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Revista Latitud 21
Categoría:

Cuarto de Huéspedes

La magia de la palabra “organizar”

por Latitud21 Redacción 1 diciembre, 2015
EMMANUEL GRIMBAUM

EMMANUEL GRIMBAUM

Nos enfrentamos diariamente a problemas a los que concedemos más o menos importancia en función de los inconvenientes que nos ocasionan. Tenemos tendencia a evadir o ignorar la mayoría so pretexto de que no nos pagan por resolver problemas de los demás, y que si cada uno hiciera bien su trabajo todo funcionaría correctamente.

Cada problema nos hace perder dinero, disminuye el margen de ganancia y las posibilidades de desarrollo. Esos problemas cotidianos son costosos para una empresa, su cúmulo puede hacer la diferencia entre ser competitiva o ir gradualmente a la quiebra.

Todos reconocemos que hay desperdicios, pérdidas, actividades inútiles, errores, mermas, desviaciones de conformidad, entre otras, sin medir su amplitud.

Esta constatación es transferible al nivel del conjunto de actividades de todos los procesos de dicha empresa con altas consecuencias financieras.

Numerosas empresas, instituciones y asociaciones se encuentran en esa situación. Cuántas veces oímos a empresarios, directores, gerentes repetir a lo largo del día, semanas, meses las siguientes frases sin hacer nada al respecto o simplemente sin saber cómo resolver esa problemática:

• “…Mis colaboradores tienen sobrecarga de trabajo, mi organización no es eficaz, mis costos son muy elevados, mis equipos no tienen buen desempeño. ¿Quién es el responsable de qué? ¿Quién hace  qué?…”

• “… ¿Cómo desarrollar una cultura de progreso y mejora dentro de mi empresa? ¿Cómo garantizar la satisfacción de mis clientes? ¿Cómo valorizar el trabajo de los colaboradores de mi compañía?…”

• “…Mis tiempos de entrega son muy largos, mis colaboradores no entienden a mis clientes, mis responsables no se ponen de acuerdo, tengo muchos colaboradores y se duplican las funciones, mis ejecutivos se van de vacaciones y nadie sabe lo que tiene que hacer…”

• “… ¿Cómo consolidar todos los tratamientos de las informaciones significantes? ¿Cómo implicar a todos los actores? ¿Cómo asegurar la comunicación interna y externa? ¿Cómo controlar o dominar el conjunto de seguimientos y tratamientos? ¿Cómo evitar el papeleo? ¿Cómo seguir y archivar todas las actividades de mantenimiento y mejora continua?

Sin duda alguna, numerosos lectores se encontrarán o se reconocerán en las situaciones descritas pensando en la fatalidad de que “así es nuestra realidad”, y que es poco lo que podemos hacer. Déjenme afirmarles y convencerles de que la solución a todos sus males existe, es única y se llama “organizar”.

En efecto, se debe organizar la empresa, la institución, la compañía, el negocio, el comercio, el establecimiento, la asociación, el grupo empresarial, el corporativo, etc., organizar todo tipo de cooperación humana existente.

Pero atención, debemos tener cuidado y conocimiento para ello, ya que existen técnicas, metodologías, referencias nacionales e internacionales, herramientas, métodos conocidos y menos conocidos para lograr transformar una organización, hacerla eficaz para la satisfacción de sus clientes y eficiente para las partes interesadas a esa entidad (accionistas, colaboradores, proveedores, gobierno, sociedad, etc.).

Lo primero a entender y tratar de dibujar es el bosquejo genérico pero no definitivo de los procesos estratégicos de la organización. En efecto, es necesario encontrar un método para clasificar los procesos. Podemos para ello someternos o limitarnos en describir tres tipos de procesos:

Los procesos de realización, que contribuyen directamente a la fabricación del producto o del servicio, de la detección de la necesidad del cliente potencial hasta su completa satisfacción.

Los procesos de soporte o de apoyo, que son indisociables al funcionamiento del conjunto: Infraestructura, Recursos Humanos y Ambiente de Trabajo, que proveen los medios necesarios a la realización, son los principales por describir.

Los procesos de dirección, que no participan directamente en la realización pero que aseguran la coherencia del conjunto. Sus actividades incluyen las mediciones, el control, la puesta de recursos y la toma de decisiones de mejoras, entre otras.

