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Revista Latitud 21
Categoría:

Libro Ecología y Espiritualidad

Capitulo XVII • Evolución

por ahernandez@latitud21.com.mx 1 octubre, 2022

 

En general consideramos la evolución como un proceso lineal, como algo natural en el universo, algo que sucede de manera constante, una corriente que arrancó del Big Bang y ha creado el universo hasta su manifestación actual, tal y como lo conocemos hoy.

Las personas que creemos en un creador de este universo vemos la evolución como un gran proyecto, como un plan programado por el creador para reproducirse en nosotros, para recrearse en la creación. Teilhard de Chardin decía que la evolución es la espiritualización de la materia.

Ya en el año 540 a. C. Heráclito dijo: «Lo verdadero es el devenir y no el ser». En lenguaje sencillo y actual, podríamos decir que la verdad más honda, más real, es un proceso de cambio y no la presencia de objetos estáticos.

En su teoría de la evolución de las especies, Charles Darwin esclareció científicamente el proceso por el cual el hombre y todas las especies evolucionan; Mendel definió las bases de la herencia genética; Haldane y Maller, entre otros, explicaron cómo se inició la vida en este planeta; y Watson y Crick descubrieron el secreto genético del ADN. La vida nace por una conjunción de energías y materias y evoluciona a través de millones de años, no como un proceso individual y de un entorno estable, sino como uno de interacciones, de beneficios y competencias, de selección natural, de adaptaciones a los cambios. Actúa en la biosfera terrestre y mezcla todos los elementos existentes, poco a poco, sin tiempo definido, aparentemente al de haber azar. Fue así como la energía del universo, del Sol, la Luna y la Tierra combinadas crearon la vida, y como a través de siglos y milenios la biosfera evolucionó y se capacitó para engendrar al Homo sapiens sapiens (ser humano), un ser dominante, que como individuo y colectividad es fin y ya no medio, que se encuentra integrado con el universo, y que es donde el espíritu reencarna en sí mismo.

Así pues, el individuo y todo lo que le rodea tiene el mismo origen e igual destino, y su razón existencial y las bases que le dan dirección y sentido a su vida se encuentran expresadas en el proyecto, en el fondo, en la información que provoca la evolución. Es fundamental comprender que en el inicio de este proceso existe un impulso evolutivo y que éste es una realidad expresada consistentemente como un plan, un proyecto o un pensamiento que así lo determina y crea todo este mecanismo maravilloso y milagroso. El ser humano, al evolucionar internamente, repite en sí mismo la creación completa, ya que se recrea y pone de manifiesto su esencia divina al pensar, al autodeterminarse, al ser creador. El pensamiento es el origen creador del universo y esto expresa el concepto universal de unidad.

También la conciencia de todo este proceso le permite al individuo darse cuenta de que él mismo surge con su entorno y en relación con él, y que si lo sigue degradando se estará degradando a sí mismo, puesto que requiere, para seguir siendo la especie que es, la expresión evolutiva de las fuerzas universales, que se manifiestan en él mismo. Para eso debe respetar esa forma conjunta e interdependiente en que ha sido creado junto con los demás animales, vegetales y minerales. De otra forma, se extinguirá irremisiblemente.

Esta es una manera de comprender que el Tao, lo Innombrable, Brahma, el Principio Creador, Krishna, Jehová o Dios, es nuestro origen, nuestra razón y nuestro fin. Las partes no se pueden sustraer al Todo. Esta es una ley universal que no podemos evitar, y el cobrar o no conciencia de ello puede significar la diferencia entre simplemente existir (todos existimos al ser creados) y ser.

No debe entenderse esta conciencia como un acto intelectual, sino como un hecho de vida, pues no es una acción puramente racional. No podemos salirnos de donde estamos, pero sí cobrar conciencia y actuar en correspondencia. Los seres humanos no somos otra cosa que una idea, somos «la experiencia consciente de nuestra esencia», experiencia que adquirimos día con día de nuestra vida y que se expande si logramos comprender su sentido.

Hace 15 000 000 000 de años hubo una gran explosión, el Big Bang.

Hace 5 000 000 000 de años la tierra se formó en nuestra galaxia.

Hace 500 000 000 de años aparecen los peces.

Hace 50 000 000 de años surgen los primates.

Hace 5 000 000 de años aparecen los homínidos.

Hace 500 000 de años surgen los neandertales.

Hace 50 000 de años aparecen los cromañones.

Hace 5 000 de años se inicia la historia moderna del hombre.

Hace 50 años aparece la conciencia del equilibrio ecológico en la tierra.

El ser humano, ya con dominio de la agricultura, del bronce, de las herramientas y del lenguaje, tiene apenas una millonésima del tiempo de formación del universo.

Debemos hacer notar, conforme a las leyes de la termodinámica, que la materia y energía resultante de la primera millonésima de segundo del Big Bang es la misma que el universo posee actualmente. Quince mil millones de años han tenido que transcurrir para que en el universo conocido apareciera el primer ser que logró cobrar conciencia de sí mismo y que identificó su origen en el del Todo. Sólo en la parte final de esta existencia, se está dando cuenta de que de él depende la protección de ese nicho sagrado que la evolución le ha generado. A esta convicción le llamamos ahora conciencia ecológica.

Notas al margen

Evolución. Desarrollo de las cosas o de los organismos, por medio del cual pasan gradualmente de un estado a otro.

Ser. En el sentido de haber o existir.

Capítulo XVI • El big bang

por ahernandez@latitud21.com.mx 1 septiembre, 2022

 

Hasta hoy, la visión científica más aceptada del origen del universo es la teoría del big bang, según la cual hace unos 14 000 millones de años se produjo una gigantesca explosión de origen inexplicable. Al principio se hablaba de una concentración infinita de materia; hoy no se sabe bien si realmente fue así.

Einstein dedujo que la energía es igual a la masa por la velocidad de la luz al cuadrado, es decir, E = mc², con lo cual terminó con la era aristotélica de separación de masa y energía, para revelarnos que ambas son una misma cosa manifestada de forma diferente.

