Corporaciones turísticas de escala mundial, líneas aéreas y negocios ligados a la industria de los viajes expresaron alarma o repudio ante la prohibición de ingreso a Estados Unidos de viajeros o migrantes de siete naciones de Oriente Medio y Africa ordenada por el presidente Donald Trump.
Altos ejecutivos de las principales empresas norteamericanas de ventas de excursiones turísticas y reservas “on line” (vía Internet) de pasajes y alojamiento para todos los destinos del mundo expusieron públicamente sus críticas a las órdenes de Trump.
Entre los máximos ejecutivos que repudian la política migratoria de Trump, que califican de xenófoba y antidemocrática, figuran los presidentes de Expedia Inc., Airbnb, TripAdvisor, Lyft y Uber, así como la recién llegada al sector Google.
Además de la alta tensión provocada en las relaciones con México, uno de los mayores destinos turísticos de viajeros estadounidenses, Trump ordenó prohibir la entrada de nacionales de Irán, Iraq, Libya, Syria, Yemen, Sudán y Somalia durante 120 días e indefinidamente los de Siria.
A pesar de que el mandatario negó un sesgo de discriminación religiosa o étnica en sus medidas, que según él procuran hacer de Estados Unidos un país más seguro, sus críticos las consideran antiislámicas y racistas, contrarias a la leyenda de país de abrigo de refugiados que se atribuye a la mayor potencia mundial.
El flamante inquilino de la Casa Blanca estableció un plazo de 90 días para que los órganos de seguridad nacional, aduanas e inmigración investiguen quiénes son y por qué motivos se interesan en ingresar en Estados Unidos, antes de concederles una visa.
Las medidas causaron una enorme confusión en aeropuertos y otras vías de entrada, incluyendo detenciones de viajeros con visas obtenidas previamente a la emisión de las órdenes ejecutivas.
También se vieron en apuros personas con residencia legal en Estados Unidos, originarios de los países vetados, que regresaban a sus empleos, después de vacacionar en sus países de origen.
Otra amplia categoría de viajeros que se ve prohibida ahora de ingresar a Estados Unidos son los familiares de ciudadanos norteamericanos originarios de las naciones castigadas por la orden de Trump, que son estudiantes, académicos, hombres de negocios y personas que buscan tratamiento médico.
El lunes la Casa Blanca se retractó en parte de la idea original y dijo que la prohibición de ingreso a los visitantes de los siete países vetados no se aplicaría a los poseedores de la tarjeta verde(green card) que les garantiza residencia permanente en Estados Unidos.
Autoridades de inmigración y aduanas dijeron el domingo por la noche que ya no se encontraba nadie detenido en aeropuertos, pero abogados de los retenidos dijeron que todavía decenas permanecían bajo arresto pendientes de expulsión.
Según las cifras oficiales disponibles, solo 89 387 ciudadanos de las naciones castigadas por la medida de Trump obtuvieron visas de entrada legal en 2015, incluyendo los refugiados, pero a pesar de su escaso número la reacción de la industria turística ve la política adoptada por el mandatario como una seria amenaza para ese negocio a escala global.
El líder de la minoría demócrata en el Senado, Chuck Schumer, de New York, dijo que “las lágrimas corren por las mejillas de la Estatua de la Libertad”, en una dramática imagen de la vergüenza de quienes cultivaron la idílica imagen de Norteamérica como tierra de acogida a los inmigrantes.
La definición de turismo como el movimiento voluntario de seres humanos de un lugar a otro indica el compromiso de los voceros de la Industria de los Viajes que critican las medidas de Trump.
El presidente y director ejecutivo de TripAdvisor, Stephen Kaufer calificó las medidas de Trump de “crueles y discriminatorias”, al tiempo que comprometió 5 millones de dólares para ayudar a los refugiados.
A su vez, el máximo directivo de Expedia Inc., Dara Khsrowshasi, quien es originario de Irán, dijo que Trump “borró de un plumazo” las raíces de “una nación de migrantes” y prometió hacer todo lo posible para proteger a los empleados de esa empresa.
El fundador de AirBnb y principal ejecutivo, Brian Chesky ofreció alojamiento gratis a los refugiados y cualquiera que al llegar a Estados Unidos confrontara problemas derivados de la prohibición dictada por Trump. “Puertas abiertas nos juntan a todos.
Cerrar las puertas nos divide. Busquemos entre todos los medios de conectar a las personas, no separarlas”, escribió Chesky en Twitter. La pujante alquiladora de autos Uber, con presencia en 70 países, hizo saber por medio de su principal ejecutivo, Travis Kalanick, que protegerá a sus choferes y empleados originarios de los siete países vetados que se vean afectados y los compensará a ellos y sus familias, hasta que la decisión quede sin efecto.
La controversial política migratoria impulsada por el nuevo jefe de la Casa Blanca, que comenzó con la orden de construir un muro en la frontera con México. Fuentes de ese país subrayaron que Trump ignoró que, según datos del Departamento del Estado, un millón de ciudadanos de Estados Unidos residen legalmente en suelo mexicano.
Pero lo más sorprendente, según un antiguo embajador norteamericano en México es “un tema del que nunca se habla: el millón de estadounidenses indocumentados que viven en México”. La mayoría de ellos son personas jubiladas, que entraron como turistas y se quedaron a vivir, gozando del buen clima y el menor costo de vida. Por Leonel Nodal (Especial para CND)
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