El pasado jueves 21 de junio tuve la oportunidad de acudir a la presentación del libro de la maestra Cristina Alcayaga, titulado igual que esta columna, El México que queremos.
La experiencia política de la maestra Alcayaga se suma a su sensibilidad social y a su sensatez empresarial para entregar, a unos días de las elecciones, un mensaje que invita a la reflexión y que, en cuatro palabras lo resume de una manera magistral: El México que queremos.
Por supuesto que pudiéramos hacer una larga lista de adjetivos que describen nuestro deseo del México que queremos: un México justo, ético, decente, moral, inclusivo, responsable, comprometido. ¡Ah!, y por supuesto, Campeón de la Copa FIFA 2018.
Esto y más es el México que queremos y el que aspiramos heredar a nuestros hijos. Pero, ¿qué estamos haciendo nosotros, los mexicanos, para conseguir el México que queremos?
Tendríamos que empezar con la reflexión de si estamos siendo justos, éticos, decentes, inclusivos, responsables y comprometidos, ya que finalmente el todo es el resultado de las partes. Esto sería lo primero que tendríamos que reflexionar.
Y es que precisamente en estas últimas semanas del mes de junio (cuando esto escribo), una de las principales noticias en los medios y que nos ha hecho reflexionar era la Política de Cero Tolerancia del presidente de los Estados Unidos de América, cuya implementación ha separado a muchas familias en dicho país, deportando a los padres y guardando a los niños en jaulas como si fuera la perrera municipal.
Era realmente vergonzoso ver cómo tenían a estos niños en campos de concentración, esperando sin esperanza, lo que a todos nos parece por supuesto injusto, falto de ética, indecente, inmoral, excluyente, irresponsable y carente de compromiso con la humanidad.
Lamentable ver cuántas familias separadas por esta Política de Cero Tolerancia; sin embargo, como mexicano, me da mucha más vergüenza saber que es aún mucho más grande el número de familias separadas en México por la falta de oportunidades y la miseria en la que viven, lo que no les deja más opción que abandonar a su familia para ir en busca de una tierra adoptiva que, a pesar de la persecución y el trato discriminatorio, les ofrece más oportunidades.
Y esto me lleva de nuevo a la reflexión del México que queremos. Un México justo, inclusivo y que ofrezca oportunidades a todos sus hijos nacidos en esta tierra, para que las familias que por azares del destino nacieron en este país, no tengan que separarse, para que nuestros hermanos no tengan que arriesgar su vida colándose cual ratas en otro país, en busca de las migajas que caen de las mesas. Un México del que todos nos sintamos orgullos, no solo por las bellezas naturales o por los logros en los deportes; el México que queremos es un México que ofrezca oportunidades de vida y de trabajo digno, honorable y humano. Ese es el México que queremos y por el que debemos de trabajar, indistinto de los resultados del 1 de julio. Porque México es más grande que los mexicanos.
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