lunes, junio 2 2025 •  Latitud 21 • Emprendedores y Negocios en el Caribe Mexicano
  • Inicio
  • Secciones
    • Agenda
    • Emprendedores
    • Encuentros
    • En la 21 y otras latitudes
    • Foro Empresarial
    • Infografia
    • Libro Ecología y Espiritualidad
    • Lifestyle
    • Meridiano 87
    • Playa del Carmen
    • Portada
    • Responsabilidad social
    • Sube y Baja
    • Tech 2.1
  • Columnas de Opinión
  • Caribe Mexicano
    • Quintana Roo
    • Cancún
    • Playa del Carmen
  • Deporte y Salud
  • Ediciones Anteriores
  • Contacto
  • Otras Revistas del Grupo
Revista Latitud 21
Categoría:

Iñaki Manero

  • Bitácora de viaje
  • Comunicador
  • X: @inakimanero
  • Facebook @inakimanerooficial
  • IG:  Inaki_manero  

BITÁCORA DE VIAJE XXIX

por NellyG 1 diciembre, 2022

 

 

“HE LLEGADO A LA CONCLUSIÓN DE QUE LA POLÍTICA ES DEMASIADO          SERIA PARA DEJARLA EN MANOS DE LOS POLÍTICOS”.

Charles de Gaulle.

 

-¿Vas a ir a la marcha?- Era la pregunta que se escuchaba aquí y allá en oficinas, cafés, bares, grupos de chat en Whatsapp y demás.  Sin duda, la curiosidad, el deseo, la ansiedad; sí, el morbo, la inseguridad, la duda. Por primera vez en cuatro años, la liga estirada estaba dando muestras de fatiga. Como esa estructura que en los pernos mal puestos llevaba una bomba de tiempo. Y así ha sido con este sainete que ya se eternizó en actos. Dos semanas atrás, el morning show presidencial, entre sermones, canciones, chistes, ironías, dedicaba el tiempo pagado por los contribuyentes a denostar, criticar, descalificar la planeación de una actividad de legítima libertad social pasando a otra etapa de un libreto permanentemente cambiante.  La comedia es dirigida, escrita (tal vez; no me consta), por un hombre que precisamente se arropó en la libertad de reunión y manifestación para invadir las calles. Un hombre que hizo de la movilización social, la protesta, el paro, la resistencia civil (no tan pacífica), literalmente un modo de vida; poco se le ha sabido de otro trabajo además del de Jefe de Gobierno y Jefe de Estado que no tenga que ver con actividades partidistas.  Quien le provocó embolia a una de las ciudades más grandes del mundo taponando esa arteria principal llamada Reforma y causando pérdidas para los primeros 15 de 47 días que duró el “ejercicio de libertad”, por más de 3 mil millones de pesos y el peligro de cierre para más de 900 restaurantes de los nueve mil calculados entre las entonces delegaciones políticas Miguel Hidalgo y Cuauhtémoc. Salió bueno el chistecito, diría mi madre y todo por un acto reivindicatorio a un fraude electoral que nunca se comprobó y que fue verificado por visores internacionales y ciudadanos voluntarios, de todas las filias políticas, que se prestaron a ser funcionarios de casilla. No sé ustedes, pero llamarle fraude al esfuerzo de miles de mexicanos que atendieron, orientaron, contaron votos, armaron paquetes y los sellaron, es mentarles la madre y llamarle corruptos a tantos mexicanos y mexicanas que sacrificaron su descanso por honrar la democracia. Desde luego que habrá escépticos, y es sano. Pero quien acusa, está obligado a probar y hasta ahora, en ambos procesos electorales en los que participó el ahora, por fin para él, presidente, sus pruebas de fraude se resumen a cajas vacías, puercos y gallinas. Tan buen candidato ha sido, que hasta la fecha no se le ha olvidado.

¿Para qué hacer una marcha?

Volvamos a la pregunta inicial. ¿Qué marcha y para qué?  Contexto: el jefe del Ejecutivo envió una iniciativa al Congreso para hacer una Reforma Electoral al Instituto Nacional Electoral y otros asuntos de capital importancia para la vida cívica del país, como por ejemplo, adelgazar el número de diputados y senadores.  ¿Para qué? Como dijera el gran Mimo Mexicano, “ahí está el detalle, chato”.  Y tal vez un juego perverso sea el centro del asunto: en la propuesta presidencial,  a la letra, nunca se propone desaparecer el instituto ni quitarle autonomía.  Claro, esto es a la letra. ¿Por qué o para qué cambiar? Para que no haya corrupción en futuras elecciones.  ¿Ha habido corrupción desde que a principios de los 90, el gobierno federal dejó de tener injerencia en la realización de comicios? Nunca se ha probado. O tal vez la percepción a conveniencia; cuando los resultados nos han favorecido, como en esa avalancha de votos del 2018, fue una luna de miel. Cuando el desgaste normal de un gobierno comenzó a encender alarmas sobre la popularidad y el partido en el poder perdió media Ciudad de México, tal vez ahí, se rompió el encanto. Hoy, el Instituto Nacional Electoral debe cambiar de nombre. ¿Cambiar el nombre -pienso en pregunta retórica- equivaldría a la costumbre de algunas especies de marcar su territorio? Ciertamente, reitero, en la iniciativa enviada al Congreso, misma que en el momento de escribir lo que mis queridos amigos leen, está en proceso de análisis, no se advierte modificación alguna, salvo adelgazar un presupuesto considerado excesivo en gastos del Instituto. Pero no adelantemos vísperas; no es de la noche a la mañana y tiene que recorrer todo un camino legislativo. Si esta propuesta no pasa, hay un plan B.  Siempre hay un plan B.