El hecho de que masa y energía sean la manifestación concreta de algo que puede ser lo mismo (energía original) tiene enormes implicaciones para toda la concepción de nuestra biosfera y para lo que se ha dado en llamar visión holística del universo (visión de la totalidad).

La ciencia ha comprobado a través de la física cuántica que cuando dos frentes de energía chocan o se entrelazan, generan rizos energéticos que, al aglomerarse, se convierten en materia, específicamente en partículas infinitesimales, las cuales son el origen de protones, neutrones, electrones, neutrinos, etc. Estas partículas integran el átomo, que es la base de lo que nosotros hemos determinado como materia.

Se han buscado toda clase de definiciones para los conceptos de materia y de energía, pero, como la luz, no sabemos definirla científica ni empíricamente, Sin embrago, sí podemos definirla filosóficamente, porque  “materia o energía es aquello que no es como yo» dado que yo no soy ni piedra, ni agua, ni masa, ni electricidad, etc. Entonces, definimos el universo en dos grandes campos perfectamente reconocibles e identificables:

Lo material: que no es como yo

Lo espiritual: que es como yo

Ya en ocasiones anteriores he marcado la diferencia entre manifestación y presencia del espíritu. El espíritu se manifiesta en lo material, pero hace presencia sólo en el ser humano, es decir que el mundo material es una evidencia de que existe el espíritu, mientras que el ser humano lo lleva dentro, en su capacidad de autodeterminación, de creación, de pensamiento, etcétera.

En el humano se conjugan los aspectos material, energético y espiritual (cuerpo, mente y espíritu) en su parte física, motora y natural, su parte psíquica e intelectual y sus capacidades espirituales. Son sus partes física y psíquica las que están inmersas en la biosfera terrestre, es ahí donde se interrelaciona con todo su medio mineral, vegetal y animal.

En nuestro aspecto material, los seres humanos somos polvo de estrellas, condensado y evolucionado como todos los objetos que nos rodean. Y estamos sujetos a las mismas reglas de supervivencia que los demás seres vivos de nuestro planeta.

En la biosfera se dan los ciclos del agua y del nitrógeno, la fotosíntesis, las cadenas alimentarias y todos los procesos de los cuales depende nuestra existencia. Con esta visión holística, los humanos tendremos que enfrentar nuestra problemática ecológica y aprender a legislar en favor del medio ambiente.

La visión antropocéntrica es válida siempre y cuando sea totalmente filtrada por un alto grado de conciencia de que siempre deberemos estar relacionados con nuestra biosfera.

Los más altos grados de tecnología moderna y futura no nos distraerán de esa obligación. La energía atómica nos independizará y nos dará energía sin límite, pero si no cobramos suficiente conciencia ecológica también puede destruirnos.

De esta forma, nos damos cuenta de que desde el big bang hasta la fecha, hemos venido interactuando con nuestro medio ambiente, y en ese proceso nos hemos vuelto la especie dominante, aunque dependientes de esa interrelación que tenemos con el medio ambiente.

Si nosotros no desarrollamos una conciencia colectiva de esta interdependencia, basándonos en los derechos humanos y logrando nuevas correlaciones de países y personas ricas y pobres, cada día nos haremos más daño y pondremos en riesgo la supervivencia de nuestra especie.

Nota al calce 

Psicología: Parte de la filosofía que trata del alma y sus operaciones.

Todo lo que atañe al espíritu.

Manera de sentir de una persona o un pueblo.

Capítulo XV • Economía

por ahernandez@latitud21.com.mx 1 agosto, 2022

 

Estamos entrando en un terreno de muy grande complejidad, pues es la economía uno de los puntos fundamentales por analizar cuando hablamos de ecología y espiritualidad.

La definición de economía incluye conceptos como bienes, intereses económicos, ahorro, dinero, etc. Creo que el factor común que subyace a todos ellos es la energía. Pudiera esto parecer un poco abstracto, pero veremos que no lo es.

Todo lo que hacemos los seres humanos en nuestra vida es consumir y aplicar energía. Lo hacemos al comer, al dormir, al trabajar, al movernos, al viajar, al producir arte o al pensar. En toda actividad humana se aplica energía con un fin específico, y esta energía la adquirimos de los productos de la tierra y de nuestra biosfera en general.

La energía que consumimos proviene en su inmensa mayoría del sol. Aun los combustibles fósiles (petróleo, carbón, gas, etc.) tienen su origen en bosques o bloques de materia orgánica generados por los procesos de fotosíntesis que aprovecharon en su momento energía solar.

En un futuro no muy lejano habrá tres grandes fuentes de energía en el mundo: la solar, la atómica y el nitrógeno.

La energía solar es la causa de la fotosíntesis, energía química que se almacena en las plantas; de las diferencias de temperaturas, que provocan vientos y corrientes máximas (energía eólica); de la evaporación, que genera nubes y, por lo tanto, lluvia que alimenta ríos (energía hidráulica). Y la energía química almacenada en los combustibles fósiles también proviene de la energía solar, ya que estos combustibles se formaron por descomposición de materia orgánica cuyo origen fue la fotosíntesis. Por su parte, la energía atómica está en sus inicios, con un potencial inagotable, pero con sus peligros reales y sus desechos contaminantes, a los cuales a la fecha no les hemos hallado soluciones reales permanentes. Lo mismo ocurre con la generada por nitrógeno.

Así, por ejemplo, podemos definir el dinero como una forma acordada entre los humanos (economía política) de concentrar energía, pues con él pagamos energía humana (trabajo), energía eléctrica, energía mecánica (combustibles), etc., y podemos concluir que la riqueza económica de los países está estrechamente ligada a la energía que producen, distribuyen y consumen. Mientras más rico es un país, más energía por persona produce y consume, y viceversa.

De esta forma, un habitante promedio de Estados Unidos, que gana 100 dólares diarios, consume en comida, habitación, transporte, luz, etc., 100 veces más energía que su contraparte de Haití, que gana un dólar diario, o sea que un país es 100 veces más rico que el otro.

