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Revista Latitud 21
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Cuarto de Huéspedes

Una nueva era

por ahernandez@latitud21.com.mx 9 enero, 2019

La toma de protesta del ahora presidente constitucional, Andrés Manuel López Obrador, el sábado 1 de diciembre, constituye un parteaguas en la historia de nuestro país. 

Atrás quedó un modelo de desarrollo de alto contraste, entre la fortaleza macroeconómica conquistada con la debilidad exhibida a la hora de aminorar la pobreza y la desigualdad.

También quedó atrás un modelo de democracia electoral amigable con las cúpulas partidistas y poco sensible frente a las demandas históricas de los marginados de antaño y de los grupos emergentes: indígenas, migrantes, personas con discapacidad, empresarios, mujeres, niños, jóvenes, adultos mayores y comunidad LGBT, entre otros.

Poco hay que agregar a los saldos de la era que dejamos atrás: inseguridad, corrupción, impunidad, pobreza y desigualdad. He aquí los parámetros con los que el desempeño del gobierno actual habrá de ser juzgado en la nueva era.

Sin menoscabo de lo anterior el saldo negativo a resaltar en el momento actual es el clima de polaridad imperante, y, por lo mismo, el desafío estriba en construir uno de concordia, que haga imperar el diálogo y el aprecio de las diferencias.

Frente al poder destructivo de la violencia en sus diversas manifestaciones (laboral, escolar, doméstica, de género, política, etc.), la salida es la cultura de la paz: un modelo de convivencia sustentado en la integridad personal y la congruencia ética, que se yergue como de mayor valor para construir el México que queremos.

En los mensajes de su toma de protesta, Andrés Manuel deja entrever su apuesta por un México de concordia y en paz, pero también por encabezar un gobierno plural e incluyente, que escucha a sus gobernados y gobierna para todos. 

Desde este espacio saludo ambas orientaciones y hago votos porque en los hechos se honren.

Como sostuve en un ensayo reciente, el México que queremos ha de ser una visión de futuro y a múltiples voces, que visibilice y empodere a los olvidados. 

Resulta sintomático que el primer compromiso de gobierno haya sido con dedicatoria a los pueblos indígenas. Sobran razones para compensar esa deuda histórica. En el México que queremos no hay lugar para la marginación y el menosprecio, y eso ha de ser extensivo a los mexicanos de carne y hueso: mujeres, niños, adultos mayores, personas con discapacidad, empresarios, jóvenes, migrantes, etc.

El México que queremos es uno en el que cada persona, desde su singularidad, pueda hacer su propia historia desde un yo creativo y protagónico. ¿Será esa la nueva era? 

Pymes: es hora de trabajar en su transformación digital

por Latitud21 Redacción 28 noviembre, 2018

Las pequeñas y medianas empresas (pymes) siguen siendo las más importantes generadoras de empleo, lo que, aunado a su volumen y niveles de producción, las posiciona como uno de los principales pilares de la economía mexicana. Los desafíos que representan la inflación y la inestabilidad económica ponen en riesgo su rol. 

Por otro lado, el fenómeno global de la digitalización –que continúa modificando los hábitos de consumo– va alcanzando cada día más a estas organizaciones, de forma que aquellas que no comiencen ya con su proceso evolutivo corren el riesgo de desaparecer. Por supuesto, no se trata de armarse de tecnología sin ton ni son, sino de implementar las herramientas necesarias considerando su nivel de operaciones y alcance, con una estrategia en mente: la de aprovechar la innovación existente para mantenerse vigentes.

 De acuerdo con ID (“Cómo la transformación digital ayuda a la innovación de las pymes”), digitalizarse representa un proceso continuo de adaptación e impulso de cambios disruptivos en el ecosistema basado en competencias digitales. La firma analista indica que las pequeñas y medianas empresas que alcanzan su transformación son aquellas que innovan con modelos de negocio apalancados en satisfacer la experiencia de los clientes haciendo converger los medios físicos y digitales. Al hacerlo no solo garantizan su permanencia en el mercado, también son más ágiles y eficientes, lo que redunda en mayores ventas.