Mi participación en esta columna les ayudará a conocer los pasos y las actividades necesarias y mínimas para organizarse; ciclo de realización, actores, procedimientos, instrucciones, procesos, pilotos, objetivos, indicadores, tableros de mando, desviaciones y auditorías internas son algunas palabras secretas para una óptima organización; el resultado simplemente es mágico; y no se preocupen, teniendo la voluntad, el compromiso y una óptima asesoría ¡todas, absolutamente todas las estructuras se pueden organizar, cualesquiera que sean los productos o servicios realizados!

 

*Experto en Organización y Sistemas de

Gestión por Procesos para la Mejora Continua

 

 

 

Necesitamos nuestra 5ª Avenida

por Latitud21 Redacción 2 noviembre, 2015

Enojo, felicidad, esperanza y mucha, mucha, pero mucha desesperación. Esto es lo que siento cada vez que visito la 5ª  Avenida de Playa del Carmen.

En el camino de regreso a Cancún siempre me pongo a pensar: Carajo, ¿por qué nosotros los cancunenses que creamos este polo turístico y luchamos por él, no logramos tener la misma oportunidad que nuestros hermanos de Playa? Ellos también están rodeados del Todo Incluido; también tienen un turista que se supone no gasta y que debe tomar un taxi caro, que ya compró sus alimentos y los tours de la semana, pero los playenses ahí están, rodeados de turistas paseando en la 5ª Avenida y muchas veces gastando más dinero y creando más oportunidades de trabajo, moviendo la economía local y todos contentos con lo que se convirtió en un atractivo local. Ni hablar  de lo que le ha significado a Miami las avenidas Lincoln y Ocean Drive que se convirtieron en íconos, aun con toda la oferta comercial, porque al final de cuentas es lo que el turista quiere, dando una indiscutible oportunidad de negocio a artesanos, a heladeros, a joyeros, a restauranteros…

En lo concerniente a Riviera Maya versus Cancún/Puerto Morelos, debemos tener presente que la cantidad de cuartos y turistas que arriban es prácticamente igual; sin embargo, por falta de visión general (me incluyo como gremio restaurantero) no aprovechamos el excelente trabajo de nuestros hoteleros de hacer llegar a toda esta gente a nuestro destino, en el sentido de que no estamos contribuyendo con esa “atractividad” peatonal, que invite a conocer nuestras bellezas naturales, nuestra oferta global, la cultura de México, pues aunque se reportan temporadas de afluencia sin precedentes, la Zona Hotelera parece un pueblo fantasma de las 5:00 pm en adelante (sin contar el considerable tráfico vehicular en la avenida Kukulcán). Cierto es que de las 7:00 a.m. a las 5:00 p.m. los turistas disfrutan de nuestras fantásticas playas, con toda razón y atendidos de maravilla por nuestros hoteleros, pero tarde y noche sencillamente no tienen muchos motivos para salir, ni muchos lugares a los cuales acudir. Con todo respeto, la mayoría de los centros comerciales han carecido de una visión para “invitar” a conocerles, aunque la vida nocturna resulte interesante para algunos segmentos, pero definitivamente no para todos, considerándose que el 80% del turismo que llega a Cancún pertenece al familiar.

Lo tenemos todo y nos estamos durmiendo sobre nuestra mina de oro para  hoteleros, centros comerciales, restauranteros, transportistas, comerciantes, y oro para Cancún, para que renazca como ejemplo a seguir, como destino distribuidor de oportunidades y riqueza, como tarjeta de presentación de un México exitoso, moderno y sustentable.

En nuestro destino, tanto en la zona de playas como en el mismo centro de la ciudad, no despegan importantes proyectos que pudieran darnos la misma condición que la 5ª Avenida de Playa. Por un lado, el llamado Ecopark, que un grupo de empresarios con arraigo propone para el cuerpo lagunar, y por el otro lado el Malecón Tajamar, los cuales pueden ir conjuntamente, imagínese, ofreciendo al turista paseos náuticos e incluso en andadores bien iluminados sobre la laguna protegiendo los manglares a lo largo del Bulevar Kukulcán para desembocar en la ciudad, regidos bajo un plan de desarrollo sustentable. Esto sin duda detonaría un sinnúmero de servicios. Y claro, están, paralelamente, otras avenidas que antaño contribuyeron a impulsar el centro de la ciudad, de donde emergimos muchos restauranteros, y por qué no incluso pensar en el Parque de Las Palapas como el Garibaldi de Cancún, con un ambiente muy mexicano: mariachis, tríos, restaurantes, casas pintadas de todos los colores… ¿Cuántas 5ª Avenidas quieren? ¿Cuántas oportunidades y bienestar para todos en vez de canibalizarnos?