El domingo 13 de noviembre, cerca de medio millón de ciudadanos hicieron una marcha pacífica en defensa del INE; la sociedad civil, por primera vez en mucho tiempo, le arrebató la agenda al presidente de la República; éste no tardó mucho en convocar a otra para el domingo 27, en un  arrebato que francamente podría convertirse en ejemplar para ilustrar algún capítulo sobre poca o nula inteligencia emocional. Nadie es más popular que yo, porque L´Etat c´est moi. El presidente de México organizando una marcha en defensa y apoyo al presidente de México.   Nadie llena el Zócalo de la Ciudad; sólo yo.

– ¿Fuiste a la marcha? –  Era la pregunta que se escuchaba aquí y allá…  Lunes 14 de noviembre. Tal vez lo más difícil de digerir fue que una movilización ciudadana sin el músculo del Estado, le quitara reflectores al rey de las marchas, plantones y manifestaciones.  En este momento es viernes 25 de noviembre. El pretexto para revivir este acto profundamente echeverrista/lópezportillista es festejar los “avances de la transformación” junto al “pueblo bueno” que llegará por cualquier medio posible a la cita en Paseo de la Reforma. Claro, todos por voluntad propia. Quien imagine otra cosa es adversario, enemigo de la Patria, fifí, aspiracionista. Rancio maniqueísmo de manual, qué caray.

Al finalizar estas líneas, finaliza también una rola de la combativa irlandesa Sinead O’Connor, quien sentencia:

A través de sus propias palabras,

Serán expuestos.

Y adquirieron un severo caso de

El Traje Nuevo del Emperador…

Iñaki Manero.

BITÁCORA DE VIAJE XXVIII

por NellyG 1 noviembre, 2022

                                                   

   NO TODO ASUME UN NOMBRE. ALGUNAS COSAS VAN MÁS ALLÁ DE LAS PALABRAS.

                  – Alekandr Solzhenitsyn

   Mi nombre es Juan Ignacio Manero Monte; hijo de Josefina Monte Aja, del mero Tlalnepantla, Estado de México, y de Enrique Manero Berasategui, digno representante del Bocho, Bilbao, España. Esos son nombres oficiales; los que aparecen en los papeles, en las identificaciones, en los certificados y te acompañan en esta idea de controlarlo todo, desde la cuna, hasta el sepulcro. Pero no necesariamente es el nombre con el que quieres que la gente te recuerde y te haga parte de su vida. Por ejemplo, Bob Dylan fue registrado como Robert Zimmerman; el Dylan es por su afinidad al poeta galés Dylan Thomas. Si escribo Félix Fernández, probablemente muchos lo identifiquen con ese gran portero del Atlante y de la Selección Mexicana de futbol y nada más. Pero si les digo que, en su forma corta, así se llamaba en realidad el primer presidente de México, Guadalupe Victoria, más de uno que se haya dormido en esa clase de historia de nuestro país, levantará la ceja. Desde Voltaire hasta Elton John, el cómo quieres ser recordado, es en la mayoría de los casos, un asunto personal.

En mi caso, nací en la muy conservadora sociedad mexicana de los sesenta, así que de nada valieron las peticiones de mi padre tanto a la Iglesia como al Registro Civil, para ser bautizado como Iñaki. No, no. Si no está en el Santoral Católico, ni en fe de bautismo ni en acta de nacimiento. Mi tía madrina Carmela zanjó el asunto de manera práctica: Entonces que se llame con el equivalente “en cristiano”: Ignacio. Y ya de pilón, con el Juan por delante pa’ que amarre. Sin embargo, en lo sucesivo, la única persona que me llamaba así y cuando llegaba a casa a las 5 de la mañana, era mi desvelada madre. Escuchar este nombre compuesto, para mí, siempre fue motivo de inquietud que antecede a la tormenta de regaños y castigos ejemplares. No se desgasten llamándome Juan, Juanito, Ignacio, Nacho o cualquier combinación de los anteriores si me quieren saludar por la calle. Simplemente mi mente no decodifica lo escuchado como personal. No volteo. Cada quien lleva el nombre que elige para la batalla diaria. Como dijera Cyrano antes de morir, sería el sello de mi grandeza. 

Por lo mismo, empeñar el nombre, con el que te identificas, en prenda de cualquier promesa o condicionar su permanencia al cumplimiento de la misma, es algo grave; Clío, la musa de la historia, en ese momento se alista para registrarlo todo grabado en piedra, en la gloria o la vergüenza.