Esto nos permite relacionar la economía con la ecología y la espiritualidad, pues si toda la energía se produce en nuestra biosfera, y es la energía el motor de nuestra vida, su consumo y aplicación están implicados en toda actividad humana. Es absolutamente claro que debemos protegerla, usarla racionalmente, ser eficientes en su producción y consumo. Para lograr esto, tenemos que asignar valores a todos los procesos humano que intervienen en su producción, consumo y protección. De esta forma nos damos cuenta de que proteger los ecosistemas naturales es proteger las fuentes de energía de las cuales depende la vida.

Los ciclos de la vida, de la lluvia, de la fotosíntesis, del agua, etc., son los mecanismos que la naturaleza ha creado para la producción, distribución, consumo y mantenimiento de la energía solar. Proteger y conservar esos ciclos es preservar la naturaleza para que las generaciones futuras puedan, como nosotros, disponer de la energía suficiente para realizar sus vidas. Es ahí en donde encontramos la esencia de lo que resumidamente llamamos ecología. Los valores espirituales de lo verdadero, lo bueno, lo justo y lo bello guían nuestra conducta ante ese futuro que depende de nosotros hoy, pero que no nos pertenece, que es nuestra responsabilidad con las futuras generaciones.

Si reaccionamos ante esas generaciones futuras con escepticismo, con pesimismo, con los valores materialistas actuales y nos desligamos de ese futuro por nuestra comodidad presente, asumiremos una tremenda responsabilidad histórica y las generaciones futuras nos lo reprocharán con justa razón.

El futuro no existe más que en nuestra imaginación; el pasado sólo en nuestra memoria. Pero en el presente resumimos la historia, y cada uno vive y se desarrolla de acuerdo con un pasado, en parte heredado y en parte provocado por él mismo, de tal modo que nuestra propia vida es una forma de experiencia de la vida de los que nos seguirán. Es ahora cuando nosotros podremos facilitarles lo que se refiere a ecología: estamos tomando decisiones que afectarán el futuro y en ese sentido el futuro de la humanidad está en nuestras manos. Es nuestra responsabilidad presente y si respondemos egoístamente a esa demanda, frustraremos la posibilidad de las futuras generaciones. Es por eso imposible, desde el punto de vista económico, seguir postergando las decisiones ecológicas para detener las fuentes de contaminación que están depredando irreversiblemente nuestra biosfera.

Energía y alimentación

Todo el universo completo es producto de una evolución energética que, partiendo del big bang hasta nuestras fechas, se nos manifiesta como es actualmente.

Los animales herbívoros, que se alimentan de pastos, granos, etc., son a su vez alimento de animales carnívoros y, entre éstos, ya sabemos que el más grande se come al más chico, en una sucesión que se conoce como cadena alimentaria, cuyo último eslabón es el ser humano. La alimentación humana dispone así de una enorme diversidad de alimentos que le suministran la energía necesaria para vivir, trabajar y reproducirse.

La biosfera es un enorme transformador de energía cuya finalidad es el ser humano como último recipiente; y el único que se da cuenta de que ese enorme transformador tiene un sentido, una razón que es él mismo.

Un universo completo «no pensante» carece de sentido, pues sólo el pensamiento le da sentido a las cosas, cuando se conjuga con la experiencia, la vida misma vivida e interpretada. De esta forma es razonable pensar que todo ese proceso de transformación que ocurre en la naturaleza tiene una razón en sí misma y que nosotros podemos deducir, analizar y, lo que ahora es más importante que nunca, programar y organizar.

Hasta antes de la revolución industrial, el ser humano se desenvolvía en algo parecido a lo que hemos dado en llamar un proceso más natural, menos artificial, cabe decir, menos dependiente de lo humano, más dependiente de los productos de la tierra. La economía de personas, familias, tribus, principados y naciones dependía básicamente de la posesión de la tierra y su productividad.

Hoy, a pesar de la gran industrialización y tecnología, el ser humano continúa dependiendo de los alimentos «naturales» para vivir, pero sucede que su productividad, transporte, industrialización y comercialización se han insertado en mecanismos enormes y transnacionales, cada vez más complejos y sofisticados, pero por otro lado inevitables. El proceso humanístico y la inmensa investigación médica en otros factores han incrementado la población de millones a miles de millones (6 000 millones hoy y 10 000 millones calculados para el año 2050), lo que ha complicado mucho la distribución y el consumo, y acarreado desigualdades entre los individuos y entre las naciones. Existen hoy mil millones de habitantes sobrealimentados y otro tanto de subalimentados y con hambre; hay países que consumen 100 veces más energía por persona que otros (Estados Unidos frente a Haití). Estas enormes diferencias generan hoy por hoy grandes debates y en el actual mundo escéptico y pragmático se logran pocos avances en términos de justicia, tanto interna en los países pobres, como internacional. Día con día la conciencia de los otros, el imperativo ético y la eficaz difusión de los problemas a cargo de los medios de comunicación, exigen pronta solución a problemas que antes parecían distantes, pero que hoy tocan a la puerta de nuestros hogares.

Existe una industria particularmente devastadora: la pesca, que tanto en su modalidad de pesca de altura, como en la de pesca ribereña, arrasa y acaba con cardúmenes inmensos y con sistemas ecológicos ribereños, a tal grado de que quizá no exista devastación y agotamiento equiparable en el mundo en materia de alimentos naturales. Al ritmo actual y sin los estudios correspondientes, es posible que los intereses de esta industria y sus comunidades asociadas agoten para siempre las grandes pesquerías que aún subsisten. Si a eso le agregamos todos los productos contaminantes que los ríos arrojan al mar, las lluvias ácidas, los contaminantes de pozos petroleros marinos, los desechos de transportes y la destrucción de hábitats costeros, podremos concluir que la fuente de alimentos más noble que el mundo nos otorga -los océanos- está verdaderamente en peligro, por los intereses de unos cuantos países, industrias y comunidades. El desarrollo de la acuacultura, tanto marítima como lagunar o de estanque, es todavía mínimo para contrarrestar el agotamiento de los océanos.

En agricultura, el gran problema se centra en los fertilizantes contaminantes, en los insecticidas de efecto perdurable y en la tala y quema de bosques que se realiza en favor de siembras temporales de baja producción.