Me dirán que es imposible… pero les contestaré que también la 5ª y Cancún eran imposibles… Solo se necesitan líderes con visión y pasión.

 

 

 

“¿50 mil mdd? ¡Está loco Paco!”

por Latitud21 Redacción 1 octubre, 2015

Hace algunas semanas recibí una llamada de mi querido amigo Paco Martín Moreno, autor de varios y amenos libros, alguno de los cuales habrán leído muchos de mis lectores. La llamada no solo resultó agradable, como siempre, sino que también fue un tanto sorprendente. El buen Pancho quería compartir conmigo su convicción acerca de la enorme oportunidad que el turismo representa para México, lo cual, como consta a mis seguidores, es  un tema recurrente en mis columnas.

Sin embargo, Paco no solo se quedó en eso, sino que le puso número a esa oportunidad, diciéndome: “¡Yo estoy convencido de que México puede generar no 16 mil millones de dólares, como en 2014, sino 50 mil millones de dólares al año!”. Y agregó: “¡Es increíble que España reciba 65 mil, Alemania 43 mil o Tailandia 38 mil, y nosotros, que no tenemos nada que pedir a esos países, recibamos las divisas que recibimos!”.

Debo confesar que, de entrada, me pareció que Pancho estaba desvariando y aventurando algo que, en principio y viendo las cifras actuales, no tenía ni pies ni cabeza. Me di a la tarea de revisar algunas cifras para buscar de qué tamaño era el desvarío o la ficción de mi gran amigo escritor.

Empecé por revisar las cifras de ingresos de divisas a nivel mundial de 2014 y las proyecciones de la Organización Mundial de Turismo (OMT) para 2030, encontrando estos datos: en 2014 el total de turistas internacionales en el mundo fue de mil 135 millones de visitantes, de cuya cifra, poco más de 29 millones, correspondieron a México, lo cual nos devolvió (¡por fin!) a lo que se conoce como el ´top ten´ del turismo en el mundo, ubicándonos en el décimo lugar mundial, con una participación en el total del 2.55%.

En cuanto a divisas, la cifra global ascendió a mil 425 billones de dólares, de los cuales nuestro país aportó 16 mil 300 millones, lo que representa el 1.13% del total. En el caso específico de México, haciendo una simple división de la cantidad total de dólares generados entre el número de turistas, observamos un gasto promedio por turista de 560 dólares, cifra que retomaremos más adelante.

Ahora bien, en las proyecciones que hace la OMT para el 2030 se estima que en el mundo la cifra total anual de turistas ascenderá a mil 800 millones de viajeros internacionales, lo que representa un 58.6% de crecimiento. Aun cuando la OMT no hace proyecciones de ingresos estimados a esa misma fecha, una simple regla de tres, suponiendo que las principales variables se mantengan en sus términos actuales, nos llevaría a la cifra de dos mil 260 billones de dólares. ¡Pocos sectores de la actividad económica pueden presumir de este crecimiento a futuro! Ese es el enorme tamaño del pastel que ofrecerá esta actividad al mundo. Las preguntas pertinentes serían entonces: ¿Quién se comerá ese pastel? ¿Qué proporción podría ser para México en esas fechas?

Siguiendo con el análisis de las cifras de la OMT, nos encontramos un dato muy alentador. La organización señala que la participación de las economías emergentes (grupo al que pertenecemos) en el total del mercado (market share) creció de 30% en 1980 a 45.3% en 2014, y se proyecta que ascenderá al 57% para 2030.

En relación con esto, observemos que los ingresos en divisas de México, que forma parte de ese grupo, significaron el 5.6% del total de los emergentes. En este orden, si nada cambiara y mantuviéramos esa participación de mercado nos corresponderían 63 millones de turistas en 2030, lo que nos lleva a que, si se mantiene el mismo nivel de gasto por turista, la cifra ascendería a 35 mil 280 mdd para ese mismo año, monto que, para mi sorpresa, ya no se aprecia tan distante de la tentadora cantidad que imagina y propone Martín Moreno. Así las cosas, resulta que si fuéramos capaces de venderles más a los turistas o de atraer otros de mayor gasto, llegando a solo 794  dólares por turista, habremos alcanzado los 50 mil mdd.