Dinamarca, desde luego, no es México. Ni en historia, ni en cultura, ni en situación geográfica, ni en meteorología, población, política, economía, ni en…

El sistema de salud de Dinamarca es uno de los mejores del mundo. El país destina un 11 por ciento de su PIB al presupuesto de salud y con cobertura universal. No nada más en el papel, sino en los hechos, ya que no solamente es el aspecto médico, sino también complementado por calidad de vida y empleo. Coincide también con el puesto número 11 en la lista de PIB per cápita comparado con 196 países. En el 99 por ciento de la población, el paciente tiene a un médico especialista asignado en atención primaria. El sistema es gratuito (desde luego, se mantiene con los impuestos de los contribuyentes, pero la calidad y celeridad en el servicio, es un punto extra para afirmar que ese dinero está bien invertido) y los centros de salud pública no están centralizados; los médicos y directores de los centros son autónomos; ellos se encargan y se hacen responsables de la administración de los hospitales y consultorios; no solamente en consulta, cirugía, farmacias, tratamientos, sino también en contratos y salarios.  Esto reduce la hiperburocratización (¿me inventé la palabra?) del sistema y cada paciente cuenta con una tarjeta sanitaria que puede presentar no únicamente en la clínica, sino en la farmacia de su elección para recoger el medicamento. La receta, electrónica, se encuentra en sus dispositivos móviles y en una base de datos general. Todas las historias clínicas de pacientes son fácilmente verificables en una red universal hospitalaria y con un sistema llamado WebReq de análisis clínicos. Consultas que se realizan para recetas, entrega de resultados o seguimiento de tratamientos, son vía telefónica; esto evita las aglomeraciones. Si el paciente por razón de discapacidad o estar en fase terminal no puede acudir a consulta, existe desde luego, la telemedicina, muy útil en estos años pandémicos o la atención domiciliaria. (¿Alguien recuerda el “Médico en tu Casa” en el sexenio chilango de Miguel Mancera?). Los municipios proveen de todo lo necesario para que el paciente se encuentre lo más cómodo y lo más cercano a una atención hospitalaria de primer nivel. Muy importante: más del 90 por ciento del abasto de medicamentos y tratamientos está garantizado, y el aeropuerto de Copenhague no ha sido bloqueado por desesperados padres de familia exigiendo las quimios de sus hijos que por derecho les corresponden.  

Enero de 2020: el presidente de la República aseguró que el primero de diciembre de ese mismo año el sistema de salud pública funcionaría con normalidad. Medicamentos gratuitos y servicios de calidad como en… Correcto, Dinamarca; aunque también mencionó Canadá y Reino Unido. En poco más de un mes se cumplirán dos años de esa fecha fatal. Juzgue usted.

Noviembre, 2021, el mismo jefe del Ejecutivo, afirmó: “Me dejo de llamar Andrés Manuel si no se distribuyen medicamentos en México”. 

Hace unos días, octubre, 2022, misma persona: “Aceptamos el desafío y el reto y cuando terminemos, vamos a tener sistema de salud de primera; como en Dinamarca”.

Esto me lleva a una reflexión y a una duda.

Tal vez el presidente tenga razón; la culpa es nuestra al no haberle preguntado si tendremos en 2024 el sistema de salud de Dinamarca… del siglo XV.

¿Podemos ir convenciendo al INE para que organice una consulta popular y buscarle nuevo nombre a quien ya lo empeñó y lo perdió en algún rincón de su morning show?

Mientras escucho algo de Reggae (sin ganja), no puedo evitar acudir al enorme gran profeta de Jah:

Bob Marley no es mi nombre. Ni siquiera sé mi nombre aún.

                                 Iñaki Manero.

Bitácora de Viaje XXVII

por NellyG 1 octubre, 2022

                                         

        LA VERDAD ES LO QUE ES, Y SIGUE SIENDO VERDAD AUNQUE SE PIENSE AL

              REVÉS.

                    – Antonio Machado.

   “Te informo que el nutrido contingente se dirige hacia la plancha del Zócalo en donde se prepara el mitin; elementos de la policía capitalina nada más están vigilando la marcha luego de que encapuchados hicieran destrozos y saquearan tiendas de conveniencia a su paso acompañando al grueso de los manifestantes que avanzan gritando consignas de manera pacífica. Volvemos contigo al estudio…”

   No importa cuándo leas esta narración del colega reportero; con sus matices, puede ser en cualquiera de las fechas señaladas como propias para este tipo de muestras de rechazo, condena, exigencia. Amparado desde luego por la Constitución, aunque siempre en constante choque con la garantía de libre tránsito que el mismo compendio de leyes señala. Al momento de escribir estas ideas, se lleva a cabo en Ciudad de México la conmemoración (para algunos será festejo, créanme, de que los hay, los hay), de la matanza de Iguala, Guerrero en su edición número ocho. Los protagonistas tienen ligeros cambios en el elenco: padres de los manifestantes desaparecidos y sus eternos líderes, simpatizantes de corazón como agrupaciones que buscan por los suelos del territorio nacional convertido en espantosa fosa común y desde luego, oportunistas que desde el principio han lucrado con la desgracia y que desde luego les importa un rábano lo que le haya pasado a los estudiantes. Desde el sexenio anterior, esta especie de miserable rémora, se mueve con promesas, reflectores y petición de votos con lo de siempre:  “esclarecer los hechos hasta sus últimas consecuencias, caiga quien caiga” y variaciones sobre el mismo tema.  El desfile se completa con curiosos, periodistas que van a informar y otros que van a aplaudir contando en sus crónicas lo bien organizado que estuvo y lo humanista del gobierno que les permite inundar las calles y avenidas con sus reclamos. Finalmente, salvo que alguien más se me vaya de la memoria, los más bajos en la pirámide: grupos violentos pagados por intereses y agendas secretas con el propósito de desvirtuar marchas de origen pacíficas como las feministas del ocho de marzo. Nadie los detiene, nadie los hace responder, con la ley en la mano, por la colección de delitos perpetrados a su paso y nadie lo hará.  El fantasma del 68 y ahora el espectro de Ayotzinapa, traen una losa muy pesada que podría ser, a la postre, la lápida de muchas carreras políticas. 

