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Revista Latitud 21
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Sergio González

  • Al buen entendedor
  • Presidente de la AMATUR
  • Presidente del centro de atención de salud mental y prevención de adicciones «Vital»
  •  sgrubiera@acticonsultores.com

La movilidad y otras cosas…

por Latitud21 Redacción 30 junio, 2017

Es vox populi, todos hablamos de ello: el tránsito (que es mejor término que tráfico y más apropiado) en Cancún está cada vez peor, está desquiciado, es un caos.

Nuestra querida ciudad crece vertiginosamente año con año acompañada del incremento en las ocupaciones hoteleras y de nuestro éxito turístico en consecuencia, pero al mismo tiempo cada vez hay más habitantes, más comercios, más transeúntes y más automóviles entre otros elementos que se suman al crecimiento.

Lo preocupante es que este crecimiento no ha estado aparejado de una adecuación constante en los planes y programas de ordenamiento, no ha estado acompañado de mejoras sustantivas a las vialidades, ni de reformas a los reglamentos de tránsito o de cambios sustantivos en el transporte público,  y no se ha pensado ni por asomo en el  desarrollo de nuevas tecnologías que permitan una nueva y mejorada movilidad en esta importante ciudad.

El crecimiento ha sido sin orden, sin planeación, sin rumbo, por parte de las administraciones municipales que se han sucedido una a otra simplemente heredando el problema hasta llegar adonde estamos, con una saturación vehicular, sin atención ni derechos a los peatones, sin estacionamientos, con vialidades obsoletas, sin señalética o muy pobre, sin pensar en las capacidades diferentes; con cambios de uso de suelo sin ton ni son y expedición de licencias que se generan alegremente sin ofrecer soluciones de fondo; estamos a la deriva.

Es prioritario para la ciudad y sus habitantes que pensemos ya en soluciones de fondo. Es necesario que nos sentemos a discutir, analizar y trabajar en acciones concretas para diseñar un Plan Integral de Movilidad para Cancún y eventualmente las áreas conurbadas; en un nuevo y moderno Reglamento de Tránsito; la mejora integral y rediseño de vialidades, glorietas, semaforización, mobiliario urbano; la incorporación seria de ciclovías, el transporte urbano lagunar, incorporar tecnología de punta y desarrollar nuevos esquemas de cultura vial; Cancún no solo lo merece, sino que le urge.

Mientras tanto, es conveniente que hagamos conciencia. Es necesario que empresarios, comerciantes, escuelas, autoridades, automovilistas y transeúntes hagan su parte, que se respeten horarios, cajones de estacionamiento, accesos, señalamientos, espacios públicos, etc., y que se respete al prójimo.

Que señoras y señores que llevan y traen a sus querubines de la escuela respeten el espacio y el tiempo de todos; no siempre se puede estar justo en la puerta, a veces hay que caminar, señoras; que los colegios particulares mejoren, dignifiquen y amplíen sus accesos y áreas de ascenso y descenso.

No se quejen por pagar estacionamiento ni lo evadan, por favor, en esta ciudad es regalado, 10 pesos la hora, y a veces hasta tres no es nada, eso contribuye a una mejora de la vialidad.

En fin, tenemos que pensar en el gran Foro por la Mejora de la Movilidad en Cancún y que de sus conclusiones emanen leyes, ordenamientos, estrategias y acciones que nos queden como un legado. Los gobiernos municipales han estado en falta y grave omisión en el tema por décadas. Ya basta, hagamos algo nosotros.

 

De pasadita…

Cancún debería llamarse así oficialmente y ¡NO Benito Juárez!  ¿Para cuándo?…

Por otra parte no comparto la idea de que la zona continental de Isla Mujeres, llámese Costa Mujeres o Playa Mujeres, deba tener otro nombre comercial que no sea Cancún.  Sería un error mercadológico seguirle buscando otros nombres cuando Cancún es una marca posicionada mundialmente y con el más alto nivel de recordación de todos los destinos de México.  Lo mismo va para Puerto Morelos, ¿para qué quebrarse la cabeza? Mercadológicamente les conviene llamarse Cancún.  Claro que los políticos tienen su corazoncito, aunque no sepan de turismo. Pero una cosa es un municipio y otra muy distinta es un destino turístico.