¿Y eso qué tan difícil es? Pues saque usted sus conclusiones. Viendo algunas cifras de gasto por turista en el resto del mundo, observamos por ejemplo: Australia con cuatro mil 637 dólares, Macao con tres mil 479,  India, dos  mil 626; Tailandia, mil 548; Corea, mil 274; España, mil 003 o Canadá mil 17 dólares. Vale la pena observar que, por ejemplo, en el caso de Canadá, ese país recibe 12 millones de turistas menos que México y genera 17 mil 400 mdd, 800 más que México.

Lo que a mi juicio podría hacerse para incrementar esa cifra de gasto en acciones y estrategias tendientes a estimular nuevo producto turístico es fomentar nuevos nichos como el turismo médico, casinos, el sector de lujo o las comunidades de retiro, o bien atraer a nuevos mercados, como el hispano en los Estados Unidos o el asiático de mayor gasto. Igualmente, hay que decirlo, hay que continuar con las muchas cosas que creo que se están haciendo bien y que están dando tan buenos resultados. Ya profundizaremos en los cómos en otra ocasión. Por lo pronto, queda claro que Pancho no andaba ni mafufo, ni pirado.

 

Dónde estamos parados

por Latitud21 Redacción 31 agosto, 2015
Edgar Rodríguez Lozano

Edgar Rodríguez Lozano

Logísticamente hablando, muy difícilmente encontraremos un país cuya ubicación geográfica sea mejor que la de México, pues al norte tenemos una extensa frontera con Estados Unidos, una de las principales potencias económicas del mundo, al sur somos la conexión con Centro y Sudamérica, por el lado del océano Pacífico tenemos conexión con Asia, y por el lado del océano Atlántico tenemos acceso al llamado Viejo Continente, Europa. De esta manera estamos condenados a ser un centro logístico mundial que facilite las transacciones comerciales internacionales que son tan frecuentes hoy en día.

Pero empecemos por el principio. Entendemos por logística internacional todos los procesos, funciones y actividades necesarias para que la mercancía se transporte de un país a otro u otros donde se necesite, independientemente de que se trate de materia prima, suministros, producto para ser transformado, producto terminado o cualquiera de sus variantes.

En este sentido, para que la logística sea eficiente se deben considerar seis aspectos principales: tiempo (momento en que se requiere), lugar (domicilio exacto), cantidad (ni más ni menos piezas de las necesarias), calidad (condiciones adecuadas), cliente (el destinatario correcto) y costo (el menor posible).

Y es que si uno de estos aspectos no se cumple, los otros cinco no tienen ningún sentido, es decir, no se puede “lanzar un dado” y elegir un menor costo sacrificando tiempo, o elegir el envío de menor cantidad sin importar el cliente, pues cualquier combinación que no asegure una logística correcta solo generará mayores gastos, ya sean directos o indirectos.

Un componente fundamental para que el traslado de mercancías se lleve a cabo de manera adecuada es la calidad y cantidad de infraestructura con la que se cuenta. De esta manera, puertos con capacidad de primer mundo, aeropuertos eficientes, caminos en correctas condiciones, equipo de última tecnología, entre otros elementos, son indispensables para que el funcionamiento logístico de nuestro país sea similar al de otros países del mundo que, a pesar de no contar con una ubicación geográfica similar a la nuestra, son calificados en mejor posición por el Banco Mundial a través del Logistic Performance Index (LPI).

Dicho índice basa su “calificación” en seis aspectos: la eficiencia de la Aduana y la gestión del despacho de mercancías (Aduana); la calidad del comercio y la infraestructura de transporte (Infraestructura); la facilidad para el envío de mercancías a precios competitivos (Embarques internacionales); la competencia y la calidad de servicios de logística, transporte, expedición y despacho en Aduana (Competencia Logística); la capacidad de seguimiento y rastreo de los embarques (Tracking & Tracing), y la frecuencia con la que los envíos llegan a los destinatarios dentro de los plazos de entrega previstos o esperados (Puntualidad).