También se centra en un factor que casi nunca se toma en cuenta: la logística y los costos de transporte y distribución. Los centros de producción de carne (ganado, aves, etc.) generalmente se encuentran cerca de los de granos o en zonas de pastos naturales. Cuando no es así, su producción suele ser incosteable.

De tal manera que las soluciones requeridas debemos buscarlas en la biotecnología, la genética, la tecnología de alimentos, las plantaciones de invernadero de alta densidad, etc., y, a través de la nueva informática, en los procesos de logística de distribución y comercialización.

Hay que evitar intermediarios innecesarios y costosos con financiamientos baratos y producciones equilibradas que, aunados a un control natal racional y equilibrado, le permitan a la humanidad producir comida suficiente sin devastar los recursos naturales, sin contaminar las aguas subterráneas, los lagos, ríos y mares con fertilizantes artificiales y químicos, que aumentan sólo parcialmente la producción pero a precios ecológicos enormes.

El ser humano, impulsado por el imperativo ético y con una conciencia ecológica, deberá usar toda la moderna tecnología para satisfacer las demandas de producción, comercialización, transporte y distribución de los alimentos para 10 000 millones de habitantes. Si consideramos que para los problemas del futuro contaremos con las soluciones tecnológicas del futuro, no tenemos por qué ser pesimistas y tirarnos a la desesperación. En todo caso, dependerá de que los valores de justicia, belleza, bondad, se impongan sobre los impulsos egoístas que el pragmatismo moderno produce en nosotros. Por primera vez en la historia de la humanidad, el futuro depende plenamente de nosotros en el presente; es, pues, un problema de darnos cuenta o del desarrollo de la conciencia de que el otro es como yo.

Energía y combustibles

Al liberar la energía acumulada en combustibles fósiles se producen invariablemente contaminantes diversos que se diseminan en el aire, la tierra y el agua. La producción, la distribución y el consumo de dichos combustibles también contaminan en forma directa, como ocurre con derrames petroleros, gases de explotación, productos asociados con la explotación, accidentes y deficiencias de transporte y hasta gases como los que emanan al despachar la gasolina en las estaciones.

Estos combustibles fósiles y sustancias químicas como los fertilizantes y los insecticidas son algunos de los productos que más contaminan el ambiente, que plantean problemas tan serios como la lluvia ácida, que ha acabado con los ciclos productivos de los bosques europeos y afectan a mares, lagunas y ríos de un modo silencioso que poco a poco mata ecosistemas completos. En Estados Unidos, muchos lagos están tan contaminados que en ellos ya no hay peces, y cuya descontaminación sería enormemente costosa.

Especial atención merece la contaminación por consumo de petróleo y su derivado, la gasolina. El mundo se aproxima a tener mil millones de vehículos y máquinas contaminantes del medio ambiente, y la respuesta de gobiernos, industria y consumidores está siendo lenta; la producción de bióxido de carbono y la desaparición de bosques y quemas masivas se combinan para ir lentamente deteriorando el aire de nuestro mundo. ¿Cuánto podrá soportar la biosfera este contaminante artificial? Tal parece que nadie quisiera contestar esta pregunta a profundidad. Llegaremos a ser 10 000 millones de habitantes, tendremos más de mil millones de vehículos, nos trasladaremos más de 2 000 millones de viajeros por el mundo y nos agotaremos todas las reservas de combustibles fósiles, antes de que cobremos conciencia del grado de contaminación que podemos producir.

Al agotar las reservas de combustibles fósiles, no quedarán más que las energías alternativas; en primer lugar, la energía nuclear y la de nitrógeno, después la solar, la electricidad de ríos y mares, etc. Es fundamental que en esta etapa se desarrollen las tecnologías alternativas, para hacerlas económicamente costeables, para aprender a manejar los residuos radioactivos, para aprovechar al máximo ríos, mareas, vientos. Es muy difícil calcular cuánta energía requerirá un mundo desarrollado en el año 2050 o en el 2100, que es el tiempo calculado para agotar los combustibles fósiles que se consumen por decenas de millones de barriles, decenas de millones de toneladas métricas y decenas de millones de pies cúbicos por día.

El progreso de la humanidad se mide en función directa del consumo energético por habitante. Para crear una sociedad equilibrada en bienestar, como Francia por ejemplo, el mundo tendría que aumentar unas 10 veces su consumo de energía; y si esta cifra la proyectamos para 10 000 millones de habitantes, estaríamos hablando de casi el doble, es decir que requeriríamos cerca de 20 veces la energía que ahora consumimos.

La escala de este problema sobrepasa la imaginación más prolífica. El esfuerzo que tendrán que hacer las generaciones futuras para resolver el problema es titánico. Sólo con una enorme conciencia ética, las actuales generaciones pueden actuar responsablemente; de otra manera, el futuro corre el riesgo de ser siniestro, con gravísimas hambrunas, genocidios más aterradores que los del siglo XX y calamidades de todo tipo provocadas por la carencia de energía.

Todos, desde los niveles más altos de gobierno hasta los ciudadanos más humildes, debemos asumir nuestra responsabilidad para con los otros, Sólo así podremos generar la fuerza, la dinámica y las medidas necesarias con respecto a la energía y a todas sus derivaciones, para prevenir un futuro incierto.

Urge crear una conciencia ecológica universal en relación con los combustibles, para evitar su consumo suntuoso y empezar a perfeccionar las tecnologías del futuro, que permitan una transición lo menos dolorosa posible entre el consumo de los combustibles fósiles, que se agotarán, y las energías alternativas. Además, tendremos que hacerlo dejando de contaminar nuestra biosfera de la manera que lo venimos haciendo, pues corremos el riesgo de agotar a la tierra en el esfuerzo natural que hace para depurarse a sí misma, y de esa manera interrumpir todos los ciclos de la vida que nuestro planeta ha desarrollado a través de millones de años.

Siempre ha sido complicado el disponer de información exacta en lo que se refiere al petróleo, por razones técnicas, políticas y económicas que dificultan su acceso, sin embargo es interesante revisar algunos datos:

Las cifras que se manejan indican que hay reservas probadas entre dos y tres mil billones de barriles y que se están consumiendo 81 millones de barriles diarios. Los cálculos más conservadores indican que para el año 2010 se estarán consumiendo cien millones de barriles diarios.