 

De postre… ¡el Gran Final!

Por fin detuvieron a Borge.  Qué alegría, se hizo justicia.  Ahora es importante que se trabaje para que se restituya el daño. No sería justo que simplemente vaya a la cárcel mientras sus amigos y familiares más cercanos disfrutan de la fortuna mal habida.

Nunca tuve duda de que el gobierno de Carlos Joaquín trabajaba exhaustivamente en el tema y que llegaría el día, solo era cuestión de tiempo y de procedimientos.  Felicidades al Gobierno del Cambio…

 

Una de embajadores

por Latitud21 Redacción 1 junio, 2017

La víspera de este artículo me preparo para asistir a la celebración por el Día Nacional de Noruega en la embajada de ese querido país en México, y al mismo tiempo la despedida de nuestra también querida embajadora Merethe Nergaard.

Ha sido una magnífica experiencia ser cónsul y representante al mismo tiempo en Quintana Roo de tan maravilloso y rico país.

Noruega, siendo uno de los países más ricos y productivos del mundo, cuenta con ciudadanos que por el contrario son las personas más sencillas, cálidas  y amables que he conocido.

Merethe, como le decimos cariñosamente a tan excelsa diplomática, es un ejemplo de ello, quien desde que llegó a México se ocupó de estrechar relaciones de todo tipo con nuestro país, no solo en los niveles político y diplomático propios de su tarea sino también del tipo social y cultural, con la calidez que le caracteriza a ella y a los noruegos, llevando una agenda dinámica que incluyó reuniones por toda la República, estrechando relaciones entre nuestros países y fomentando como es debido el intercambio económico, político y cultural.

La labor de esta amable embajadora quien me ha distinguido con su deferencia, me hace pensar en el enorme compromiso de aquellos que al ser embajadores destacados en determinado país o región representan por tanto a la máxima autoridad de sus países, y en tales condiciones llevan la enorme responsabilidad de ser diplomáticos y al mismo tiempo estadistas a distancia.

Ser plenipotenciarios les confiere la autoridad y responsabilidad máxima para representar a sus países con todo lo que ello implica, y a tomar decisiones al nivel de primer ministro, lo que en países que viven conflictos internacionales de cualquier tipo convierte la asignación en un verdadero y en ocasiones valiente reto.

Los embajadores son un enorme y valioso vínculo con la cultura, la economía y desde luego la política de los países con los que interactúan; construyen canales de comunicación, estrechan relaciones y mantienen a toda costa no solo vías abiertas de información sino de amistad y buenas relaciones con todas las partes.

Sin duda no es fácil la labor diplomática para todos los embajadores; hay quienes tienen que sortear desde conflictos políticos hasta militares, y quienes a lo largo de la historia han puesto en riesgo su vida y la de sus familias.

El embajador se mimetiza, se vuelve local, se identifica con el país en el que habita, a veces, pero no olvida sus raíces, su pueblo y su familia.

El embajador es el vínculo a veces poco reconocido entre dos pueblos; es interlocutor, traductor, político, conciliador y es en ocasiones el presidente a distancia; incluso es a veces parte de la monarquía con todo lo que eso conlleva para algunos países, reconocida, admirada, aplaudida y también criticada y soslayada.

El embajador es pues, una figura notable de nuestras sociedades y de nuestras formas de gobierno que en el marco de un compromiso, de una asignación respetable y digna, de un mandato gubernamental, se convierte en ciudadano del mundo, y su tarea puede ir de lo más cultural y emblemático a lo más sublime, rudo e incluso riesgoso y hasta impopular.

Mi reconocimiento para los embajadores del mundo que cumplen con su labor a cabalidad.

Es claro también que en países como los nuestros, con nuestras inacabadas democracias y nuestros entornos de impunidad y corrupción, las embajadas pueden convertirse, como lo han sido en ocasiones, en el escape fácil o la puerta al olvido para malos y criticables gobernantes.