En 2014, el Banco Mundial colocó dentro de los países más eficientes a Alemania, Holanda, Bélgica, Reino Unido y Singapur. En el mismo reporte el LPI muestra a México en el lugar 50 de 160 países evaluados, estando por debajo de Estados Unidos (9), Canadá (12), Chile (42) y Panamá (45), que también son países del continente americano.

De esta manera, en una escala de uno a cinco, México se ubica en una calificación general de 3.13, que se conforma por 2.69 en Aduanas, 3.04 en Infraestructura, 3.19 en Embarques Internacionales, 3.12 en Competencia Logística, 3.14 en Rastreo y Seguimiento, y 3.57 en Puntualidad.

Solo a manera de ejemplo, a continuación se enlistan los resultados del número uno del mundo: General: 4.12, Aduanas: 4.10, Infraestructura: 4.32, Embarques Internacionales: 3.74, Competencia Logística: 4.12, Rastreo y Seguimiento: 4.17, y Puntualidad 4.36.

Es preciso mencionar que en 2012 nuestro país se ubicaba en el lugar 47, en 2010 en la posición 50 y en 2007 era el número 56.

El reto es importante pero no imposible.

*Subdirector comercial, 

Palazuelos Hermanos


Los siete pecados capitales

por Latitud21 Redacción 31 julio, 2015

De acuerdo con la Real Academia de La Lengua Española se entiende por pecado aquello que se aparta de lo recto o que falta a lo que es debido. Apegándonos a esta definición encontramos muchos pecados previos o durante todo el proceso de construcción de centros comerciales. El pecado original surge cuando la desarrolladora cae en la tentación de iniciar un proyecto sin contar con un estudio de mercado. Es fácil para muchos inversionistas pensar que la investigación es un gasto innecesario y que tener en operación otros desarrollos comerciales será suficiente para enfrentar los  retos del futuro. Si bien es cierto que no hay inversiones seguras, se deben poner todos los medios que estén en nuestras manos para minimizar los riesgos. Entre los temas claves a considerar se encuentran: la delimitación del área de influencia, antecedentes e infraestructura, exploración de las características poblacionales, detección de los principales centros económicos y de la competencia, aplicación de encuestas, conteo de afluencia peatonal, vehicular y muchos otros aspectos de interés.

Abordado el origen de todos los males durante la construcción de centros comerciales, desde el punto de vista del mercado, nos enfocaremos en lo que llamamos “los pecados capitales” que provocan la condena de las grandes desarrolladoras.

Soberbia

En los últimos años la demanda de servicios en el país aumentó de manera significativa, por lo que un gran número de desarrolladoras se enfrentan al reto de crear cada vez más centros comerciales en menor tiempo. Sin embargo, la exigencia por contar con estas opciones comerciales a la brevedad es la causa de que los estándares de calidad no se cumplan del todo. Esto puede causar la incomodidad de las personas y provocar procesos judiciales severos tanto de carácter civil como penal para los responsables.

Gula

Otro error común es construir un espacio grande dentro del desarrollo destinado a un restaurante, supermercado o algún otro “negocio ancla” de prestigio. A veces el inversionista considera que una marca de este tipo es garantía para incrementar la afluencia de personas, pero en la práctica esto no siempre es cierto. Conocer previamente las opiniones de nuestro mercado potencial mediante encuestas nos permitirá definir la mezcla adecuada de negocios para lograr una propuesta diferente.

Avaricia

Ahorrar es bueno siempre y cuando no se caiga en el exceso. Muchas constructoras optan por utilizar materiales de muy baja calidad con el afán de optimizar recursos, pero en el mediano plazo puede traer repercusiones graves. Cerrar un local o, peor aún, el centro comercial completo por reparaciones implica pérdidas exorbitantes en las que cada minuto cuenta.

Pereza

Uno de los errores más frecuentes viene de la desidia y pereza de obtener el cálculo exacto de la cantidad de clientes potenciales que espera el centro comercial. Parecería no ser tan grave, aunque sin este dato la construcción del estacionamiento puede ser insuficiente y nos encontramos con centros comerciales que delimitan los espacios para cada automóvil de manera desproporcionada.

Ira

La competencia es sana pero cuando ésta se convierte en desleal se asemeja a la ira. La planificación de los espacios debe pensarse para una gran variedad de empresas, que aunque sean del mismo giro tengan la garantía de que hay un mercado interesante para cada una. Recordemos que la competencia es necesaria pero nunca en demasía.