   La marcha concluyó hace unos instantes con un “¡Venceremos!” luego del mitin en la Plaza de la Constitución. Cada quien de regreso, sudorosos, extasiados. Ya volverán.  Algunos estuvieron presentes la semana pasada en el ataque al Campo Militar número 1, en Paseo de la Reforma. Ese Campo Militar que si pudiera hablar (tal vez lo haga) contaría, por lo menos, una historia como para quitar el sueño; de cómo estudiantes universitarios fueron llevados ahí, torturados y algunos asesinados y desaparecidos en 1968 por órdenes de autoridades que hoy, para mayor espanto, son ídolos de políticos en el poder del presente, alumnos de lo más rancio y podrido del pasado. De ese capítulo de la serie Me Dueles México que nadie hoy menciona desde Palacio Nacional intitulado “La Guerra Sucia”; cuando se perseguía guerrilleros en la sierra de Guerrero para mantener la paz priísta. Los atrapamos, los torturamos y los desaparecemos.  Se acabó y todos seguimos tranquilos.  Muchos de esos guerrilleros, recordando a Lucio Cabañas, salieron de la Escuela Normal Rural Isidro Burgos de Ayotzinapa.  Depende de qué lado estés de la narrativa, algunos les llamarán “luchadores sociales” y otros “viles delincuentes terroristas”. Hay algo de cierto en cualquiera de las dos expresiones.  Desde quienes denuncian las desapariciones de compañeros con filiación de extrema izquierda por parte de un sistema que se dice amigo de esa visión social, pero cuyas acciones más bien pertenecen a las paranoias stalinistas o devaneos fascistas, hasta los saqueadores de camiones repartidores de refrescos, papitas y pastelitos o secuestradores de vehículos de pasajeros con todo y chofer para transportarse en sus andanzas gansteriles disfrazados de auténticos luchadores sociales. Si se me permite la hipótesis – y a estas alturas de la demencia nacional todo puede caber -,  ¿sería muy descabellado presumir que exactamente eso es lo que pretenden quienes aprovechan la confusión para clasificar los movimientos estudiantiles pasados, presentes y futuros y sacar la mejor parte? El crimen organizado, lo sabemos, es ingrediente importante. ¿De qué magnitud? Hay una neblina que impide ver con la razón reposada.  Funcionarios de tres niveles de gobierno y en general, servidores del Estado (sí, Estado incluye ejército, marina, ahora guardia nacional, etcétera) involucrados en la detención, desaparición y muy probablemente homicidio. ¿Hasta dónde topan?  Un rompecabezas programado para desorganizarse justo cuando están por insertarse las últimas piezas y comenzar de nuevo.

   Han aparecido nuevos datos y a regañadientes de quienes quieren mantener el caos informativo.  Una filtración a la prensa que pone en entredicho la nueva “verdad histórica” que en esencia, no varía mucho de la anterior.  Es como ver una nueva versión de un clásico del cine que no ofrece mucho para hacerla atractiva. Nada novedoso. Las mismas mentiras, la misma olla con otros grillos mientras se siguen vendiendo como “diferentes”.  Cuatro años para pintar la misma fachada, que ayer era verde, de guinda, pero sigue siendo fachada. “Peña Nieto nos mintió, ahora que no se burlen de nosotros”. Palabras que escucho de los oradores al concluir la parte conmemoración, parte circo de este año.  Jalemos nuestra silla y esperemos cuál será el sabor del atole que nos querrán servir el año entrante. Mientras esperamos, el genial cínico Jacinto Benavente sentencia: “La peor verdad sólo cuesta un gran disgusto. La mejor mentira cuesta muchos disgustos pequeños y al final, un disgusto grande”.  

   Iñaki Manero.

Bitácora de Viaje XVI

por NellyG 2 septiembre, 2022

                                                      

           NO SE DEBE CONFUNDIR LA VERDAD CON LA OPINIÓN DE LA MAYORÍA  

                                                               Jean Cocteau

   En 2014 recibí una llamada del entonces editor de la prestigiada revista Rolling Stone; una publicación que inicia con el nacimiento del gran movimiento contracultural de 1967. Para quien no la conozca o la haya oído mencionar sin ni siquiera hojearla, es muy fácil concluir que por el nombre (referencia obligada a la canción de Dylan y a esa latosa banda londinense), debe tratarse de una revista que aborde temas musicales sobre todo de interés anglosajón. Nada más lejos de la realidad; la revista pretende ser una reivindicación multigeneracional a la necesidad de estar correctamente informado, siendo la música un aspecto del caleidoscopio y no necesariamente un eje central. Hecha la aclaración, como dicen los clásicos, razón de más para haberme sentido sumamente honrado al recibir la invitación para participar en el siguiente número, intentando explicar un trágico galimatías embarrado de corrupción y encubrimiento llamado Ayotzinapa. ¿Sabía en qué me estaba metiendo? No lo recuerdo. El caso es que le entré a la encomienda.

   Ocho años después, le sigo entrando. Porque así como los médicos tienen un acuerdo con la vida, los comunicadores lo tenemos con lo más cercano a una descripción de las cosas y sus causas, número uno, y número dos, a una reflexión personal e informada que se le pueda ofrecer a quienes nos hacen el honor de escucharnos, vernos, leernos. Lo que sucedió en Iguala, Guerrero esa noche del 26 de septiembre de 2014 y madrugada del 27, marcó un antes y un después al derecho público a la transparencia y la información; desgraciadamente, a pesar de los discursos, las promesas, fotos y reflectores, poco hay de nuevo para completar las piezas del rompecabezas y también rompecarreras políticas y rompevidas en libertad. Y por lo visto, pinta para ser un caso al que se le agregan, de cuando en cuando,  varios incendios que confunden – ¿intencionalmente? – el acceso a la verdad. 