A pesar de ello, los embajadores son los diplomáticos que con o sin carrera representan y deben dignificar a sus países por el mundo.

Aquí mi reconocimiento a los distinguidos embajadores del mundo que tenemos en México, y entre ellos reconozco por hoy a la muy querida Merethe Nergaard.

Que Dios la proteja siempre embajadora, y gracias por su tiempo en México.

 

 

El afán recaudatorio no es la solución

por Latitud21 Redacción 2 mayo, 2017

El afán recaudatorio de gobiernos estatales y municipales, ante la ya tristemente acostumbrada paupérrima situación de sus arcas, se suma a la pléyade de infortunios que hace que la tan anhelada “prioridad del turismo” siga siendo una falacia, es decir el argumento que según la lógica es válido, pero no lo es.
Administraciones van y vienen, promesas se suceden unas tras otras, pero al final el resultado es el mismo, los gobiernos dicen estar pobres, estar quebrados, aludiendo siempre a los antecesores, y al parecer la falta de recursos les da la justificación suficiente para no poder acometer sus tareas y compromisos con eficacia y mientras tanto los ciudadanos tenemos que escuchar una y otra vez la misma vieja cantaleta: “no hay recursos, nos han saqueado, hacemos nuestro mejor esfuerzo”, y al mismo tiempo los impuestos y tributaciones de todo tipo continúan aparejados de auditorías, revisiones y por supuesto obstáculos, todos o casi todos con afanes recaudatorios, ante la siempre triste y paupérrima situación de nuestras administraciones de gobierno.
Entre la gama de barreras administrativas está la famosa y nunca bien ponderada licencia de funcionamiento, que es casi como el trámite absurdo de tener que gestionar placas nuevas para el automóvil cada vez que a un nuevo gobierno se le antoja, porque, claro, significa recaudación.
Hemos dicho reiteradamente que ese trámite es absurdo, burocrático, ilógico y costoso, por decir lo menos. ¿Cómo es posible que una empresa tenga que cumplimentar el enfadoso expediente año con año y llevar cientos de copias de tantos y tantos documentos una y otra vez cuando en teoría, y hoy más que nunca gracias a la tecnología, en los gobiernos municipal y estatal tienen un expediente completo de cada empresa?… No lo puedo entender… que alguien me explique…
La licencia de funcionamiento debería ser única, para empezar, no tiene por qué haber una estatal y una municipal, y debería tener además una vigencia de por lo menos cinco años, si no es que diez; las empresas son las mismas, sus razones sociales también y sus domicilios si acaso cambian solo deberían ser notificados por Internet.
El trámite, por otra parte, debería ser hoy en día On Line. ¿Se entiende el concepto, verdad?… por Internet, y deberían bastar unos minutos para conseguirlo y con ello promover un enorme ahorro de horas hombre al tiempo que se evita burocracia y corrupción.
En el ámbito de las agencias de viajes se pretende desde años, en Quintana Roo por lo menos, solicitar licencias de funcionamiento por cada una de las llamadas Mesas de Hospitalidad que existen en los hoteles para poder atender y dar servicio a los turistas que nos visitan.
Estas mesas son espacios públicos concedidos por los hoteles, a solicitud desde hace 40 años de los mismos mayoristas generadores de nuestro tráfico y flujo turístico, por lo que no existe un contrato de por medio ni se paga renta alguna, pero sin ellas no sería posible la atención diaria a los turistas que demandan información acerca de qué ver y hacer en el destino, por lo que es ilógico, absurdo e inaceptable la exigencia de una licencia de funcionamiento, cuando además la agencia de viajes en turno ya cuenta con una licencia en su oficina matriz; el hotel ya cuenta también con una licencia correspondiente y se trata además de un espacio abierto de atención y servicio.
Me pregunto si les exigen licencia de funcionamiento a los doctores cuando hacen visitas a domicilio, o a los tan necesitados plomeros o electricistas que van y hacen la talacha a domicilio ¿?… Lo que ocurre es que a las agencias de viajes los munícipes las tienen a “tiro de piedra”, bien ubicadas, y resulta fácil fiscalizarlas, es como ir a cazar al zoológico, vamos…
Eso no es más que una barrera adicional para la cosa turística que se suma a la gama de obstáculos que impiden el desarrollo de la competitividad para el turismo en México; claro que la intención de los promotores de dichas prácticas tiene un solo objetivo, y este es pura y llanamente de recaudación. No hay propósitos de control, ni de auditoría, ni mucho menos de estadística para el turismo, claro que no, el único propósito es recaudatorio, tal como lo son las tristemente célebres reformas fiscales que han resultado un fiasco para la competitividad.
El Turismo será una prioridad en este país solo cuando verdaderamente se derriben todos los obstáculos y barreras que hay para su adecuada gestión, que son cientos. La licencia de funcionamiento y sus requisitos es uno de tantos…
Hasta la próxima.

