Marcos Constandse, uno de los pioneros en la construcción del Caribe mexicano, rinde tributo al destino con una obra novelada sobre su concepción, desarrollo y como el gran milagro económico de México
¡Déjalo ser!, la historia novelada de Cancún, no es un libro cualquiera. Es la vida y obra de uno de los grandes constructores del Caribe mexicano, Marcos Constandse Madrazo, en cuyos hombros caen desde el inicio la urbanización del primer proyecto de vivienda de la ciudad y las primeras escuelas, hasta la autoría de conceptos hoteleros de vanguardia e importantes aportaciones en la consolidación de seis parques recreativos y dos experiencias de fama mundial conglomerados en Grupo Experiencias Xcaret.
Ingeniero de profesión por la Universidad Autónoma de México, la revista Latitud 21 concede su portada a Marcos Constandse por sus aportaciones en el surgimiento y desarrollo de Cancún y la Riviera Maya, de la que nos hace una entrega hablada -literalmente.
LA ESCENA: AKUMAL
“En mi vida profesional participé en Nonoalco, y después trabajé por dos años para ingenieros amigos de mi hermano Óscar haciendo obra particular. Luego ambos pusimos la Constructora Mezcalapa, hasta que un día mi hermano, quien vino a Akumal en el año 73, regresó tan enamorado de la zona -apenas empezando el desarrollo de Cancún, en un proceso de terracerías y rellenando la isla- que decidió venir a vivir a Akumal. Para mí fue muy alarmante porque la parte de relaciones públicas la manejó siempre él, así que con su cambio de residencia me sentía un poco desamparado en la empresa.
“Él tomó la decisión de invitar a mi hermano Carlos, quien había formado junto con Román Rivera Torres la empresa Ritco & Asociados, y los jóvenes se entusiasmaron tanto, eran cerca de siete u ocho, que decidieron todos aventurarse a Quintana Roo en el ´74, entre ellos mis hermanos, Román, Octavio Lavalle, Francisco Córdova y algunos más.
“Se fusionaron todas las empresas en Ritco & Asociados. Yo quedé como director general pero viviendo en Cuernavaca, porque teníamos obra en Cocoyoc, Acapulco, Tabasco, y la oficina central la teníamos en la Ciudad de México. Se fueron agotando y terminando los proyectos, hasta que ya teníamos poco trabajo allá y se concentró mucho aquí, fue cuando decidí cambiar mi residencia de base a la zona en 1988. Para entonces yo había empezado a hacer los hoteles Palace, después de hacer Brisas”.