   Como si leyéramos la sinopsis de una película para decidir si vamos o no al cine un  sábado flojo, la historia podría por encima y en una de tantas variantes, ir como sigue…

   Varios estudiantes de la escuela normal rural Isidro Burgos de Ayotzinapa, Guerrero, secuestran camiones y exigen ser llevados a la ciudad de Iguala con la intención de seguir su camino rumbo a la Ciudad de México, presuntamente para unirse a la protesta en la conmemoración del 2 de octubre de 1968. Ya en Iguala, deciden ir a boicotear un acto de la esposa del presidente municipal, José Luis Abarca. Son perseguidos por policías municipales; algunos logran escapar, otros son golpeados y arrestados; se dice que uno muere y otro más es llevado al hospital, en donde se recuperaría más tarde.  Corte a…  la confusión, la desinformación y el juego de quién cuenta mejor una mentira para salvar el pellejo político.  Se presume que la policía de Iguala los entrega a sus colegas de Cocula, quienes a su vez, los turnan a miembros del grupo del crimen organizado denominado Guerreros Unidos, rivales acérrimos de los Rojos, con quienes pelean el cultivo y trasiego de la heroína hacia la capital de la República y más allá, tal vez hasta la ciudad de Chicago, en los Estados Unidos.  Es en este microuniverso cuando las cosas comienzan a rodearse de una niebla tóxica, fétida, a donde no pasa la luz. Arranca el baile de las mentiras, porque sería la última vez, luego de esta detención en que se vería a la mayoría de los 43 que oficialmente fueron detenidos por la “ley”.  En caída libre, la suerte de los estudiantes se pierde en la bruma y aquí entran de lleno las “verdades a modo”.  Una línea más o menos lógica relata que los delincuentes los ejecutaron, confundiéndolos con los rivales o presumiendo que entre los jóvenes había infiltrados del grupo antagónico; posteriormente, sus cuerpos  ocultados, quemados, desmembrados, quizás deshechos en ácido… Ante la falta de una eficiente, aseada y profesional verdad jurídica, a la hora de escribir este texto, agosto de 2022, tenemos dos “verdades históricas”.  La primera, producto de las conclusiones a las que llegó la entonces Procuraduría General de la República en el gobierno anterior y por la cual, hoy está iniciando proceso penal su responsable en el momento de los hechos.  Hoy, para evitar que el Ejecutivo meta las manos en la persecución de delincuentes, de Procuraduría pasa a Fiscalía y teóricamente tiene la autonomía que le faltaba a su antepasada.  El resultado: nada valioso. Mucha forma, poco fondo. La verdad histórica presentada recientemente por la Subsecretaría de Derechos Humanos de la Secretaría de Gobernación, matiza, pero no aclara lo más importante: ¿En dónde están los 41 estudiantes que faltan? Y sí, deja más preguntas que respuestas aclaradas.

   Para no escribir notas a pie de página, dije 41 porque hasta ahora, la nueva verdad histórica no ha desmentido los hallazgos de algunos restos óseos que la Universidad de Innsbruck, en Austria, certificaron como pertenecientes a dos de los desaparecidos.  Ambas conclusiones, la de la administración pasada y la actual (luego de cuatro años de gobierno y de prometer que ahora sí se llegaría hasta el fondo), coinciden en que los muchachos fueron asesinados y sus restos esparcidos. ¿Cuál novedad? O como dicen por ahí, ¿de qué sabor quieren su atole hoy? 

   “Crimen de Estado”, sentencia Alejandro Encinas, subsecretario de Gobernación. Sí, el mismo que, cuando diputado, escondió a un hombre, Julio César Godoy,  acusado de narcotráfico, en su oficina de San Lázaro hasta que pudo jurar como diputado federal y gozar de fuero para posteriormente, luego que la Procuraduría pidiera su desafuero,  desaparecer.  Pero la palabra Estado (así, con mayúscula), tiene mucho margen de movimiento. Puede ser cualquiera de las instituciones que regulan la vida de una sociedad en un territorio soberano: policía, salud, ejército, gobierno…   ¿Son todos o hacemos excepciones a modo?  En la siguiente bitácora, le seguimos entrando porque el diablo, efectivamente, está en los detalles, o tal vez se nos olvidó ponerlo en la lista de presuntos culpables. El 2024 está más cerca cada vez.

               Iñaki Manero.

Bitácora de viaje XXV

por NellyG 1 agosto, 2022

                                              

                  LA PRIMERA OBLIGACIÓN DE LA IGUALDAD, ES LA EQUIDAD.

