T erminó la temporada de huracanes 2017 con un saldo positivo para los destinos de Quintana Roo; a pesar de que otros sitios del Caribe y el Atlántico, incluyendo Puerto Rico, Cuba y la costa Este de Estados Unidos, sufrieron los embates de Cindy, Franklin, Irma, Harvey, y que esta temporada se formaron 13 tormentas / huracanes, los destinos de Quintana Roo han salidos ilesos.
Sin embargo, es importante hacernos algunas preguntas. ¿Qué hubiera pasado si alguno de estos fenómenos hubiese golpeado las costas de Quintana Roo? ¿Estamos lo suficientemente preparados para ser resilientes ante los embates de estos fenómenos?
Desde el lado de protección civil yo podría decir que sí; afortunadamente la cultura de prevención en Quintana Roo y las instituciones federales, estatales y municipales están cada vez más consolidadas, y la población en general se ve y se siente preparada para salvaguardar bienes y su vida en caso de un embate.
Pero a mí en lo personal (y no creo que sea el único), me preocupa el hecho de 0que a nivel ambiental y económico no estamos haciendo lo suficiente para tener sistemas costeros preparados para estos embates. Los esquemas de recuperación de playas y de restauración de ecosistemas están en el discurso y en el imaginario, pero poco en la acción.
Y creo que es un tema que debe ocuparnos más, ya que a pesar de que hemos tratado de cambiar el modelo de turismo y vender otro tipo de experiencias diferentes a las tradicionales, Quintana Roo es un estado cuyo activo principal son las playas, manglares y arrecifes.
Una de las estrategias más usadas en otras partes del mundo para lograr hacer frente al aumento del nivel del mar, a la pérdida de playas y a la protección costera es la valoración de los arrecifes de coral como sistemas naturales de protección. Un arrecife sano, con crestas altas, nos ayuda a evitar el impacto de tormentas, ya que disminuye la fuerza y velocidad de las olas que llegan a la costa y provocan erosiones.
Existe un compromiso de gobierno a nivel estatal en el tema, relacionado con la restauración de los arrecifes, lo cual es una de las grandes noticias que hemos tenido en los últimos años, pero el proceso no puede quedarse solamente del lado del sector público.
El sector privado ha respondido de forma tímida a este gran reto; hay pocos (aunque muy significativos) esfuerzos privados por empujar frente a sus costas la recuperación de arrecifes de coral, y serán ellos quienes obtengan primero los beneficios de contar con un mejor ecosistema costero (incluyendo playas). Otros han apostado por hacer sus propios rellenos de playa, sin una estrategia regional y de largo plazo, lo cual ha tenido resultados poco alentadores.
Y es que, estoy seguro, estamos ya en una época donde si la conservación es importante, la restauración lo es más, y las empresas que apuesten por esta estrategia de ‘supervivencia’ de negocio serán las más competitivas en el futuro.
Ustedes, ¿ya le están entrando al tema?
*Director general de Sustentur, con más de 15 años de experiencia en el diseño de estrategias de turismo sustentable para destinos, empresas y organizaciones en México y Latinoamérica.