Los oportunistas del turismo…

por Latitud21 Redacción 10 marzo, 2017

 

Como en cualquier ámbito de la economía, la ubicación es importante y las oportunidades se presentan en donde hay flujos de consumidores potenciales. Así hay grandes negocios para crear flujos y hay también pequeños negocios que aprovechan los flujos creados por otros, y no hay pecado en ello, es parte de la economía, de la oferta y la demanda.

El turismo como es lógico no escapa de estos conceptos y en los destinos turísticos hay quienes invierten, desarrollan y generan flujos de turistas y hay quienes con menor inversión aprovechan estos flujos generando ofertas para ellos, es una cuestión de economía.

Lo que no es admisible y no se vale son las prácticas de quienes aprovechando los flujos generados por otros, las oportunidades que genera el mercado, hagan ‘negocios’ sin inversión o con mínimas inversiones para explotar el turismo sin importar el deterioro al medio al ambiente, por ejemplo, sin pagar impuestos, sin que haya conciencia sobre las buenas prácticas de negocios y un sinfín de premisas que simplemente hacen de estos oportunistas del turismo unos mercenarios, pero que además en muchos casos cuentan con la venia de las autoridades en turno, quienes o se hacen de la vista gorda o incluso son partícipes de los ‘beneficios económicos’ que generan estas prácticas ilícitas.

Estoy seguro que a estas alturas de mi texto, a mis ocho lectores ya les vino a la mente más de uno que conocen en esta categoría de oportunistas, porque los hay de todo tipo y en todas partes.

Me referiré a los invasores oportunistas de la Bahía de Akumal.

Con ambición desmedida, oportunistas que no son originarios de Akumal, pseudo guías de turistas, y tristemente también algunos pobladores a quienes les dio acogida, empleo y vivienda, invadieron paulatinamente la principal Bahía de Akumal, atentando contra la paz y tranquilidad que han caracterizado a este hermoso destino por años, con el argumento de que “las playas son públicas”, para comerciar, acosar a turistas y visitantes y explotar de manera indiscriminada la práctica del nado con tortugas.

Sin invertir un solo centavo, argumentan algunos de estos abusivos invasores su derecho a explotar las playas de Akumal presionando a los turistas a comprar sus ‘servicios’ con el falso fundamento de que la ley les asiste y que es necesario y obligatorio contratarles para esta actividad.

Para lograr sus propósitos y hacerse de un modo de vida fácil y sin inversión han invadido propiedades, destruido y modificado accesos y engañado descaradamente a autoridades, bañistas y opinión pública.  Han llegado al punto de sacar a los turistas del agua a empujones si no contratan sus ‘supuestos’ servicios de ‘guía de snorkeling especializado’.

Los intereses de estos invasores no son de recreación y descanso como argumentan falsamente; está fehacientemente comprobado que sus únicos intereses son comerciales a través de visibles prácticas de venta ambulante que llegan hasta el acoso a los turistas.

