Era uno de los dichos favoritos de mi padre y que, con cierta frecuencia, utilizaba cuando consideraba que alguna amistad no me convenía o no contribuía a una buena imagen o reputación. Y por supuesto que tenía razón.
Veamos qué amistades nos convienen, de un lado tenemos a Estados Unidos de América, Canadá, Brasil, Colombia, Perú, República Dominicana, Ecuador, Costa Rica, Paraguay, Argentina, Uruguay, Guatemala, Chile, Honduras y la OEA entera, así como Francia, Inglaterra y muchos más países democráticos del orbe.
Del otro lado China, Rusia, Cuba y Bolivia.
¿De qué lado quieres que esté México?
Pues México decidió por el segundo grupo, el de los Castro, Evo Morales, los Putin y el Partido Comunista. Ese, el México de la Cuarta Transformación.
Así es, México le da la espalda a sus socios comerciales, USA y Canadá, para empezar. Los países con los que realiza más de 90% de su intercambio comercial, con quienes después de casi dos años de enorme esfuerzo pudimos alcanzar un tan deseado y necesario acuerdo para extender el Tratado de Libre Comercio. Le damos la espalda a la democracia para dar frente y apoyar a un dictador que ha devastado una nación, a Nicolás Maduro y a sus socios rusos, chinos y cubanos, que solo buscan tomar ventaja, como aves de rapiña, del petróleo de Venezuela.
Qué decepción del México de mis amores, del México de mis sabores, del México de mis colores. Un desamor más, un sinsabor más, una descolorida más. Pero esta duele y duele mucho, de ver cómo le damos la espalda a los derechos humanos, a un pueblo entero que se ha visto sometido, humillado y abusado por un dictador que de maduro solo tiene el apellido.
La verdad es que no hay manera de defender esta postura del gobierno de la Cuarta Transformación, ni siquiera con la triste y anticuada Doctrina Estrada, en la que México se refugia para tomar la más cómoda e irresponsable de las posturas, esconder la cabeza y fingir que nada está pasando.
Por supuesto que los pueblos deben de escoger su destino. En eso todos coincidimos. El pueblo de Venezuela ya escogió y escogió repudiar a Maduro. No hay de otra.
¿Cómo pretender ignorar el mayor desastre humanitario de los últimos 50 años en América y que ha consumido en tan pocos años a una gran nación con las mayores reservas de petróleo del mundo?
Simplemente patético.
Bien por Mr. Trump por ser el primero en salir a desconocer a un dictador y desafiarlo al reconocer a Juan Guaidó y apostar por la legitimidad. Bien por poner el ejemplo. Bien por aquellos que le secundaron y decidieron salir en defensa de una nación oprimida por unos cuantos. Mal por mi país. Mal por mi gran amor, México. Regrésenme la dignidad y el orgullo por mi país. Seis años es mucho tiempo.
- Carta del Presidente
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