Capítulo XXI • El ser humano en el presente y en el futuro

por ahernandez@latitud21.com.mx

 

Si pensamos que el ser humano sólo dispondrá en el futuro de las herramientas del presente para resolver sus problemas, el futuro aparece completamente incierto. Pero no será así; el ser humano evolucionará con su medio y responderá a él; el riesgo existirá, pero también las alternativas de solución. Analicemos algunos fenómenos presentes que ya forman parte de las soluciones del futuro.

La revolución interactiva: Cibernética y comunicación masiva, computadoras y televisión, superconductores e intercomunicación mundial, vuelos supersónicos y movimientos de masas, ya eliminaron las distancias: las noticias y los hechos están presentes en el momento de suceder. Estos maravillosos medios se usarán, en su momento, para universalizar el conocimiento y serán los recursos integradores por excelencia.

La terapia genética: El conocimiento de la totalidad de los genes que participan en la integración del cuerpo humano será el comienzo de una nueva era de la medicina que, integrada a lo que hoy se conoce como medicina alternativa, une la nueva conciencia de la participación de la psique humana en la salud y dará toda una nueva visión que hará la vida más duradera, saludable y creativa.

La ingeniería genética: Esta será la verdadera solución a la alimentación en el mundo del futuro, con los saldos que queden de la devastación actual. Si logramos salvar algo, la ingeniería genética generará los recursos suficientes y sobrados para alimentar a toda la humanidad en el futuro.

La inteligencia artificial: Realidad virtual, robótica, cibernética, holografía, etc., crearán opciones hoy todavía difíciles de imaginar. La cultura integrará en forma objetiva las experiencias pasadas de la humanidad con las del presente, en casa y sin desplazamientos.

La energía inagotable: El sueño de la humanidad será una realidad; las energías alternativas, naturales o «limpias» (la del Sol, de las mareas, de los ríos, de la biomasa, del nitrógeno, etc.) como se les llama hoy, serán fuente inagotable y recurso permanente.

Las nuevas tecnologías: Mucho se podría hablar de la tecnología espacial, la robótica, la miniaturización, el control climático, los superconductores, los trenes y automóviles magnéticos, el transporte supersónico, los regeneradores orgánicos y energéticos, las naves espaciales, las computadoras inteligentes, la globalización de la cultura, los súper chips, los chips orgánicos, el conocimiento y la conciencia, etc. La lista sería enorme; estamos en los albores de tecnologías sorprendentes que transformarán al mundo; no habrá problema de la humanidad que, si se desea, no tenga solución; todo dependerá de nosotros mismos.

Como hemos visto, el ser humano es fin y no medio, y el hecho de que tenga conciencia de que el Espíritu se manifiesta en él le da una dignidad infinita.

Podríamos decir que la evolución ha sido el método escogido por el Espíritu para recrearse a sí mismo hasta el hombre. Desde el momento en que la persona cobra conciencia de sí misma, del otro y de la presencia del Espíritu en todos, se inicia su proceso de humanización, que ahora lo entendemos como la autodecisión del retorno al Espíritu divino que le es inmanente.

Así, el humano, al repetir el proceso evolutivo en sí mismo, también utiliza el cambio, el riesgo y el azar como instrumentos, pero con una dirección que le marca el sentido de su propia conciencia, que es el de su vida; persiguiendo aquellos ideales que el humanismo le ha venido marcando en su proceso evolutivo, él es forjador y responsable de su propio destino, el único en el universo conocido que tiene capacidad de decisión.

Esta capacidad de decisión es la que nos compromete en el futuro. Es aquí en donde aparece el aspecto de conservación ecológica. De nosotros depende actuar previendo que los daños que se le estén causando a la naturaleza no sean irreversibles y que con esas tecnologías que describimos se solucionen los problemas del futuro.

La humanidad es, pues, la cúspide de la cadena extraordinaria de sucesos evolutivos que se iniciaron hace 15 000 millones de años con el Big Bang; si esto lo entendemos como una creación del Espíritu, de Dios, de Brahma, de Jehová, del Tao, que culmina con su expresión en el ser humano, deberemos comprender que él era el objetivo de la creación. Tal es el deber de lo humano para con Dios y para con sus hermanos: la conciencia de lo supremo en los demás y en uno mismo. Esa es la religión universal que pregonaba Einstein, ésa es la razón de las religiones integradoras, ésa es la luz del fuego divino de Rama o la presencia del Hijo del Padre en Jesús. Todos tenemos un origen y un destino común y único: La unidad en el Espíritu.

Notas al margen:

Inmanente. Dícese de lo que es inherente a algún ser o va unido de un modo inseparable a su esencia, aunque racionalmente pueda distinguirse de ella.

Marcos Constandse Madrazo
Ingeniero de profesión, Marcos Constandse Madrazo, además de ser uno de los pioneros en el Caribe Mexicano e impulsor de conceptos únicos para la atracción del turismo, es un escritor que comparte su filosofía de vida, fragmentos de la historia y crecimiento de este destino. Una de sus obras es “Ecología y Espiritualidad”, en la que aporta su interesante visión y propuestas para avanzar en el desarrollo económico de la región, privilegiando acciones que moderen y regulen el consumo, para reducir la huella ecológica, a fin de preservar lo más valioso de la humanidad y que está bajo profunda amenaza: el medio ambiente. Hoy más que nunca este tema cobra relevancia, por lo que en cada edición de Latitud 21 incluiremos fragmentos de esta publicación. Búscalo completo en nuestra web: www.l21.mx.