Cancún y sus retos rumbo a 2020

por Latitud21 Redacción

A lo largo de la historia de Cancún se presentan ciclos de crecimiento que inician cuando la ocupación llega a niveles altos –de alrededor del 75%- y se caracterizan por fases en donde se absorbe este incremento mediante la construcción de nuevas habitaciones de hotel.

Así sucedió en 1986-87, cuando ocupaciones superiores al 80% permitieron que creciera la oferta de ocho mil a 15 mil cuartos en apenas dos años. También en 1997 una ocupación del 81.0% permitió el desarrollo de más de tres mil nuevos cuartos de hotel en los siguientes dos años y la última vez que se presentó una situación similar fue en 2005, cuando a pesar del huracán Wilma se logró una ocupación hotelera del 79.4%, que esa vez no se tradujo en un nuevo crecimiento de la actividad turística porque tuvo que reconstruirse y modernizarse todo lo destruido.

En 2014 y 2015 han sido años con una ocupación hotelera excepcional y este 2016 va por el mismo camino. En 2014 la ocupación fue del 78.2%, creció a 79.6% el año pasado y en el primer semestre de 2016 Cancún ha alcanzado un 83.8%.

Estos altísimos niveles de ocupación ocurren en un momento en el que la Zona Hotelera no tiene ya casi posibilidades de crecimiento, aunque ya se anuncia la densificación del predio que ocupa el hotel Iberostar donde se sustituirán sus villas por cuatro torres de 15 pisos cada una, o de proyectos nuevos en alguno de los pocos lotes disponibles, como en el caso del ya autorizado hotel Royalton.

Esto hace que en el futuro las posibilidades de crecimiento turístico pasen más por incrementar la derrama económica que genera la actividad que por hacer crecer la afluencia de visitantes con la construcción de más hoteles.

Por el lado de la derrama económica que genera el turismo, vemos que desde enero de 2015 ésta ha bajado de forma consistente. Esto tiene varias causas:

• Por un lado el regreso de los turistas estadounidenses de bajo nivel de ingreso que dejaron de venir desde 2009 como consecuencia de la crisis económica mundial.

• La baja en las tarifas aéreas gracias a la caída que ha tenido el precio del petróleo.

• La fortaleza del dólar que hace que al turista extranjero le rinda más su dinero, sin lograr que esto se haya traducido en un incremento del gasto que realiza.

Así pues, el reto que se le presenta a Cancún en este momento es lograr hacer crecer la economía del destino a través de una mayor derrama económica del turista que ya nos visita y no del incremento en el número de visitantes que recibe cada año.

Para lograr esto hay que esperar un panorama internacional positivo, en donde la economía de los principales mercados de turistas continúe su crecimiento, y, por otra parte, mejorar la experiencia que Cancún proporciona a sus visitantes resolviendo los siguientes retos:

•  La modalidad Todo Incluido ha hecho que baje el porcentaje de turistas que visitan restaurantes, centros nocturnos y centros comerciales, por lo que ahora es común ver locales desocupados a lo largo de la Zona Hotelera. Debe superarse este obstáculo mediante acuerdos entre hoteleros y el resto de los sectores de la actividad turística para incrementar la derrama económica fuera de los hoteles y así revitalizar espacios.

• Existen lugares abandonados por tener problemas de tipo legal o sobre los que pesan embargos e hipotecas. En este sentido es necesario que intervengan las autoridades para desbloquear estos problemas y, en último caso, llegar a la expropiación por causas de interés público.

• Cancún carece de un reglamento de imagen urbana que permita poner solución a varios de los problemas que afectan la calidad del paisaje que ofrece a sus visitantes. Es urgente la aprobación de un reglamento en este sentido que permita poner orden en aspectos visuales que afectan a la Zona Hotelera y el centro de la ciudad que van desde la propiedad hasta el cuidado de fachadas y tapiado de predios baldíos o abandonados.

Es necesaria la revitalización del centro de la ciudad de Cancún pensando en que sea un lugar con una alta accesibilidad que permita que los locales abandonados vuelvan a ocuparse y se reactive la actividad económica. En este caso es importante apoyar iniciativas que permitan incrementar el número de cajones de estacionamiento.