Semarnat y Profepa han sido instituciones omisas en el asunto y cuando finalmente actuaron y decretaron una Suspensión Temporal, o lo que ello signifique, para la práctica del nado con tortugas, los grupos de cooperativistas organizados, es decir estos Oportunistas del Turismo, levantaron la voz para decir que es injusto que se atente contra su Modus Vivendi. Suena ahora el trillado discurso populista de que “se atenta contra las familias de quienes por años han venido desarrollando esta actividad de manera honesta” y bla bla bla…

Y los legisladores utilizarán por su parte aquellos argumentos también trillados de que “tiene que haber oportunidades para todos y que tendrá que privilegiarse el diálogo” y que bla bla bla…

No señores, no se equivoquen, los Oportunistas del Turismo han acabado con la paz de Akumal, han denigrado su acceso principal y lo están convirtiendo en un balneario popular de poca monta sin importar los derechos de quienes por años han invertido en la zona generando empleos dignos.

La autoridad en sus tres niveles de gobierno está obligada a actuar y ponerle remedio al asunto. Debe habilitar y poner en condiciones las ventanas al mar contenidas en el Plan de Desarrollo Urbano para no permitir la excusa de los cooperativistas de que no tienen accesos, y asegurarse de que se cumpla la ley y no fomentar, en posturas populistas, que sigan apareciendo cooperativistas, que se multiplican y más tarde exigen derechos adquiridos por antigüedad.

Esos explotadores de la Bahía de Akumal son como esos ‘viene viene’ con su franela roja; aparecieron un día por ahí, nadie los necesita, pero llegaron para quedarse.

En próxima entrega comentaré a mis ocho lectores de algunos otros de esa categoría…

La gente mediocre, hace países mediocres…

por Latitud21 Redacción 31 enero, 2017

 

Muchísimos son los llamados “memes”, las cadenas, los videos que evidencian la ineptitud del Gobierno, y las reacciones de todo tipo en redes sociales frente a las más recientes noticias del  incremento al precio de las gasolinas y combustibles.

Rechazo generalizado, ira, frustración y acaso invitaciones a movilizaciones pacíficas y a seguir compartiendo los mensajes a través de las redes sociales es lo que se atestiguó en los últimos y primeros días del año. El país es un desastre…

Pero como en esas películas que empiezan por el final, inserto ahora esta frase: “semanas atrás”… reflexionaba con mi hijo, luego de haber vivido en Alemania por casi un año, acerca de cómo y por qué estamos tan mal en México en tantas cosas. Luego de la experiencia germánica y de vivir en ciudades casi perfectas en todos sentidos, para mi hijo, aunque orgulloso cancunense, resulta incomprensible lo que atestigua día con día en este nuestro sufrido terruño.

Con nostalgia, casi con impotencia, me decía cosas relacionadas con una visión a la que ya estamos acostumbrados. ¿Por qué aquí los postes están chuecos, papá?, con tristeza… ¿Por qué las calles no tienen nombre? ¿Por qué todo nos vale madre?, con frustración.

Pero la reflexión y el cuestionamiento iban más allá. “Aquí todo lo hacemos mal papá; aquí hacemos trampa; permisos y licencias se consiguen si tienes influencias, aquí es la ley del más fuerte, del mejor colocado. Aquí se evade, se miente, se engaña y se hace trampa; qué tristeza me da mi país”.

No puedo más que darle la razón y compartir su pena, lo que me lleva a reflexionar, nuevamente, en que estamos mal aunque nos vaya bien irónicamente, porque somos un país mediocre de gente mediocre, gobernado por abusivos.

Un país es el reflejo del comportamiento y cultura de su gente, siempre he creído eso. Alemania, Suiza, Noruega o Dinamarca son casi perfectos, no solo porque sus gobiernos o líderes no sean corruptos, sino porque Todos sus ciudadanos se comportan bien, hacen lo correcto y no responsabilizan a sus gobiernos por aquello que corresponde a los ciudadanos.

En México, ante cualquier calamidad, por insignificante que sea, culpamos y responsabilizamos de inmediato al gobierno.

Hay muchísimas cosas que nuestros gobiernos hacen mal, su ineficacia, falta de probidad y nulo compromiso están más que demostrados, pero hay otro montón de cosas que los mexicanos hacemos mal, que nada tienen que ver con el gobierno, y la suma de ambos elementos da como resultado la sociedad y el país que tenemos.