Con todo, según la plataforma de préstamos en línea Konfío (Estudio de crecimiento de las micro, pequeñas y medianas empresas), siete de cada 10 micro, pequeños y medianos empresarios mexicanos están enfocados en aspectos tácticos y de corto plazo, lo que denota dificultad para aterrizar y ejecutar planes estratégicos. 

La pregunta no es cuándo, sino por dónde comenzar. Primeramente, es vital que se conviertan en negocios siempre activos, pues hoy día los negocios son Always-On, al igual que el intercambio de conocimiento y la colaboración. En este sentido, conformar un ambiente de híperdisponibilidad, que permite justamente cumplir con las exigencias de un mundo siempre conectado al asegurar y automatizar el aprovisionamiento del flujo constante de datos les será de gran ayuda.

Asimismo, las pymes requieren sustituir la toma de decisiones basada en intuición por una basada en la verdadera explotación de los datos del negocio, pues de esta forma se colocarán en igualdad de circunstancias con las grandes empresas en cuanto a su capacidad para dirigir el timón del negocio de forma más precisa y efectiva. Para ello la Gestión Inteligente de Datos, que permite automatizar procesos en torno a estos para presentarlos cuándo y cómo el negocio los necesita, debe ser una iniciativa prioritaria.

Un reciente reporte de Deloitte (“Pymes mexicanas. Llegó el momento de apostar por la tecnología”) indica que el número de pymes mexicanas que están adoptando las nuevas tecnologías es aún muy bajo. Actualmente el éxito de los negocios está en su capacidad de adaptarse a los cambios y en la velocidad de respuesta ante las necesidades del mercado. 

Sin duda, es hora de que las pequeñas y medianas empresas evolucionen garantizando una operación continua, asegurando que la información estará siempre disponible para una toma de decisiones oportuna y eficiente e integrando una visión centrada en los clientes, para revolucionar su negocio y colocarse en la nueva era digital. 

   

Razones de Estado y política turística

por Latitud21 Redacción 31 octubre, 2018

Tengo la convicción de que el turismo es la gran oportunidad de crecimiento y desarrollo para nuestro país. Si bien no es la única, cada día me convenzo más de que es la que se encuentra no solo más a la mano, sino una en la que nuestras ventajas comparativas son más evidentes, tanto para tener éxito en la competencia internacional como para seguir creciendo con éxito en la atención del turismo doméstico, el cual, por cierto, aporta alrededor de 90% del PIB turístico en México.

Y en relación con ello, así como en la década de los 70 la captación de divisas internacionales para financiar nuestro crecimiento fue una importante razón de Estado que justificó la intervención decidida del gobierno al crear Fonatur e iniciar la construcción de Centros Integralmente Planeados (CIP), como Cancún, ahora hay nuevas razones para que haya una política pública para que esta actividad contribuya de manera más relevante, ya no solo al crecimiento económico sino al desarrollo social.

Estos conceptos son los que han inspirado una novedosa alianza entre la empresa privada y la academia para generar una propuesta de política pública para los próximos años en materia turística. Fundación Vidanta, el CIDE, el Colmex, el Programa de Estudios del Desarrollo de la UNAM y la Universidad Anáhuac presentaron el documento ‘Turismo y desarrollo social: nuevas razones de Estado para una política turística’. El trabajo fue dirigido por José Ignacio Casar y Francisco Madrid.

Según el estudio, la política turística tendrá que enfrentar cuatro retos en el corto plazo: 1) el equilibrio entre cantidad y calidad de turistas; 2) la necesidad de dotar de sentido social a la política turística; 3) la revisión sobre el agotamiento del modelo en los destinos turísticos y 4) el llamado a una mejor alineación de los actores públicos en la materia. De la misma forma, tendrá que cumplir con los Objetivos de Desarrollo Sostenible en materia de turismo planteados por la ONU para 2030.

El documento propone lo que llama el ADN de la nueva política turística, compuesto por seis ejes estratégicos: 1) el turismo como sinónimo de desarrollo; 2) conducir la política turística con la premisa fundamental de sostenibilidad; 3) focalizar la política turística en los destinos; 4) un modelo de gobernanza, empoderando al ámbito local; 5) mejorar la experiencia del turista y 6) la transición digital en la industria, la innovación y el emprendimiento.

