En Volaris, supuestamente de bajo costo, lo barato sale caro; especialmente por los malos ratos que te hacen pasar.
Primero, saque usted su pase de abordar en el quiosco “inteligente”, porque de no hacerlo tendrá que pagar la absurda cantidad de 150 pesos, pero eso si es que funciona correctamente, porque en algunos aeropuertos ni encienden y en otros el sistema manda “errores”; si ese es el caso tómele usted una foto a la pantalla, que será el justificante para que no le cobren los 150 pesos (vaya cantidad por imprimir un pedacito de papel); inútil además, pues todo puede ser digital.
En mi último viaje en esta fatídica aerolínea de a peso, al llegar a documentarme, luego de pasar por el dilema del quiosco y no haber podido imprimir uno de los dos pases de abordar (el de mi esposa sí se pudo), me dijo el empleado del mostrador que el problema es que no pagué por un asiento y que por eso no se ha podido imprimir mi pase de abordar; imaginarán mi cara mis ocho lectores; y entonces me suelta la siguiente: “el vuelo está totalmente lleno”…
– Pues vea usted cómo lo resuelve, yo pagué por dos boletos y aquí están las claves.
– Voy a consultar con mi supervisor.
Los minutos pasan inexorablemente y nosotros esperando; mi esposa ya tiene su pase de abordar y su equipaje documentado, falto yo.
Regresa el ilustre y mal encarado vestido de moradito junto con la supervisora y se ponen muy serios a teclear frente a la pantalla sin decirme una palabra. Finalmente me da un pase de abordar en la fila 30, el de mi esposa está en la 13; ante mi reclamo de que nos ponga juntos, el tipo me dice casi haciéndome el favor que me ha dado una oportunidad y que además ya casi perdemos el vuelo, “será tu culpa”, le dije molesto, pues el tiempo perdido era por sus procedimientos. Nunca entendí cómo es que si compramos juntos nos tocó separados.
Luego viene el abordaje, ese que según ellos hacen por grupos; todo tan mal organizado y lento, que no hay grupos ni filas que se respeten. Por altavoz te piden llevar en mano el pase de abordar y tu identificación a la vista, misma que al final no te piden, pues ante la prisa por abordar a todos, el que recoge los pases sólo los escanea, sin revisar la identificación; en fin.
Una vez a bordo, nuevas sorpresas con Volaris, los nuevos asientos de piel marca recaro, no reclinan; no imagino el porqué de esta nueva configuración. Aunque traigo mi computadora en el avión, me costó un montón escribir esto, pues el teclado lo tengo casi en el ombligo.
Si tienes suerte hay un menú en la bolsita, para pedir algo pagado por supuesto, ya que con las prisas para documentar no hubo tiempo de desayunar en el aeropuerto, aunque si hay menú o no es lo de menos, pues en Volaris nunca hay en existencia en el avión, lo que figura en los menús con foto y todo, así que mejor le preguntas a la sobrecargo qué hay.
Sacan su maquinita, te cobran, te traen lo que quieren, que por supuesto está feo y frío.
Luego les cuento si se resuelve otra novelita con Aeroméxico. Pagué por unos boletos redondos; por cuestiones de agenda perdí la ida, pero quiero conservar el regreso; ya me anticiparon que si no me presento a la ida me cancelarán todo, aún avisándoles con antelación. Me parece injusta y absurda la política. Lo estamos negociando con la ayuda de una súper agencia de viajes; esperemos que resulte bien y no tenga que pagar de nuevo por el regreso.
Las líneas aéreas a veces son tan absurdas que generan molestias, disgustos superlativos y gastos injustificados.
¿Cómo les explico eso de Calidad en el Servicio Turístico y Gestión de las Emociones?…
- Al buen entendedor
- Presidente de la AMATUR
- Presidente del centro de atención de salud mental y prevención de adicciones "Vital"
- sgrubiera@acticonsultores.com