- Entre empresarios
- Sergio León
- Presidente de Coparmex Q. Roo
- CEO de Impoexporta
- Twitter: @oigres14
Repensar sobre nuestra responsabilidad como individuos es una tarea sumamente importante que todos debemos asumir. Así creamos que hace parte de nuestra cotidianidad, no todos somos conscientes de ello, pues hay contextos como nuestra empresa, organismo, gobierno, entre otros, donde juega un papel determinante, en los que nuestro accionar, fundamentado en la ética y el desinterés, hace que lo que hagamos favorezca no sólo nuestro entorno, sino el de nuestra comunidad.
Con lo anterior nos referimos a lo que sentimos cuando sucede un desastre natural y ayudamos con víveres, también cuando separamos la basura pretendiendo encontrar la mejor manera de reciclarla o encontramos una despensa y la entregamos a quien más la necesita. Acciones que no demuestran otra cosa que todos somos partícipes de la responsabilidad social desde nuestras trincheras. Aunque la mayoría de nosotros somos partícipes en este tipo de acciones, algo nos hace falta, pero ¿qué? Organizarnos para darles más forma a estas acciones de responsabilidad social, además de documentarlas para orientarlas y, ¿por qué no?, llevarlas hacia una mayor efectividad.
Existe una temática que hoy nos preocupa, la acumulación de haitianos en nuestras fronteras sur y norte. Aunque aportamos a través de nuestros impuestos a temas como la salud, alimentación, prevención de la delincuencia, etc., cuando nos sugieren que, también, lo hagamos en pro de apoyar una misión, que aunque no tiene que ver con nuestros compatriotas, como lo es ayudar a un país como Haití, nos cuesta y lo vemos lejano, incluso sin sentido, a pesar de que, a lo mejor, a través de estas acciones podríamos contribuir a que los habitantes de ese país tuvieran mejores condiciones de vida y evitar la migración, con todos los problemas que trae tras de sí.
En muchas ocasiones la responsabilidad social, desde lo individual o empresarial, nos genera una garantía de retorno, no sólo en lo personal sino, incluso, en lo económico. Por ejemplo, que nuestra policía tenga mejores instalaciones para ejercitarse, alimentarse o descansar entre turnos, aunque es una responsabilidad de Estado, nuestro apoyo podría repercutir en el exaltamiento de su labor y generar un mayor compromiso con la ciudadanía y contribuir con la reducción de los niveles de delincuencia.
Es reconfortante darnos cuenta de que cada vez más existen empresas comprometidas con esta filosofía de vida, pero debemos sumar más organizaciones y ciudadanos, así como generar procesos que lleven a que nuestros actos de responsabilidad social impulsen nuestros esfuerzos, para crecer como sociedad no sólo en lo económico y medioambiental, sino en cada uno de nosotros. No olvidemos que más que una moda, la responsabilidad social debe ser un hábito del que todos nos debemos apropiar.
¡Te invitamos a que conozcas organismos como ALIARSE Quintana Roo!
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