Los descubrimientos de nuevos yacimientos cada vez son menores: por cada dos barriles que se consumen, se descubre solo uno.

De seguir este ritmo de consumo, podemos considerar que los combustibles fósiles habrán de agotarse en los próximos cien años, o sea en tres generaciones productivas.

El impacto negativo que las expectativas de descubrimientos, reservas y consumo de hidrocarburos tendrán en el futuro se empezará a marcar mayormente a partir del año 2010.

Desde el inicio de este siglo la geopolítica del mundo está siendo seriamente afectada por estos factores, como lo demuestra la guerra de Irak.

Pero démosle a estos números bases reales:

Un norteamericano promedio (como ejemplo de sociedad desarrollada) consume 0.25 hp = 185 watts = 637 btu/hora. Esto quiere decir que un ciudadano de un país desarrollado consume el equivalente a la energía desplegada por 58 energías durante 24 horas al día.

Si le ponemos un valor de $5.00 a la hora de trabajo y lo comparamos con la energía de un barril de petróleo, éste costaría 45 mil dólares, en relación con los $25.00 que hoy cuesta. Debemos de tomar en cuenta que EU consume el 25% de la energía que se gasta a nivel mundial.

Este es el panorama al inicio del siglo xix: tenemos 520 millones de automóviles, dos millones de camiones, 200 mil autobuses, 20 mil locomotoras, 11 mil aviones comerciales, 28 mil barcos y 28 mil barcos pesqueros; todos consumiendo petróleo.

Ahora bien, siempre he sostenido que los problemas del futuro no se resolverán con la tecnología del presente sino con la del futuro.

Mientras hoy, más del 85 % de la energía se extrae de combustibles fósiles, (40% del petróleo, 22% de carbón, 23 % del gas natural), 7% de la energía eléctrica y nuclear y tan solo el 1% de energías geotérmicas, solar, viento, madera, etc.; todo parece indicar que la energía producida por el hidrógeno será el combustible del futuro. Esta energía es mucho más limpia en su producción, con lo cual también se evitará la contaminación ambiental, el sobrecalentamiento de la tierra, etc. Ejemplo de esto es el caso de Islandia, que ha tomado la decisión de sustituir durante los próximos 20 años su consumo de energía por el hidrógeno.

La generación doméstica (familiar) de la energía requerida para el consumo no sólo tendría repercusiones favorables en el medio ambiente, sino que además contribuiría a llevar a cabo muy profundas reformas en el ámbito político, económico y social.

Hasta ahora la humanidad ha sabido responder a los retos que la sobrevivencia le ha planteado, prosperando como especie dominante en la tierra; en esta nueva sociedad globalizada donde se requieren acciones justas y concertadas, el reto es global y la respuesta también tendrá que serlo; existen las herramientas, sólo falta esa voluntad global.

Comunicación y cibernética

Se dice que estamos viviendo la era de las comunicaciones, entendido esto no sólo como el desplazamiento físico de las personas, sino también de las ideas.

La humanidad ha pasado por diferentes estadios en su constante desarrollo, desde aquellas pequeñas manadas o clanes, que recorrían el hábitat buscando sus medios de subsistencia, hasta las complejísimas sociedades actuales, con sus inmensas redes de producción, distribución y consumo, en las que un mensaje llega instantáneamente a mil millones de personas en todo el planeta.

Ondas electromagnéticas, mensajes codificados, cruzan por millones toda la biosfera terrestre. La comunicación se ha vuelto masiva, audiovisual, y la computación le ha venido a agregar velocidad; una forma individual de conectarse con el mundo vivo y dinámico es a través de internet, que va a la cabeza como proceso de interrelación humana. Individuo y humanidad se vuelven uno en el conocimiento de la realidad circundante.

Pero todos estos procesos son también contaminantes. Por ejemplo, la contaminación visual de grandes ciudades, calles, carreteras, etc., impide al ser humano el contacto con su entorno y lo satura de mensajes que pueden no tener para él ningún significado.

La tan famosa sociedad de consumo penetra en nuestras casas a través de los medios de comunicación, creando necesidades imaginarias que nos esforzamos por satisfacer, orillándonos muchas veces a desechar productos cuya vida útil no ha concluido. Tiramos todo lo que nos sobra, y todo se nos vuelve viejo muy rápidamente.

La cantidad de desechos orgánicos e inorgánicos que generamos puede ser de millones de toneladas diarias.

Comunicación es conocimiento, pero también penetración ideológica y de costumbres, de cosmovisiones. La comunicación es una forma de inducción de la conducta, está empujando poderosamente al mundo a consumir y desechar productos y sus derivados. Hoy por hoy, no se han encontrado maneras adecuadas de manejar y procesar esos millones de toneladas de desperdicios que acumulamos día con día. No se tienen estudios reales difundidos de los efectos de todos esos desechos sobre la biosfera.

La red de redes, como se le llama a internet, le permite al individuo acceder a la enciclopedia más grande y jamás imaginada del mundo, pero también lo induce a adquirir hábitos de consumo, con su inevitable secuela de desechos.

Es indudable que los medios de comunicación y la cibernética son herramientas poderosísimas de espiritualización del individuo. A través de ellas, el universo humano se unifica y se identifica, pero independientemente de sus enormes consecuencias espirituales, que analizaremos en capítulos posteriores, nos damos cuenta de que también inciden, y de manera muy determinante, en nuestros hábitos y costumbres, y de que consolidan la conducta de «úsese y tírese», sin parar mientes en lo mucho que con ello incrementamos nuestros desechos contaminantes sobre el planeta.

Sólo todos juntos, con plena conciencia y responsabilidad, podremos canalizar estos procesos de comunicación y manejos de información de una manera provechosa para el futuro, desarrollando tecnologías de reciclaje y reutilización de desechos. No debemos permitir que estos avances o revoluciones actúen en nuestra contra o de las generaciones futuras engendrando vicios o costumbres negativas ligadas al consumo y al desecho generador de contaminantes que agravan y acortan el futuro de la humanidad.