Respecto al primer reto, según la OMT, los viajes forman parte del estilo de vida de las sociedades contemporáneas, pero evolucionan como un fenómeno intrarregional de corta distancia. Esto representa un reto para México, debido a que el mayor crecimiento en los flujos provendrá de Asia, un mercado poco vinculado con la economía turística mexicana. 

En relación al segundo reto, se enfatizan las nuevas razones de Estado para el desarrollo turístico, las cuales consisten en atender y resolver los rezagos sociales, la pobreza, la marginación y la inequidad, considerando que el turismo se desarrolla en regiones con actividades productivas limitadas. 

Respecto al agotamiento de los modelos de desarrollo turístico, los turistas concentran su gasto en pocos destinos: Cancún, Ciudad de México, Guadalajara, Los Cabos y Puerto Vallarta. Asimismo, los viajeros tienen nuevas preferencias que obligan a los países a ajustar su oferta turística; los turistas acceden a nuevas tecnologías, y otros países transitan a un modelo de sostenibilidad de sus destinos.

A nivel de destinos, es necesario replantear la gobernanza y el modelo de promoción involucrando a los actores locales. La nueva política turística debe pensar en el ciclo de vida de los destinos, derivado de los rendimientos marginales que los lleva al estancamiento después de un periodo de consolidación. 

Los problemas de competitividad del sector van más allá de la labor de gestión de una dependencia, por lo que la coordinación de los actores públicos se vuelve fundamental. 

Por último, el documento propone qué hacer, quién y con qué se hace. Las 14 líneas de acción sobre qué hacer son: mejorar las capacidades de medición de la incidencia económica del turismo; marketing estratégico, diversificar mercados, productos y destinos; conectividad aérea y terrestre; fortalecer las capacidades locales; fortalecimiento de infraestructura en los destinos; movilidad local; seguridad; calidad en los servicios y formación profesional; desregulación y facilitación a la inversión; programas de dinamización e impulso a nuevos destinos; transformación digital; un modelo de turismo sostenible y fomento al turismo nacional.

Las cuatro líneas de acción sobre quién y con qué se hace representan la modernización de la arquitectura institucional del sector: Sectur, CPTM, Fonatur e Ictur; un énfasis en la transversalidad y descentralización: el gabinete turístico y gobernanza de los destinos, y el apuntalamiento y diversificación de los destinos: ZEE y zonas de desarrollo turístico sustentable. Y finalmente, la actualización del marco legislativo: actualización de La Ley General de Turismo, de los recursos recaudados para la promoción, IVA cero para turismo de reuniones y modificaciones a la Ley del Trabajo orientadas al turismo social. 

La crisis no ha terminado

por Latitud21 Redacción 31 octubre, 2018

Diez años después nadie está realmente satisfecho con la forma en que la gran recesión se ha resuelto. 

Las utilidades de los bancos han vuelto a un nivel más elevado, pero incluso con una mayor regulación nadie está del todo convencido de que resistirían una nueva gran crisis. La deuda corporativa, que fue uno de los detonadores de la crisis, está muy por encima de su nivel de 2007. De acuerdo con Mc Kinsey, su nivel combinado de crecimiento anual ha estado en 10.5% de 2007 a 2017. Principalmente ha aumentado en países emergentes, pero en Estados Unidos y Europa el índice de crecimiento está por encima del crecimiento nominal del PIB. La deuda privada aún es una fuente de preocupación.

En países desarrollados la tendencia de crecimiento está por debajo de la tendencia de la crisis anterior, excepto en Alemania. En Estados Unidos la tendencia de crecimiento está en 2.2% desde el inicio de 2011, mientras que marcó 2.75% de 2000 a 2007. El panorama es similar en Francia, Reino Unido, España, Japón o Italia. Lo anterior no puede percibirse como satisfactorio. Al mismo tiempo, el desempeño del mercado laboral no puede apreciarse como bien conformado ya que el aumento salarial está aún por debajo de lo que debería presentar en esta etapa del ciclo empresarial, notablemente en Estados Unidos. Por tanto, estamos en un ciclo empresarial que no puede generar inflación. La principal dificultad para los bancos centrales es adoptar políticas monetarias más estrictas cuando la tasa de inflación todavía está por debajo de su meta de dos por ciento. Probablemente estamos en un entorno de estancamiento con bajo crecimiento, baja inflación y tasas de interés bajas a largo plazo.