Todos los exhortos que llegan cada día en las redes sociales tienen un ingrediente de “ya basta”…Ya basta de malos gobiernos, ya basta de corrupción, no más abusos; muchos contenidos de invitación a reclamarle al mal gobierno, a los pésimos diputados y a exigirles cuentas. Otros tantos también que invitan al No consumo, al paro, al boicot para “mostrar el músculo de la sociedad al mal gobierno”… Me parece muy bien, pero no hay ninguno que nos invite al Ya Basta de hacer las cosas mal, ninguno contiene autocritica.

No se trata solamente de No Permitir el abuso del mal gobierno; no se trata solo de participar activamente en las organizaciones de la sociedad civil, lo cual sin duda hace falta; no se trata solo de denunciar la corrupción. Todo ello es parte, sí, de ejercer como ciudadanos, pero se trata también de romper paradigmas de comportamiento y de cambiar hábitos y esquemas tan mexicanos, por decirlo de alguna manera.

¿Conocen acaso alguno de mis ocho lectores a algún evasor fiscal? Probablemente. ¿Conocéis a alguien que se robe la energía eléctrica? Tal vez. ¿Y conocerán algún impuntual?

No todo lo que ocurre en este país es culpa del presidente. Que Peña Nieto es un imbécil, por supuesto que sí, consumado, pero él y su equipo de maleantes y corruptos asesores solo navegan en medio del mar de la mediocridad, la falta de liderazgo, el conformismo y también la corrupción, que como él mismo dijera es parte de nuestra cultura; no estaba tan errado el del copete.

Me parece que sí es correcto el llamado al boicot y al paro; me parece más que justificada la ira por el incremento a la gasolina y que es justo reiterar una vez más el reclamo porque las famosas reformas, entre ellas la fiscal y la energética, no han servido para nada y no son  más que un engaño, un absoluto fraude. Pero me parece también que para tener un mejor país necesitamos ser también mejores mexicanos.

Como reflexión de nuevo año, querido lector, podrías empezar por cambiar algo en tu más cercano entorno, que no tenga que ver con tu Gobierno sino que dependa directamente de ti.

Le digo a mi hijo que mientras tanto seguiremos estando muy lejos de Stuttgart, pero que vamos a intentar nuevamente y sin descanso un mejor México.

Que México encuentre la senda del triunfo. Ya solo quedan dos años de este martirio.

 

Y sin embargo, se mueve…

por Latitud21 Redacción 2 enero, 2017

 

Me temo que a pesar de todo lo que se lee y se escucha cotidianamente acerca del turismo en México, muy poco saben o muy poco les interesa a nuestros gobiernos este fenómeno, especialmente al gobierno federal.

La asignación de presupuestos, por ejemplo, es totalmente incongruente con la supuesta prioridad que en el discurso se le pretende otorgar a la actividad turística.

El departamento de Migración, como ejemplo, carece de personal suficiente para atender las largas filas de turistas que tenemos en aeropuertos como Cancún, con el consecuente mal servicio, mala imagen y pésima percepción de nuestros visitantes; lo hemos repetido hasta el cansancio en todo tipo de foros y oportunidades, pero parece que simplemente no les interesa. Los delegados hacen su mejor esfuerzo y ponen todo su empeño, pero simplemente no tienen ni presupuesto, ni autonomía para resolver las demandas de los destinos turísticos.

Aduana es un caso similar: insuficiente personal, pocos equipos, lamentable clima laboral, causado por larguísimas horas de trabajo de funcionarios que aunque quieran ya no pueden sonreír.

Policía Federal rebasada por las mismas razones; sabemos de fidedigna fuente que en Quintana Roo se requiere por lo menos el doble del personal actual para poder cubrir eficiente y efectivamente las necesidades de seguridad y vigilancia, pero en los escritorios y despachos de la Ciudad de México esto importa poco, o nada.