Notas al margen.

Economía. Administración recta y prudente de los bienes

Riqueza pública

Conjunto de ejercicios y de intereses económicos.

Ahorro de trabajo, tiempo, dinero, esfuerzo.

Economía política. Ciencia que trata de la producción y distribución de la riqueza.

Energía. Toda fuerza capaz de desarrollar un trabajo.

Fotosíntesis. Combinación química producida en los vegetales por la acción de la luz y especialmente la formación de hidratos de carbono.

Escepticismo. Doctrina de ciertos filósofos antiguos y modernos que consiste en afirmar que la verdad no existe o que el hombre es incapaz de conocerla, en caso de que exista.

Big bang. Gran explosión energética ocurrida hace aproximadamente 14000 millones de años, de la cual surge el universo.

Razón. Facultad de discurrir. Argumento o demostración que se dice en apoyo de una cosa, motivo o causa.

Organizar. Establecer o reformar una cosa, sujetando a reglas el número, el orden, armonía y dependencia de las partes que la componen o han de componerla.

Informática. Conjunto de conocimientos científicos y técnicas que hacen posible el tratamiento automático de la información por medio de los sistemas de cómputo.

Combustibles fósiles. Derivados de la descomposición natural de materia orgánica, que  conserva la energía que procesó del sol y de los componentes de su medio ambiente. Ejemplo: el petróleo.

Capítulo XIV • Democracia

por ahernandez@latitud21.com.mx 1 julio, 2022

 

El anhelo humano de autorrealizarse en libertad, que se rige por el imperativo ético, se ha tratado cristalizar a lo largo del proceso de evolución que transforma la bestia en ser humano. El proceso ha sido de enorme complejidad y siempre por las mismas causas egoístas que enfrentan al ser humano contra los espíritus justos y libertarios.

El ser humano ha buscado formas de organización social, interrelación y gobierno, que evolucionan de los más primitivos agrupamientos de sobrevivencia, de machos hembras y crías, pasando por tribus, colectividades con funciones más definidas por la aparición de la agricultura, agrupaciones místicas o religiosas, dirigidas en general por el más fuerte, hasta  formas más evolucionadas de organización social, que se inician en general con el culto a reyes-dioses, que suman el poder divino al terrenal, ya fuera emperadores, reyes, rajás o sultanes, con un poder absoluto.

Fue ese pueblo maravilloso de los griegos el que, junto con toda la discusión filosófica de lo que es el ser humano, engendró el concepto de república y comenzó a especular con la idea de la separación de los poderes, y de la libertad del espíritu humano.

Las diferentes visiones de democracia o derechos de los más débiles van lentamente surgiendo, en distintas partes del mundo, en forma de mitos, como el de Arturo y su mesa redonda, o de realidades, como la de Cromwell y su parlamento en Inglaterra o Venecia y su república, etc.

Y no es sino hasta la gloriosa revolución francesa cuando la república conjuga también en forma estructurada y sólida sus bases en los derechos humanos.

En términos generales, la democracia se define como el derecho de los individuos a elegir a sus gobernantes. Sin embargo, los conceptos república democrática y democracia parlamentaria, que son hoy por hoy las formas más claras de democracia vigentes en los 20 países más desarrollados del mundo, no se limitan al simple derecho de votar en elecciones, sino que incluyen toda una gama de derechos fundamentales en los cuales se sustenta ese voto, como son:

  • seguridad social
  • educación básica
  • libertad de creencias
  • tránsito irrestricto dentro del país
  • libertad de formar grupos, partidos y sociedades minoritarias
  • libertad de expresión
  • libertad de prensa
  • amparo ante la ley
  • división de poderes en Ejecutivo, Legislativo y Judicial
  • defensa de oficio
  • libertad religiosa
  • igualdad de sexos
  • disensión
  • posesión de bienes
  • comercio libre, etc.

Esos 20 países también tienen hoy por hoy una economía de libre mercado.

Estas democracias avanzan en dirección a romper barreras como las fronteras arancelarias (Unión Europea, tratados de libre comercio) y comerciales (Organización Mundial de Comercio) y a la unidad de visión que persigue la ONU, órgano internacional por excelencia.

No tenemos más que echar una ojeada alrededor del mundo para darnos cuenta de que esas características no las tiene más del 10% de todos los países; en todos los demás se viven sistemas neolíticos (en tribus aisladas de África o de la selva amazónica), medievales (en países con zonas marginadas) o de tiranías planteadas como recaudos, dictaduras, regímenes militares, formas de gobierno extremistas y, algo muy común en los tiempos modernos, pseudodemocracias.

Las pseudodemocracias merecen una atención especial, pues son formas de gobierno que aunque tengan un sistema republicano o parlamentario donde hay votaciones, éstas son amañadas, controladas, desvirtuadas, falseadas, preparadas, adulteradas, violadas, etc. Acaban siendo estructuras aparentemente democráticas al servicio de autocracias y élites que desvirtúan todos los derechos reales en los cuales se sustentan las verdaderas democracias.

En lo que a nosotros concierne, la relación ecología-espíritu-democracia, la experiencia nos está demostrando que no es en las democracias más consolidadas ni aun en los países más desarrollados del mundo donde se está manejando adecuadamente el valor económico de la degradación ambiental, pues los intereses políticos y económicos se enfrentan a las todavía pocas (aunque cada vez más numerosas) personas que ya han desarrollado una clara conciencia ecológica.

Ahora bien, es patente que existe una relación directa entre democracia y conciencia ecológica, pues en los países en donde rige la tortura, el despojo, el silencio obligado, etc., no hay manera de desarrollar una conciencia colectiva de bien común, ni para el presente ni muchísimo menos para el futuro. En el presente se está descubriendo la terrible realidad de que el precio ecológico del desarrollo en esos países fue catastrófico hasta el extremo de Chernobyl.

