¿En dónde podemos encontrar una norma que nos ayude a hacer lo correcto? ¿En dónde estará la guía conductora que en estos tiempos de tanta confusión nos permita actuar correcta, adecuada y razonablemente?
Si se pudiera simplificar la evolución humana cabría decir que trata del proceso que ha transformado al ser humano de bestia en hombre.
La evolución humana, histórica y social, ha marcado una dirección muy clara, desde las primeras tribus hasta la compleja relación de naciones y ahora en la globalidad: los derechos humanos.
El imperativo ético dice:
El ser humano es fin, nunca medio.
Todos somos iguales ante la ley.
El otro es como yo.
Yo soy nosotros.
El imperativo ético no es una obligación etérea o abstracta. Nos obliga a unos para con los otros, a la justicia, al bien compartido, a la bondad, a la belleza y a la verdad.
Este imperativo es connatural en el ser humano.
Viene como mandato desde la creación, y los humanos desde siempre lo sabemos válido para todos los creyentes en la creación. Es un designio que nace con ella, implicado ya en el big bang, y es el impulsor de la humanidad, manifiesto en todas las tradiciones espirituales y corrientes humanísticas de la historia
Independientemente de la creencia individual o tradición espiritual de cada uno, ya es universal el reconocimiento de los derechos humanos. Las Naciones Unidas han decretado y tratan de universalizar su valor. El primer derecho humano que todos reconocemos es el derecho a que se respete nuestra propia vida y la de los demás. Es un derecho plasmado en las leyes, las tradiciones y las religiones.
Toda la vida en nuestro planeta depende de la energía captada del sol y de los procesos de transferencia energética que se dan en la biosfera, como son el ciclo del agua, el ciclo del nitrógeno, la fotosíntesis, etcétera.
Podremos concluir con absoluta certeza que nuestra vida como especie humana depende de que no alteremos el medio ambiente más allá de ciertos límites que, sea sin alarmismos histéricos, se encuentran mucho más próximos de lo que la mayoría cree.
Si el imperativo ético, la evolución y el humanismo nos marcan el respeto a la vida como una norma básica, es fácil deducir que el respeto y el cuidado de la biosfera que soporta y permite la vida, son también un imperativo indiscutible.
De esta forma nos podemos dar cuenta de cómo evolución, humanismo, ecología y economía se mezclan hasta fundirse en un todo indivisible. Si omitimos uno de los factores mencionados, inevitablemente tendremos una visión parcial del problema, que nos haría caer en una concepción reduccionista del mundo.
En un mundo globalizado como lo es el nuestro, un error de visión puede significar una gran responsabilidad moral en un sentido o en el otro, ya que nos puede conducir a cometer errores de graves consecuencias humanas, para el presente y para el futuro. Tengo la esperanza de que este libro arroje un poco de luz sobre un tema de tanta complejidad y responsabilidad.
Notas al Margen
Imperativo: Que impera o manda.
Ética: Parte de la filosofía que trata de la moral y de las obligaciones del hombre.
Imperativo ético: Mandato que obliga al ser humano.
Evolución: Desarrollo de las cosas o de los organismos por medio del cual pasan gradualmente de un estado a otro.
Big bang; Gran explosión energética, ocurrida hace aproximadamente 14 000 millones de años, de la cual surge el universo.
Biosfera: Conjunto de los medios donde se desarrollan los seres vivos.
El conjunto que forman los seres vivos con el medio en que se desarrollan.
Fotosíntesis: Combinación química producida en los vegetales por la acción de la luz y especialmente la formación de hidratos de carbono.
Energía: Eficacia, poder, virtud para obrar.
Causa capaz de transformarse en trabajo mecánico.
Ecología: Ciencia que estudia las relaciones existentes entre los seres vivientes y el medio ambiente en el que viven.
Economía: Administración recta y prudente de los bienes.
Riqueza pública, conjunto de ejercicios y de intereses económicos.
Ahorro de trabajo, tiempo y dinero.
Ciencia que trata de la producción y distribución de la riqueza.