Envidia 

No se puede negar lo tentador que resulta hacer una réplica exacta de aquellos grandes proyectos comerciales reconocidos internacionalmente. No obstante, debemos recordar que cada mercado tiene sus particularidades y que, a pesar de que también en nuestro país hay proyectos majestuosos, éstos deben tropicalizarse a los usos y hábitos de nuestra población.

Lujuria

En este caso el orden de los factores sí altera el producto. La ubicación de los locales puede ser un aspecto diferenciador para determinar el éxito o el fracaso del centro comercial. El acomodo o movimiento de los espacios comerciales puede ser tan estudiado como el manejo de las piezas en un tablero de ajedrez.

Paraíso

El escenario ideal para todo centro comercial es el de tener todos sus locales ocupados, e incluso contar con una lista de espera de espacios. Esto es posible, pero es necesario que las tiendas, restaurantes, centros de entretenimiento y demás negocios se hayan construido en un ambiente planeado. Como bien dice la frase “el diablo está en los detalles”, y si las desarrolladoras cometen el pecado de omisión en cuanto a datos del mercado su destino será llegar a un lugar lleno de torturas y sufrimiento, que en este artículo ni siquiera nos atrevemos a mencionar.

 

 

El turista del futuro

por Latitud21 Redacción 2 julio, 2015

 

Hace unas semanas encontré uno de esos reportes que nos hacen reflexionar sobre el futuro de los viajes y el turismo, y sobre el poco o mucho trabajo que llevamos para atender las tendencias actuales del mercado.

El reporte, elaborado por la empresa más importante de tecnologías de viajes a nivel global, Amadeus, se titula Future Traveller Tribes 2030, Understanding Tomorrow’s Traveller, y hace un análisis de cómo será el mundo en el 2030 y cómo viajarán las personas dentro de 15 años.

Basado en el concepto acuñado por Seth Gordin de “tribus”, el reporte define seis características de viajeros de acuerdo a sus valores, comportamientos y necesidades. Los nuevos viajeros se dividen de la siguiente manera:

1. Los simplicity searchers, que tratan de complicarse lo menos posible cuando viajan y dejan a un tercero la organización de sus vacaciones, lo que representa una nueva oportunidad para los agentes de viajes especializados para sugerir, reservar y vender viajes. ¿Quién dijo que las agencias de viajes habían muerto?

2. Los cultural purists, que buscan realizar viajes donde se involucren directamente en el estilo de vida local, conviviendo con las comunidades y viviendo experiencias como si fueran uno más en el lugar que visitan.

3. Los social capital seekers, quienes obtienen el valor de su viaje en la forma en como dejan algo en la comunidad, y usan los medios digitales para informar de los beneficios locales o ambientales que genera su viaje. Son asiduos a escribir blogs de viaje y utilizan el boca a boca para recomendar sitios donde su visita represente beneficios tangibles.

4. Los reward hunters, con un estilo de vida basado en el bienestar físico y mental, generalmente viajeros de muy alto poder adquisitivo, que vacacionan para relajarse, tener experiencias gastronómicas únicas y desintoxicarse de la vida de la ciudad, obteniendo en cada sitio una recompensa única de acuerdo a su estilo de vida.

5. Los obligation meeters, viajeros cuyo objetivo principal de viaje es hacer negocio, y buscan contar con espacios cómodos para trabajar, tener citas y cerrar acuerdos comerciales con socios.

6. Y por último los ethical travellers, quienes son conscientes del impacto que genera su viaje y buscan de cualquier forma minimizar sus impactos ambientales (por ejemplo, midiendo su huella de carbono y compensando con proyectos de reforestación) y maximizar el impacto social de sus vacaciones.

Como se puede apreciar, en la mayoría de los casos la sustentabilidad es un factor clave, y en el futuro (aunque ya muchos empiezan a hacerlo hoy) buscarán especialización, uso de las tecnologías y tener un impacto positivo durante sus vacaciones.

¿Estamos desde el sector público, privado y social atendiendo esta demanda de viajeros y preparando nuestros destinos, empresas y comunidades para atenderlos? Vale la pena hacer una reflexión profunda al respecto, y prepararnos para lo que viene.

Si no, nos quedaremos fuera del mercado.

 

*Director general de Sustentur, con más de 15 años de experiencia en el diseño de estrategias de turismo sustentable para destinos, empresas y organizaciones en México y Latinoamérica.


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