La experiencia está demostrando que en la dictadura no hay conciencia ecológica que se pueda generalizar, y que en la democracia existen grandes fallas en la divulgación y aplicación de una normatividad ambiental que garantice el desarrollo sustentable. Sin embargo, es en las democracias basadas en los derechos humanos y en los sistemas de libre mercado en donde más se ha avanzado en este sentido. Esto es algo que simple y sencillamente demuestra la experiencia.

En la democracia, los grupos ecologistas y sus partidos políticos o partidarios tienen derecho de expresión, de divulgación y de exigir el cumplimiento de las normas existentes, de tal forma que es en ellas donde la libertad del espíritu general permite mayor movilidad de conciencias y, por lo tanto, en donde la ecología tiene más porvenir, como actualmente ocurre en los países más poderosos del mundo (excepción hecha de China). Existe la esperanza de que, en el corto plazo, se incluyan los costos ecológicos del desarrollo en las discusiones económicas de estos países.

Así pues, en la medida en que la democracia implante sus valores humanos en toda su capacidad, podremos hablar de la relación ecología-espiritualidad-democracia como la base del desarrollo sustentable.

Notas al margen 

Democracia. Doctrina política favorable a la intervención del pueblo en el gobierno.

Predominio político del pueblo en el gobierno.

Estado basado en este predominio.

Parlamento. Cámara de los Lores y los Comunes en Inglaterra.

Capitulo XIII • Libertad

por ahernandez@latitud21.com.mx 1 junio, 2022

 

    Para mí, la libertad es primero, el fin primordial y, segundo, el medio principal del “desarrollo sustentable”. En este sentido, por ejemplo, el PIB (Producto Interno Bruto) de un país no es el fin último de sus políticas económicas, sino un medio de enorme importancia para el fin último del hombre que es la libertad. Uno conlleva al otro, pero se diferencian en valor. El papel de la libertad está directamente relacionado con la importancia de las libertades fundamentales que ennoblecen la vida de la persona, en su evolución de bestia a humano.

No existe verdadera libertad en el hombre cuando hay desnutrición, insalubridad, mortalidad prematura; ni cuando por ignorancia se es incapaz de escribir, leer y calcular.

Hablar de la libertad como concepto genérico nos llevaría a terrenos de difícil acceso. Por eso, trataremos de las libertades instrumentales que nos permiten sentar bases a lo que definiremos como el “espíritu de la libertad». Para eso, analizaremos:

1. Las libertades políticas

2. Los servicios económicos

3. Las oportunidades sociales

4. Las garantías de transparencia

5. La seguridad protectora

Estos elementos integrados o conectados entre sí forman el tejido instrumental en el que se sustenta la libertad individual.

1.- Las libertades políticas. Incluyen los derechos humanos ya definidos en la carta correspondiente de la ONU. Se concretan en el derecho y obligación que tienen los individuos de decidir quién los debe gobernar y con qué principios, y abarcan la posibilidad de investigar, criticar, y poder defenderse de la autoridad, con libertad de expresión y sin censura de prensa. En las diferentes experiencias de la humanidad, estos valores se encuentran definidos en las democracias.

2. Los servicios económicos. Se concretan en la oportunidad de los individuos de utilizar los recursos económicos en producir, distribuir, realizar intercambios y consumir. Esta capacidad u oportunidad varía de un individuo a otro e influye en los precios relativos, el funcionamiento y estabilidad de los mercados y las políticas fiscales y gubernamentales. Es claro que mientras mayor sea el PIB de un país, mayor será la oportunidad de los individuos. De la misma manera afecta la disponibilidad del dinero a través del crédito y del ahorro interno y personal.

3. Las oportunidades sociales. Cada familia y cada individuo posee su «patrimonio social», que está constituido por sus oportunidades de estudio, de cuidar su salud, de relacionarse comercialmente, etc., este patrimonio influye en mayor o menor grado en cada persona y se puede ver afectado por los factores políticos del país. El analfabetismo y la ignorancia son factores sumamente contrarios a este patrimonio, así como la falta de libertad de expresión.

4. Las garantías de transparencia. Esto significa el derecho del individuo a la información veraz. Cuando por ejemplo un gobierno o partido político promete una postura económica u honradez en el manejo de los fondos públicos y no lo cumple, atenta contra la libertad de los ciudadanos, y si oculta y coacciona para no revelar la verdad, atenta contra la justicia que es instrumento de libertad.

5. La seguridad protectora. Ésta se manifiesta en dos sentidos englobados en el estado de derecho: a) la seguridad e integridad física de los ciudadanos, para lo cual se tiene que crear una red protectora de ese derecho, y b) acceso a la educación y a la salud, como derechos inalienables de la libertad.

En este último factor es donde más claramente se establece la relación entre ecología, espiritualidad y libertad. Todos los factores influyen en el concepto de desarrollo sustentable, pero la realidad actual demuestra que sólo en los países democráticos y con libertades y derechos se están llevando a cabo acciones concretas en favor del medio ambiente, aunque son también las naciones más desarrolladas industrialmente las que más contaminan la biosfera. Existe una prueba latente y lacerante de cómo se relacionan las libertades con la ecología y se dio en la antigua URSS cuando, al abrirse al mundo, se hizo público algo que se sabía y fue el precio ecológico que el país pagó por su desarrollo.

Ahora bien, es obvio que libertad es un concepto filosófico y, como tal, perteneciente al caudal del espíritu humano. La libertad es un derecho inherente al espíritu; sin libertad, el espíritu no se desarrolla, no evoluciona ni se realiza. Eso hace que este capítulo sea uno de los más importantes, pues toca el fundamento y en última instancia el sentido de la humanidad, el imperativo ético, que nos exige respetar el derecho de los demás y define nuestras obligaciones. Cuando hablamos de ecología, no sólo hablamos de nuestros derechos, sino de los de nuestros hijos y del género humano en conjunto. Si, como hemos visto, ecología y libertad se interrelacionan, una depende de la otra, entonces al degradar el medio ambiente se limita o quizá se pueda llegar al grado de suprimir la capacidad humana de autorrealización en libertad, que es lo que le da sentido a la vida humana. Ahora, si nos damos cuenta de que al contaminar y depredar estamos afectando no sólo el presente, a nosotros mismos, sino también al futuro, cobraremos conciencia de que las generaciones que nos siguen comenzarán con menos medios naturales disponibles que nosotros, aunque con más tecnología. 