                                                              Víctor Hugo

   El estadio estaba a reventar; se celebraba uno de los encuentros más esperados de la temporada. El clásico regional que definiría un galardón.  Desde luego, los precios de las entradas se encarecieron de manera descomunal desde que se anunció el partido.  En las calles de la ciudad, desde la avenida principal, hasta las vías más humildes, se extrañaba la razón por la que habían sido creadas.  Solo se movían las hojas de los árboles con alguna ráfaga de aire aquí y allá. Al acercarnos a las casas, el asunto cambiaba; la estridencia de la narración radiofónica y televisiva comprobaba que la fiesta era dentro de las casas, los talleres, los restaurantes. Quienes no habían obtenido boleto, se invitaban a casa de la familia y los compadres o aprovechaban el dos por uno de los bares y comederos locales para no perderse el espectáculo. Los medios masivos son, a veces, más socialmente unificadores que cualquier domingo de iglesia.  Pero, en cuestión de sociedades, también ocurre que no todos alcanzan a ser distinguidos con el privilegio de la asistencia presencial al estadio o de una casa con televisión, o bien, el chance de entrar a un establecimiento porque “nada más se puede ver con consumo de alimentos y bebidas”.  ¡Bueno! Hasta el dueño de la única tienda de electrodomésticos en la zona, cerró la cortina para irse a casa haciendo imposible el “vitrinazo”;  última oportunidad para quien no tiene recursos.

   Pepe, Rosita y Hugo estaban en esta situación. Ni boletos, ni radio (mucho menos tele), ni siquiera para tres refrescos en la lonchería. Papá y  Mamá habían salido a vender artesanías al pueblo vecino.  Los tres, sin nada mejor que hacer, rodeaban el estadio bardeado casi en su totalidad salvo por un pequeño hueco rellenado con  una barda a medio colocar de apenas metro y medio de alto; era la parte más vulnerable del edificio y custodiada por un guardia de seguridad que seguro estaba en el bar mirando el encuentro confiado de que nadie notaría su ausencia; vamos, sus jefes estaban adentro interesados en otras cosas.  Los tres hermanitos decidieron echar un vistazo. En la calle de enfrente, don Fortunato tomaba el aire y mordisqueaba una paleta para aplacar el calor. Era el dueño de la tienda de abarrotes y por lo visto, era también fuera de este mundo, ya que no gustaba ni de ver ni de practicar deportes. Miraba con curiosidad al trío. Era de esas personas que reparaban en lo irreparable. Sonrió, entró a su negocio y apareció con tres huacales de madera mismos que colocó cerca de los críos. Cuando fue descubierto, hizo un gesto de complicidad y volvió a cruzar la calle colocándose nuevamente en su portal, expectante.

   Pepe, adolescente, larguirucho, alcanzaba perfectamente a asomar la cabeza por encima de la barda que dominaba buena parte del campo de juego; Rosita y mucho menos el pequeñín Hugo, no habían llegado todavía a esa cita con la genética. Vamos, el más chico ni siquiera subiéndose a un huacal hubiera podido salvar el obstáculo. Mínimo lapso de confusión; todo estaba muy claro: una caja para cada quién y que se las apañaran como pudieran, ¿no es cierto?  La ley del más apto, le permitiría a Pepe mayor espacio, a Rosita, por lo menos, extender el cuello. Pero Huguito… ¿Qué? 

   Terminó el tiempo reglamentario. Un gran partido. Los hinchas del equipo ganador, a festejar al bar; los del perdedor, también a echar unos tragos, a olvidar y soñar con una futura victoria.  El guardia de seguridad, salía de la taberna satisfecho de afición, cacahuates y cervezas seguro de que nadie habría advertido su ausencia a la comisión asignada para ese domingo. En efecto, la pequeña barda lucía vacía, sin oportunistas. No es que le hubiera importado mucho.  En la vida, hay excepciones y pecadillos veniales; pequeñas justicias sociales, pensaba.  Pepe, Rosita y el pequeño Hugo, habían salido pitando luego de que el árbitro marcara el final, no sin antes tomar los huacales, cruzar la avenida y dejarlos, acomodados, eso sí, a los pies de don Fortunato que mantenía esa mirada pícara y en la mano, tres bolsitas con caramelos de anís. No hubo necesidad de agradecer.

   Don Fortunato despachó al último cliente de su tienda. Fue un buen domingo para las ventas porque muchos aficionados, acalorados, morían por un refresco y alguna compra de último momento para llevar a casa.  Cerró la cortina de metal por dentro; el ruido hacía eco en la calle silenciosa y ya obscura. Apagó las luces y casi tropieza con tres huacales. Sonrió. Mañana los ordenaría. Abrió una puerta al fondo de los refrigeradores, bajó con cuidado las empinadas escaleras y tecleó un código de seguridad en la puerta de metal cuya voluminosa cerradura cedió con un clic. Entró. La puerta de hoja gruesa, cerró automáticamente.  Don Fortunato se sentó frente a un iluminado panel de control repleto de comandos digitales. El  teclado virtual apareció frente a sus ojos. Sus dedos, extrañamente largos para esa constitución robusta, teclearon.

   SUJETOS DE INVESTIGACIÓN T1, T2, T3.

   FECHA SIDERAL: Y25/SIGMA/TAU

   VECINDARIO: SISTEMA SOLAR PLANETARIO, PARTE FINAL INTERNA GALAXIA ESPIRAL.

   INVESTIGACIÓN TIPO: EXPERIMENTO SOCIAL

   CONCLUSIONES FINALES AL EXPERIMENTO LLAMADO “TRES CAJAS”: BASADO EN LOS RESULTADOS OBTENIDOS EN ESTE ECOSISTEMA, CONSIDERANDO LAS VARIABLES Y FACILITANDO ELEMENTOS PARA RESPUESTAS CONDUCTUALES, ESTE INVESTIGADOR CONCLUYE QUE LOS HOMÍNIDOS HABITANTES DE ESTE TERCER PLANETA, DESDE ÉPOCAS TEMPRANAS EN SU DESARROLLO FÍSICO Y COGNITIVO, SON CAPACES DE RECONOCER LA DIFERENCIA ENTRE LOS CONCEPTOS DE IGUALDAD Y EQUIDAD; LOS DOS MAYORES ACORDARON CEDER UNA SEGUNDA CAJA AL TERCERO DE MENOR TAMAÑO.

