Todos tenemos algunas frases que inspiran nuestra ideología, y hoy quiero compartir aquellas que han marcado mi vida e influido en mi manera de ser y de pensar.
“Lo que haga en vida hará eco en la eternidad”, dijo Maximus Decimus
Meridius, comandante de las tropas romanas (personaje ficticio de la película Gladiador), en la era del emperador romano Marcos Aurelius (personaje real que gobernara el Imperio Romano del año 161 al año 180 de nuestra era), en una escena épica de la película, cuando habla a sus tropas previo a la batalla final contra los bárbaros de la Germania, “what you do in life, echoes in the eternity”. Una frase de apenas nueve palabras que dice mucho, pues representa la máxima aspiración de un ser humano y que es la búsqueda de la inmortalidad a través de sus actos durante la mortalidad.
Y esto me lleva a hablar de otro gran personaje, de quien el pasado 22 de noviembre se recordara los 50 años de su asesinato, John F. Kennedy, el presidente No. 35 de los Estados Unidos de América y quien en su discurso de toma de protesta dijera: “Do not ask what your country can do for you, ask what you can do for your country”. Al igual que Maximus, JFK demostraba con esta frase su filosofía de vida, basada en las acciones propias. “No te preguntes qué hace tu país por ti, pregúntate qué haces tú por tu país”. Ese fue JFK, quien diera su vida por defender los derechos civiles de todos sus compatriotas.
Pero el otro personaje que quiero citar hoy no es un personaje ficticio de Hollywood ni de la lejana historia que leemos en los libros, sino un hombre a quien tuve la oportunidad de conocer y tratar como seguramente muchos de ustedes, Fernando García Zalvidea. Fernando fue un hombre de acciones y reacciones, un hombre de pasiones y emociones, un hombre de su comunidad, al que la vida fuera moldeando hasta convertirlo en lo que llegó a ser. Si tuviera que describirlo en dos palabras, diría que Fernando era un hombre altamente competitivo y extremadamente generoso.
Una combinación simple pero perfecta. Fernando era un hombre competitivo y persistente, tenaz y luchador, que no desmayaba hasta conseguir lo que se proponía. Y esta maravillosa fórmula de competitividad + generosidad que lo distinguía se refleja en una frase que me dijera un día y que hoy entiendo mejor que nunca: “ Eduardo, no importa cuánto des, nunca podrás ganarle en generosidad al Señor y más recibirás de Él”.
Fernando hasta en eso quería competir. Y su obsesión por ganar lo llevó a ser un hombre de extrema generosidad, que en todo momento pensaba en cómo servir y ayudar a los miles de colaboradores que eran parte de sus empresas, así como a su comunidad a través de la Iglesia Católica de la que era parte. Pero en una muestra de humildad, Fernando terminó aceptando su derrota. “Eduardo, no importa cuánto des, nunca podrás ganarle en generosidad al Señor y más recibirás de Él”.
Lo que hiciste en vida Fernando, hoy hace eco en la eternidad. Y tu legado de generosidad habrá de continuar a través de mucha gente que ayudaste y en aquellos en los que has influido con tu ejemplo.
“Porque Nos has hecho, Señor, para Ti y nuestro corazón está inquieto hasta que descanse en Ti”. (San Agustín). Esa es tu mejor recompensa Fernando, tu corazón descansa junto al Señor. Así sea.
[editor]eduardo-albor[/editor]
1 comentario
Eduardo, excelentes palabras para un amigo, recibe un saludo.
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