De esta forma, al plantear la libertad como un fin del hombre y del desarrollo, estamos estableciendo una congruencia con toda la corriente humanística de la evolución humana y dándole a la relación espíritu-libertad-ecología la importancia que le nuestras vidas diarias.

Notas al margen

Libertad: Facultad natural que tiene el hombre de obrar de una manera o de otra y de no obrar, por lo que es responsable de sus actos.

Facultad que se disfruta en las naciones bien gobernadas, de hacer y decir cuando no se oponga a las leyes, ni en las buenas costumbres.

Las cuatro libertades: religiosa, económica, política, de palabra y prensa.

Libertinaje: Desenfrenada contravención a las leyes y a las buenas costumbres. 

Degradar: Humillar, rebajar, envilecer.

Capitulo XII • Globalización

por ahernandez@latitud21.com.mx 1 junio, 2022

 

Ya desde la década de los cincuenta se empezó a hablar de una nueva “visión del mundo”, más unificada, más global, producto del desarrollo de las tecnologías de comunicación. El proceso ha sido mucho más rápido y extenso de lo que se preveía en esa época, de tal forma que una sola generación ha tenido la oportunidad de verlo y vivirlo. La globalización ha generado la visión de que todo el mundo es como “una aldea global”: por la comunicación instantánea todo lo que sucede en cualquier lado del mundo se sabe y además afecta nuestro mundo cotidiano. Este fenómeno lo analizaremos desde el punto de vista de los cinco factores que consideramos fundamentales del siglo XXI.

1. Globalización y economía. Éste es un factor que a partir de 1990 nos ha traído a todos preocupados y desconcertados. ¿Por qué la caída de la bolsa en Rusia puede provocar una crisis en Brasil, afectando a toda Latinoamérica?; ¿Por qué el discrepando de valoración del real afecta a Argentina y a toda Latinoamérica?; ¿Por qué la crisis de los bancos japoneses, producto de su revaluación de bienes raíces, afecta a todo Oriente y Occidente? ¿Qué acaso no es suficiente con las crisis internas que nosotros en México provocamos por ineptitud y corrupción? Pues ya no, el mundo está interconectado, y la combinación de interrelación comercial, crediticia, financiera y social de todos los países del mundo los hace funcionar como un sistema integrado de manera tal que un problema en cualquiera de sus partes repercute en todas las demás. ¿Acaso podemos imaginar lo que ocurriría con toda nuestra industria maquiladora de exportación en caso de que ocurriera una recesión en Estados Unidos? La globalización en la economía llegó para quedarse y tenemos que aprender a vivir Con ella, punto.

2. Globalización, derechos humanos y evolución política. Cuando en nuestra televisión vemos noticieros como CNN, Eurnews, BBC, Telenoticias, etcétera, que critican y difunden los abusos contra los derechos humanos, o exhiben las tropelías de los regímenes totalitarios y antidemocráticos ante cientos de millones de televidentes, incluidos muchas veces los de esos mismos países, nos damos cuenta de que la globalización llegó para quedarse.

3. Globalización y ecología. Cuando el accidente del barco petrolero en Alaska fue presenciado por cientos de millones de televidentes; cuando vemos documentales del efecto de la lluvia ácida en las montañas de Europa; cuando sabemos el mismo día del accidente atómico de Chernobyl y su nube radioactiva que contamina los pastos que comen las vacas, y por lo tanto la leche que éstas producen, la cual compra Conasupo para los desayunos de los niños en las escuelas… cuando sabemos del agujero de la capa de ozono en el Ártico; cuando las quemas de los bosques de Indonesia nublan el cielo en Kuala Lumpur, nos vamos dando cuenta de cómo todo en nuestra biosfera es global. Ese conocimiento llegó para quedarse.

4. Globalización, ciencia y tecnología. Cuando en todo el mundo el viagra sale a la venta en un mes, una película es estrenada el mismo día en 5 000 salas o un nuevo descubrimiento científico se aplica al mismo tiempo, es que la globalidad llegó para quedarse.

5. Globalización y valores humanos. La interrelación humana y la difusión de los valores entre los países, las universidades, las transnacionales y a través de los medios de comunicación es diaria. Todos los días vemos, leemos o escuchamos una visión del mundo, o una ceremonia religiosa, o un ritual político, o una forma de alimentación diferentes de la nuestra. Quiere decir que la globalización de los valores e interrelaciones humanas llegó para quedarse.

Cuando algunos políticos hablan de defendernos contra la globalización, existen tres posibilidades: o son ignorantes, o son demagógicos, o son necios. El mundo entero está ya en un proceso irreversible de globalización, todo el impulso colectivo de la humanidad empuja en esa dirección, la vida diaria ya está impregnada de esa realidad. La actitud correcta es la de comprenderla para protegernos creando ciertas defensas psicológicas, económicas, sociales, etcétera, con el fin de irnos adaptando lo más rápido posible a ella. Trataremos como personas y como países de tomar posiciones estratégicas adecuadas ante esa realidad presente.

En términos de ecología y espiritualidad, es enorme el trabajo que cada uno de nosotros tiene que realizar, pues como ya hemos visto anteriormente todos somos responsables de la contaminación y también cada uno de nosotros tiene que analizar su visión espiritual del mundo, compararla, valorarla y decidirse al respecto, ir concluyendo y renovando, adaptarse a la evolución y al cambio, que es la constante universal de evolución. Ahora, a diferencia de hace 50 años, el patrón de comparación ya no es el vecino. En la “aldea global”, el vecino es un aborigen australiano, con su visión alcheringa, o un japonés shintoísta o un tibetano budista. Vemos y percibimos diario el nuevo mundo y somos nosotros los que tenemos que aprender a adaptarnos a sus cambios, porque la globalización, sin preguntarnos, llegó para quedarse.

Notas al margen

Global: Tomado en conjunto

Tecnología: Conjunto de los conocimientos propios de un oficio mecánico o arte industrial.

Alcheringa: Descubrimiento o iluminación

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