El principal problema con la gran recesión es la forma en que se ha abordado.

Quienes determinan las políticas económicas sentaron dos metas principales.

La primera fue reinstaurar el crecimiento a la tendencia antes de la crisis. Esta fue la razón de las estrictas políticas fiscales de 2009. La dimensión de estas medidas es todavía un debate animado. En su más reciente columna en el NY Times, Paul Krugman todavía discute el tema. Otra forma de ver esto es lo persuasiva que fue Christina Romer, la entonces jefa del Consejo de Asesores Económicos de Obama, en implementar dichas medidas con el fin de escapar a la depresión evitando los errores en política económica de aquellos tiempos.

La otra meta fue reforzar los sectores financiero y bancario. Se implementaron muchas regulaciones y la situación ha cambiado claramente, pero nadie está convencido de que el sector podría absorber una crisis similar a la de 2008.

Podemos agregar una declaración al escenario macro. Las políticas de austeridad nunca son la respuesta. Estas han generado una fuerte y profunda recesión en Europa sin un solo ángulo positivo. El nivel de la deuda pública está ahora cercano a 100% en muchos países europeos y el periodo de austeridad no ha cambiado realmente la tendencia. 

Una de las consecuencias de lo anterior es el temor de que los bancos centrales retiren sus políticas monetarias tan acomodaticias, incluso la Fed. Estas han creado burbujas en mercados financieros, pero los resultados desde la perspectiva macroeconómica no están al nivel que podríamos haber esperado de acuerdo con el extenso uso de políticas no ortodoxas. 

Debido al alto nivel de la deuda pública y a la postura aún muy acomodaticia de la política monetaria, lo que tememos es que no podremos enfrentar una nueva crisis sin daño considerable. 

En mi opinión, esta insatisfactoria percepción de la era postcrisis se relaciona con el hecho de que tratamos de recrear el modelo económico que teníamos en un entorno que ha cambiado dramáticamente debido a los grandes avances tecnológicos. 

Lo que debemos considerar es el hecho de que las nuevas tecnologías provocarán un completo giro de 360 grados en la organización económica. En esta revolución nos encontramos en un punto similar a lo que hemos visto con la electrificación. A finales del siglo XIX era necesario cambiar totalmente la organización de las empresas y todas las redes para aprovechar el aumento en la productividad asociado con la electricidad. Nos encontramos en una situación similar. Debemos plantearnos el mundo de otra forma debido a que es muy diferente al de 2008, pero lo único que hemos hecho es tomar medidas consistentes con el viejo mundo y sus métricas anteriores. Nos hemos basado en viejas recetas para un mundo completamente nuevo y con nuevos ingredientes.

Debemos destacar también que la población está envejeciendo notablemente en países desarrollados, y que el impulso al crecimiento ya no está en Europa ni en EU sino en Asia, lo que crea gran frustración en las naciones desarrolladas. Estos dos temas que no dependen de la crisis conforman la esencia de los errores anteriormente mencionados. La falta de solución de esta compleja ecuación es una de las razones del auge del populismo. La crisis aún no termina.

Entre los intereses y el desinterés, estamos fritos…

por Latitud21 Redacción 1 octubre, 2018

Por más que uno quiera, por más que me esmero en ser propositivo, por más que intente, es todo cuesta arriba en este querido país nuestro cuando de recomponer se trata si tocas los intereses, pero si además te enfrentas a la apatía, el desinterés de muchos y el interés de pocos, pues ya me dirán mis ocho lectores…  Si Kafka hubiera nacido en México, sería un autor costumbrista.

Hay muchas asignaturas en las que se critica al gobierno, al sistema, a políticos y funcionarios, y en las que es casi imposible avanzar; sin embargo, parte del problema en algunas de ellas se encuentra arraigado en el sector privado y aun en organismos, sindicatos y hasta en las ONG, porque simplemente si se atenta contra sus intereses son capaces de constituirse en el primer obstáculo.

