El socio fundacional de la Academia de Impacto Ambiental, Raúl Arriaga, aseguró que el Tren Maya requerirá abastecerse de combustible a lo largo del trayecto, por lo que habrán de instalarse tanques de almacenamiento.
Durante el foro «El Proyecto del Tren Maya», para analizar la obra, realizado en la Cámara de Diputados, el especialista recalcó que hay que considerar esas obras de infraestructura así como su impacto en el ambiente.
«El tren necesita combustible y no creo que una máquina aguante mil 500 kilómetros con una carga; será necesario poner tanques de almacenamiento y eso implica que la manifestación de impacto regional lleva riesgo, por el almacenamiento de una sustancia peligrosa», dijo.
Mencionó que el proyecto tiene que considerar que haya otras obras y recursos complementarios como caminos para operación, terrenos de ubicación de estaciones, talleres de mantenimiento y bodegas.
Manuel Molano, economista del Instituto Mexicano para la Competitividad, recomendó incluir a la población y actividades distintas al turismo en la planeación de la obra.
“hacer una línea férrea que compita con el Canal de Panamá, lo que implica que se invierta en gas, en sistema educativo y mejorar el Estado de derecho».
En el encuentro, César Edgardo Rodríguez, director general de Planeación y Evaluación de Semarnat, destacó la importancia de tener diagnósticos detallados y emprender una gran cantidad de estudios sobre el riesgo ambiental.
El proyecto tendrá que tener una descripción sobre qué tipo de obra es, qué infraestructura se necesita para operar, qué tipo de residuos se generarán y qué se piensa hacer con ellos.
En tanto que la diputada Silvia Garza, integrante de la Comisión de Medio Ambiente, Sustentabilidad, Cambio Climático y Recursos de San Lázaro, destacó que en la ruta hay al menos tres áreas naturales protegidas: la reserva Sian Ka’an, Calakmul y Palenque.
En el panel sobre los aspectos económicos, José Manuel Galindo, del Colegio de Biólogos de México, refirió que la Península de Yucatán es una de las zonas con más áreas protegidas federales y estatales, por lo que consideró fundamental la transparencia, como parte de la política ambiental, económica y social.