Pero no todo es presupuesto o falta de personal, existen también múltiples barreras y obstáculos administrativos, legales o burocráticos que dificultan el desarrollo del turismo. Ejemplos hay muchos, veamos unos cuantos: barreras para las importaciones temporales que hacen tortuosa la organización de convenciones, congresos y exposiciones; leyes confusas y discrecionales, en materia de transporte, favoritismo a sindicatos que impiden la libre competencia; tramitología absurda y complicada tanto para abrir como para operar empresas.

Y si vemos el fenómeno desde el punto de vista legislativo, pues también nos quedan mucho a deber por años los congresistas. No existen estímulos fiscales para el desarrollo de la actividad turística, no existen leyes de fomento ni esquemas que alienten a emprendedores o que faciliten las inversiones para el turismo, por el contrario, abundan las barreras.

Si analizamos a estados o municipios, si bien existe una mayor cercanía y conocimiento de la problemática local, hay también miopía y falta de sensibilidad. Basta ver para ejemplo la absurda, incongruente, insensible y recaudatoria iniciativa reciente del gobernador de Baja California Sur, para imponer un impuesto a los turistas que arriben a los destinos turísticos de esa entidad.  Solo por el hecho de ser turistas, de llegar al estado a gastar su dinero y generar empleos se les cobrará un impuesto especial, producto de la creatividad e inteligencia de este gobernador, su equipo y sus aliados los legisladores. Pareciera que el mensaje es que NO queremos más turistas.  Ya solo les hace falta colgar un cartel en Los Cabos que diga No  trespassing.  Si ya con los taxistas, los problemas de transporte y las invasiones a terrenos en ese destino tenían suficiente, pues ahora un nuevo impuesto…

Y qué decir de aquel impuesto local que de manera ilegal, inconstitucional y arbitraria se inventó el genio de Greg Sánchez en Cancún, que denominó impuesto al turismo y que hasta hoy nos obliga a pagar el 10 por ciento sobre todos los pagos y contribuciones municipales, una suerte de anatocismo municipal, que las administraciones subsecuentes se han negado a eliminar toda vez que significa jugosa recaudación. ¿Y dónde está la prioridad del turismo?

Me pregunto dónde está la prioridad y dónde los deseos de competitividad cuando Cozumel sigue siendo una isla secuestrada por el monopolio taxista…

Del Impuesto al Hospedaje, de su aplicación, del manejo de los fideicomisos de Promoción y su transparencia, mejor ni hablamos, eso se lo dejo Al Buen Entendedor…

Sin embargo, a pesar de barreras y obstáculos, a pesar de la miopía, a pesar de que a los gobiernos no les interesa el turismo, a pesar de las leyes absurdas y de la tozudez recaudatoria con ese único propósito, el turismo es una realidad y un éxito en México y muy particularmente en destinos como Cancún, la Riviera Maya, Puerto Vallarta y Los Cabos, entre otros.

El turismo es un éxito y siempre es una buena noticia, porque tenemos empresarios dinámicos, entusiastas y valientes; porque tenemos una hotelería de vanguardia; porque tenemos parques temáticos que son orgullo de México; porque tenemos muy competitivos centros de convenciones Privados, centros comerciales modernos y atractivos y una gastronomía de las mejores del mundo con restaurantes y restauranteros creativos e innovadores.  Nos va bien en el turismo, porque México es hermoso; porque tenemos una riqueza paisajística, histórica y cultural inigualables y sin duda también por nuestra afamada Hospitalidad Mexicana.  Nos va bien también gracias a las economías del mundo y particularmente a la de Estados Unidos, y no porque los gobernadores vayan a las ferias turísticas. No le debemos a Roberto Borge y sus viajes un  solo turista ni un solo vuelo a Cancún.

Si México recibe alrededor de 30 millones de turistas al año, si solo entre Cancún y Riviera Maya reciben más de 10 millones, si Cozumel es el número uno en barcos de crucero, entre otros logros, se pueden imaginar mis ocho lectores cómo nos iría si no hubiera barreras. ¿Cómo nos iría si por el contrario hubiera un poco de fomento al turismo?

Ojalá algún día se enteren que el turismo es la Gran Alternativa de Desarrollo Económico.

Y sin embargo, se mueve

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