Lo he visto de cerca, como ejemplo, en el tema de la imagen urbana y mi eterna lucha contra los anuncios espectaculares que tanto afean a las ciudades restándoles dignidad y competitividad. Me encuentro con que son empresarios e inversionistas en buena parte los causantes, muchos de ellos inmobiliarios, lamentablemente, de esta debacle en materia de deterioro en imagen urbana y de esta irresponsable e inaudita saturación de publicidad espectacular de todo tipo, quienes a la par, irónicamente, “luchan” y se manifiestan por mejoras en la ciudad. 

Me encuentro con que son ellos, en colusión con las autoridades en la materia, los causantes de una buena parte del deterioro, y es entonces cuando pienso que la lucha está casi perdida.

En otro orden, cuando te sumas con entusiasmo a una causa lógica, justa y defendible y que el mismo gobernador apoya, defiende e impulsa, como puede ser la Ley de Movilidad, por ejemplo, y con ella el derecho de los usuarios a decidir, o a las iniciativas para preservar el patrimonio verde, defender la sustentabilidad y el desarrollo ordenado, y al mismo tiempo enfrentas a políticos y funcionarios de todos niveles que simplemente no entienden o no les importa, es decir, cuando te enfrentas al desinterés total, es realmente frustrante, decepcionante por decir lo menos.

Durante el Segundo Informe de Gobierno de Carlos Joaquín me pude percatar en más de una ocasión de sus buenas intenciones, por lo menos en el discurso, y de su franqueza y honestidad al hablar, pero al mismo tiempo de la desinformación que sufre, porque simplemente le informan sesgado, incompleto o no le informan; como el ejemplo desafortunado del Observatorio de Políticas Públicas y Compromisos de Campaña, en el cual por cierto participo como ciudadano. Se trata de un ejercicio bien intencionado pero infructuoso, inacabado y poco efectivo; sin embargo, el gobernador no lo sabe, y no es su culpa, es una pena; no obstante, él lo informa con buena intención. En ese caso reina el desinterés y la simulación por parte de sus secretarios y sus más allegados. 

Una cosa es que el gobernador dé una instrucción y otra es que la misma se cumpla a cabalidad, porque es ahí en donde aparecen los intereses o el desinterés… dejémoslo ahí.

Lo que sí les digo es que Carlos Joaquín quiere hacer las cosas bien, pero las facturas en este maldito sistema político son un lastre.

El caso es, mis queridos ocho lectores, que cuesta mucho avanzar y resulta casi imposible tanto por los intereses creados como por la enorme falta de interés y apatía que reina, ya sea en la burocracia como en una buena parte de la población poco dispuesta a comprometerse y a trabajar por las causas comunes.

De risa, por no enfadarme más, me resultan declaraciones, manifiestos y exhortos de ciertos empresarios que se ufanan y hasta se permiten dar consejos y largas peroratas y manifiestos sin mirar sus pasados o sus prácticas actuales; como tan hilarantes resultan las declaraciones de políticos, suspirantes candidatos, diputados que se venden al mejor postor, servidores recién electos o tristes y rabiosos funcionarios salientes que medrando con el quehacer público siguen engañando a otros y engañándose tristemente a ellos mismos. De risa, por no enfadarme más…

Pero qué hacemos. A seguir luchando con los intereses y el desinterés, ¿o no?

La multiplicación de los peces y los panes… turísticos

por Latitud21 Redacción 1 octubre, 2018

El turismo ha acreditado suficientemente el poder que tiene para apuntalar el desarrollo de nuestro país. Ya somos nada menos que el sexto país más visitado del planeta y lo que toca ahora es multiplicar los beneficios de esta actividad a través de llegar a nuevos mercados y abordar nuevos nichos con diferentes productos turísticos. Uno de ellos, el turismo de reuniones.

He visto con gusto y buenas expectativas la imagen en la que aparecen el secretario de Turismo del Gobierno de la República, el director del Consejo Mexicano de Promoción Turística (CPTM), el gobernador del estado de Zacatecas y el presidente del Consejo Mexicano de la Industria de Reuniones (Comir), entre otras personalidades, integrando el presídium con motivo de la inauguración del XXV Congreso de Turismo de Reuniones, el cual tuvo lugar en aquella entidad federativa.

