal aprendizaje en este tiempo? Que siempre te puedes levantar e iniciar de nuevo; aunque he aprendido varias lecciones, como hacer los acuerdos legalmente y no verbales, centrar más mi atención en la calidad de la cocina, hacer conceptos creativos aunque te digan que no, como me pasó con Los Aguachiles, han sido varias”, apunta.

Actualmente, en sociedad con el grupo La Santanera, Ro está a punto de abrir un nuevo concepto en Playa del Carmen: La Caguamería de la Esquina, cantina gastronómica, mientras sigue supervisando Los Aguachiles Cancún. A sus 29 años, en lo personal, Ro se prepara para participar en el Iroman de Cozumel, convencido de utilizar al máximo su energía. “Sí pienso en crecer en negocios, pero poco a poco, porque el manejar varios proyectos al mismo tiempo eleva el estrés y acaba con la diversión”, concluye.

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