   RECOMENDACIÓN : SEGUIR OBSERVANDO. HAY DATOS PARA CONFIAR EN UN BUEN PRONÓSTICO EVOLUTIVO A MEDIANO PLAZO.  FIN DEL COMUNICADO.

   Don Fortunato firmó su reporte y lo envió desde el ordenador cuántico. Descansó permitiendo recuperar sus facciones reales del mimetizador corporal y acarició sus adoloridas antenas.  Había sido una buena jornada para un sociólogo externo. Sí les dije que don Fortunato era de otro mundo, ¿cierto?

          Iñaki Manero.

Bitácora de Viaje XXIV

por NellyG 1 julio, 2022

La mejor manera de mantener la palabra, es no darla.

– Napoleón Bonaparte

 

Todos mienten. Dice el doctor Gregory House en la segunda fila. ¿Es la mentira inherente al ser humano?, retaría Voltaire, sentado en platea. ¿Gracias al engaño hemos armado una sociedad cohesionada? Se levantaría Desmond Morris para hacer escuchar su voz desde gayola.  Y si de repente alguien pone en la mesa de discusión el papel de las cosas no comprobables científicamente, digamos, religiones, pues…  por favor no me echen a andar.  Aunque, se parará indignada la señora con suéter amarillo visible a metros de distancia, “no confundamos mentiras con fe”. Y diría Dan Brown, llegando tarde y quitándose el grueso abrigo, que se trata más bien de la aceptación de lo que nos imaginamos que es verdad, aquello que es indemostrable.  ¡Yo lo escribí antes que cualquiera de ustedes naciera! – Vociferó el anónimo maestro de la ley judaica – ¡La fe es la garantía de lo que se espera, de lo que no se ve! Nuestra señora de amarillo inmediatamente certificaría lo anterior blandiendo su Biblia abierta en Hebreos 11:1. Solo, en un rincón, con su toga y su calvicie incipiente, el exprocurador romano Poncio Pilatos murmuraría entre dientes antes de dejar la sala discretamente, ¿qué es la verdad?

Dejemos nuestro auditorio cósmico y a su confundido maestro de ceremonias a quien ya se le salió de control la sesión. Retomemos ideas que angustian. Preguntas que millones han pensado, pero no exteriorizado por el miedo ancestral al dios vengativo, celoso, rencoroso. ¿Y si todo fuera mentira? ¿Y si todo lo que nos han enseñado los viernes, sábados o domingos en mezquitas, sinagogas o iglesias, fuera falso?  Peor aún: ¿Y si todo lo inventaron nada más para vivir del cuento a nuestras costillas?  Hablando de costillas…  ¿De dónde sacaron que se rellenó una costilla del primer hombre para crear a la (depende el texto) primera o segunda mujer? ¿Estamos ante uno de los más antiguos ejemplos literarios de control machista por medio de la fe?  Sería la duda de una militante feminista quien por cierto también acudió al evento.  Sí, la religión. Tiene una definición que personalmente me encanta y que no a todos satisface, pero me quedaría sin problemas con ella: religare, ligar, unir fuertemente. ¿Con quién? Podría inferirse de botepronto que con una fuerza creadora, cortes celestiales, ángeles, santos y todas las mitologías alrededor.  Pero no necesariamente. En la etimología no aparece Dios (con mayúscula o minúscula). Lo escribo con mayúscula porque tenemos un pacto bilateral de no agresión que, huelga decir, pocas veces respeto. Pero ha sido paciente.  Ligar, pues de manera fuerte entre quien lanza la oferta y quien o quienes se dejan seducir por el contenido de lo que sea: paraíso en el Cielo o en la Tierra, justicia para todos o… gasolina a diez pesos litro.

