Mentir, como lo ha hecho Andrés Manuel López Obrador desde que inició el sexenio, es grave, pero ocultar o distorsionar la información como aparentemente lo están haciendo en torno al Covid-19 es tremendamente grave, y las consecuencias pueden ser de gran magnitud.
El presidente ha mentido consistente y repetidamente en torno a varios asuntos que han sido descubiertos, evidenciados y comunicados extensivamente a través de muchos medios. Ha mentido en cuanto al multicitado avión y el ridículo, por decir lo menos, anuncio de la rifa; ha mentido en cuanto al manejo de los recursos; ha mentido en cuanto a sus supuestas intenciones de acabar con la corrupción; mintió con el huachicol; miente descaradamente en sus inútiles mañaneras; la mentira es eje central de su gobierno y de sus estrategias.
En adición a las mentiras, se suma por una parte el pésimo manejo que en lo personal hizo de la crisis sanitaria, yendo en contra incluso de las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud, y en absoluto contrasentido de lo que otros mandatarios del mundo han emprendido; y por otra parte, el lamentable hecho de que todo hace suponer que están ocultando el número de casos positivos o tergiversando la información al diagnosticar ‘neumonías atípicas’ en lugar de coronavirus; cada día que pasa es menos creíble.
Los gobiernos mexicanos, como casi todos los de Latinoamérica, tienden siempre a ocultar sus miserias ante las tragedias. Y por si fuera poco, enfrentamos otro problema en México de proporciones mayores en adición a la debacle sanitaria y económica, y es el hecho de que la polarización que el mismo López ha fomentado podría tornarse en conflicto social y poner en riesgo la estabilidad y la paz social del país.
El desgastado discurso de “primero los pobres”, cargado de mentiras y abusos, y la también desgastada 4T están irresponsablemente enfrentando a la sociedad.
De gran preocupación me parece que la gente se quede sin empleo y sin ingresos, porque además de que de suyo es ya grave el hecho, las consecuencias de ello pueden ser de desastre si no se atiende con prontitud y con una estrategia de Estado, misma que no se ve por ningún lado.
Tres retos, tres preocupaciones: la salud, la economía y la polarización.
A tiempo está AMLO, aunque públicamente siga diciendo mentiras, que es parte de su ADN, y con ello seguir llenando la cabeza de sus inocentes fanáticos.
De no hacerlo, dudo que termine el sexenio…
- Al buen entendedor
- Presidente de la AMATUR
- Presidente del centro de atención de salud mental y prevención de adicciones "Vital"
- sgrubiera@acticonsultores.com