Me ha parecido de lo más significativo el respaldo político e institucional que indica la presencia de estos personajes (además de los varios secretarios de turismo estatales que asistieron), pues revela algo por lo que se ha luchado por años sin haber logrado resultados, hasta ahora que Roberto Ibarra lo ha conseguido al frente de los empresarios de este sector.

Me refiero a la aparente toma de conciencia, por parte de la autoridad, de la importancia cada vez más relevante que esta actividad tiene, no solo para el turismo en México sino para la economía nacional como un todo. Ello queda de manifiesto en las palabras de Enrique de la Madrid, quien destacó que en México se realizaron 265 mil eventos nacionales e internacionales de esta naturaleza con 29 millones de participantes anualmente. La industria de turismo de reuniones representó 1.5% del PIB nacional, generando 24 millones de cuartos ocupados y cerca de 300 mil empleos directos.

Esta industria se ha vuelto cada vez más relevante dentro del turismo mexicano, el Consejo Mexicano de la Industria de Reuniones señala que representa 17% del turismo en México. De entre las ciudades con mayor actividad en turismo de reuniones, Cancún se encuentra en primer lugar; en segundo lugar, la Ciudad de México y en tercero, Guadalajara; les siguen León en cuarto y Los Cabos en quinto.

De acuerdo con la Organización Mundial de Turismo (OMT), el Turismo de Reuniones consiste en la agrupación de diez o más participantes por un mínimo de cuatro horas, en una sede contratada, con el propósito común de llevar a cabo una actividad concreta. Existen cinco categorías dentro del turismo de reuniones: convenciones y reuniones de negocio; congresos de asociaciones; ferias y exposiciones comerciales; viajes de incentivos, y otras reuniones.

A nivel internacional, el ranking de la International Congress and Convention Association (ICCA) posicionó al país en el lugar 21 entre las naciones donde se organizan más eventos de convenciones, con 198 internacionales anuales contabilizados por esta asociación. 

La Secretaría de Turismo, con datos de 2014, estima que la proporción en la que se realizan reuniones corporativas o de negocios es de 69%, mientras en segundo lugar están los congresos de asociaciones (13%). Estas se realizan principalmente en hoteles (79%), centros de convenciones (15%), y en museos, estadios y universidades (6%). Quienes asisten a estas convenciones viven en un radio menor de 75 km del evento (44.5%). En segundo lugar se encuentran los asistentes regionales (14.5%), seguidos de los asistentes nacionales con pernocta (33.8%) y los asistentes del extranjero (3.6%).

No se necesita ser ningún experto para poder imaginar la derrama económica que cada participante en estos eventos genera en los lugares que visita como congresista o convencionista. Tampoco se necesita mucho para entender el enorme beneficio que reciben los países sede y los habitantes de los mismos, que se enriquecen con las experiencias y conocimientos que conferencistas y panelistas comparten al participar en estas reuniones. 

A mi modo de ver, México ha carecido de dos elementos fundamentales para que este sector se consolide y dé todo su potencial. El primero de ellos es una verdadera organización y representación del sector, que sume a todos en pos de un propósito común. Lo mismo organizadores de congresos, exposiciones y reuniones que administradores de centros de convenciones o firmas de comunicación y relaciones públicas, empresas hoteleras y prestadores de servicios especializados en este sector. Todos trabajando en equipo.

Y por otra parte, una verdadera política pública que contemple todo aquello que contribuya a elevar la competitividad. Una política pública que bien podría incluir un Buró mixto (público y privado) para el desarrollo de este sector, solamente abocado a eso. No se trata de nada nuevo en el mundo; hay países en donde este tipo de ‘Burós’ son tan importantes que se encuentran ubicados bien alto en las jerarquías burocráticas nacionales.

Por ello me alienta tanto ver al sector unido por primera vez con esta formalidad y con tanto empuje. Solo unidos todos podrán lograr elevar la competitividad. Auténticamente una buena forma de multiplicar los panes y los peces… turísticos.

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