Es correcto; la política es cuestión de fe. Muy ligada a la mercadotecnia y la publicidad; nada más que en términos prácticos, se le llama propaganda que no está nada lejos del concepto de proselitismo religioso.  Hay quienes le venden arena al beduino y hay quienes ofertaban (¿ya no?) indulgencias plenarias.  Hay quienes venden el sueño de acabar con la corrupción, la delincuencia, la inequidad social y económica nada más llegar al poder.  Defecto de la democracia, dirían los cínicos. Es difícil transitar o trascender de un esquema despótico, teocrático, totalitario, absolutista, a la inconcebible de primera instancia, posibilidad de tener en tus manos las riendas de tu vida.  Tener la capacidad de decidir que ya no quieres el fatalismo de “así ha sido y así será”.  Y justamente esta ha sido la realidad de nuestra  América Latina.  Jefes tribales, incas, huey tlatoani, reyezuelos locales. Toda una fauna política gobernando a la llegada de los europeos que venían de sistemas similares: Reyes por la Gracia de Dios. La única diferencia está en el descubrimiento de tecnologías más eficientes para llegar, dominar e imponer más rápido en el nombre de ese dios y el rey elegido por derecho divino.  Si los mexicas hubieran tenido bestias de carga más grandes y fuertes que un venado, habrían utilizado el conocimiento de la rueda (por increíble que parezca, este invento universal se usaba para la elaboración de juguetes) para llegar más lejos con sus guerras floridas, posteriores sacrificios con degustación incluida y el concepto de la divinidad del tlatoani en turno.  Dejar de  romantizar esa sociedad y darle su dimensión real como seres humanos con pasiones y ambiciones, nos ayuda un poco a comprender que se trata de una naturaleza social de nuestra especie y no como hechos aislados victimizando al perdedor y lucrando políticamente, como ha sido desde hace siglos, con la idealización del pasado.  Un paseo rápido por la historia de México es más que suficiente para darnos cuenta que desde las épocas precolombinas hasta la caída del PRI en el 2000, no estamos acostumbrados intelectualmente a decidir por nosotros mismos, por triste que esto parezca.  Emperadores, Altezas Serenísimas, aventureros europeos, revoluciones que únicamente hacen cambiar de patrón y no de situación, dictaduras de partido. Hemos normalizado el fraude electoral y el ungido por el dedo del señor presidente como “el tapado”; hoy, “corcholatas”.  Justo cuando el poder ejercido por el voto popular  y teniendo uno de los sistemas electorales más caros del mundo para garantizar el derecho de elegir libremente va tomando consistencia como chocolate espumoso, algo surgido de las nieblas pretéritas, polvos de aquellos lodos instalados en el inconsciente cultural, vuelve a hacer clic.  Y por supuesto, la miopía histórica para seguir rindiendo culto a un ego. El fanatismo en cualquiera de sus presentaciones, religiosas, políticas, económicas, sociales, nos devuelve al casillero de la involución en donde seguiremos tristeando. Y lo más triste, pensando que siempre será la culpa del otro, del de atrás, del adversario.

Mientras tanto en el auditorio, que se ha convertido en una jungla de frases, dichos, máximas, condenas y salmos y el maestro de ceremonias ha decidido exiliarse en el camerino a tomar mezcal,  hay un asiento vacío con una nota firmada, dejada por cierta dama vestida de manera muy particular:

“¿Qué humor puede ser más raro, que el que falto de consejo, él mismo empaña el espejo y siente que no está claro?”

Juana Inés de Asbaje Ramírez de Santillana.

Iñaki Manero.

 

  • 1
  • …
  • 4
  • 5
  • 6
  • 7
  • 8
  • …
  • 10

Descarga la Edición Junio 2025

Columnas Editoriales

  • CEO grupo GORAT SECU Seguridad en México: La prioridad que no puede esperar 

    2 junio, 2025
  • Bitácora de viaje LVIX

    1 junio, 2025
  • Historia de la seguridad privada

    1 junio, 2025
  • Confía en el universo y observa qué sucede

    1 junio, 2025
  • El estilo del embajador Ron Johnson

    1 junio, 2025
  • La hipocresía colectiva

    1 junio, 2025
  • Urgente, proteger a los niños

    1 junio, 2025
  • Medio millón de empleos menos 

    1 junio, 2025
  • Costa de Puerto Juárez-Punta Sam: Anomalías y oportunidades

    1 junio, 2025
  • Siguen las inversiones en Q. Roo

    1 junio, 2025
  • Paros y sargazo, doble amenaza

    1 junio, 2025
  • Silencio judicial, riesgo empresarial

    1 junio, 2025
  • Del plato a la boca

    1 junio, 2025
  • La mejor ciudad del mundo

    1 junio, 2025
  • Simulación para someter al Poder Judicial en México

    26 mayo, 2025
  • Anomalías y áreas de oportunidad en la Costa de Puerto Juárez-Punta Sam, Caribe Mexicano

    19 mayo, 2025

Revista Proyecto Brújula

Cancún iTips

AGENDA

  • Junio 10 al 12 • ExpHotel Cancún 2025

    1 junio, 2025
  • Junio 13 al 14 • Copa Cancún de Pesca

    1 junio, 2025
  • Junio 14 al 18 • IPW en Chicago

    1 junio, 2025
  • Junio 19 • Summit Turismo Digital

    1 junio, 2025
  • Junio 27 al 29 • Nacional Infantil de Ciclismo

    1 junio, 2025

El Molcajete

  • La gastronomía es una opción turística.

    1 junio, 2025
  • 1ro de mayo, celebrando los derechos de lo laboral.

    1 mayo, 2025
  • Los conciertos generan derrama económica tangible.

    1 abril, 2025

Infografía

  • Burnout: Trabajar hasta el agotamiento

    1 junio, 2025
  • No dejes pasar lo que es tuyo

    1 mayo, 2025
  • Semana Santa: Playas, el destino favorito 

    1 abril, 2025
  • Facebook
  • Twitter
  • Instagram
  • Youtube

@2020 - Todos los derechos reservados. Diseñado por Latitud 21

Revista Latitud 21
  • Inicio
  • Secciones
    • Agenda
    • Emprendedores
    • Encuentros
    • En la 21 y otras latitudes
    • Foro Empresarial
    • Infografia
    • Libro Ecología y Espiritualidad
    • Lifestyle
    • Meridiano 87
    • Playa del Carmen
    • Portada
    • Responsabilidad social
    • Sube y Baja
    • Tech 2.1
  • Columnas de Opinión
  • Caribe Mexicano
    • Quintana Roo
    • Cancún
    • Playa del Carmen
  • Deporte y Salud
  • Ediciones Anteriores
  • Contacto
  • Otras Revistas del Grupo