- Al buen entendedor
- Sergio González Rubiera
Presidente de la AMAV Quintana Roo - • sgrubiera@acticonsultores.com
Roma año 193 d.C.
Dion Casio observaba con la boca abierta aquel esperpento de los elefantes, los pretorianos y los marineros de Miseno. Tratábase de uno de esos grotescos espectáculos promovidos por los emperadores, ya fuera en el Circo Máximo, o en el Anfiteatro Flavio (hoy el Coliseo), en los que lo mismo morían bestias que hombres…
“El senador negaba con la cabeza: Juliano, Septimio, Albino, Nigro…, todos luchando por el poder, pero ¿A alguno le preocupaba Roma? ¿A alguno le preocupaba la seguridad de las fronteras, el alimento para el pueblo, la seguridad de todos?
¿Cuándo llegaría el día en el que senadores y gobernadores pensaran más en el buen gobierno del imperio que en sí mismos, en sus pequeñas estrategias, en sus rencillas y envidias en esa maldita lucha por el poder que a todos debilitaba, rodeados como estaban de problemas dentro y fuera de los límites del Imperio? …
Sulpiciano interrumpió las reflexiones del gran Dion Casio… ‘todo esto es ridículo, por culpa de un senador corrupto y un grupo de gobernadores con ambición sin fin. ¿Habrá algún día en que esto no sea así?…’
Cuando cambie la naturaleza humana, amigo mío –respondió Dion-. Si es que cambia alguna vez. Si no, te garantizo que, en dos mil años, todo seguirá igual”
Texto de Santiago Posteguillo, de su premiada novela histórica “Yo, Julia”.
Según la aseveración premonitoria de Dion Casio, estamos a solo 168 años de que todo cambie; como Casio, lo sigo dudando… hoy todo sigue igual.
“No cejarán los males del género humano hasta que la clase de hombres que filosofa real y verdaderamente asuma el poder político o los que gobiernan en los estados por algún azar divino realmente filosofen”.
Platón.
Con lo cual el filósofo griego sugiere que sólo los virtuosos y aptos deben ejercer el mando en la sociedad.
Ante semejantes revelaciones, me temo, como habrán de temer mis ocho lectores, que estamos frente a enormes retos como ciudadanos, pues por una parte, atendiendo a Dion Casio, nos falta aún más de siglo y medio para saber si ha de cambiar la naturaleza humana y con ella la ambición de los políticos y de quienes con tanta falta de pericia nos gobiernan, y por otra, si atendiéramos al filósofo, estaríamos ante la expectativa de que, quienes gobiernan fueran capaces de filosofar, cosa por lo menos que, quien esto escribe, anticipa poco probable.
Ante tales circunstancias, y dada la muy escasa probabilidad de que cambie la naturaleza humana en el mediano plazo, y de que quienes nos gobiernan sean capaces de filosofar, entendiendo que existen muchos de ellos que ni siquiera leen, y no porque no sepan, sino, porque simplemente, no se les da, o no fueron entrenados en esa disciplina, no nos queda más a los aventurados ciudadanos por una parte soportar la insensatez, la avaricia, la corrupción y la ineptitud y vivir con ello, y por otra, tratar de interceder, de aportar, de importunar de vez en vez y siempre de influir para que en lo posible, se modifique el statu quo que tanto nos afecta. No debe ser, en nuestro ejercicio de ciudadanos, el quedarnos en silencio y es por ello y a la vista de lo expuesto, que he de seguir exigiendo desde mi humilde trinchera sobre aquellos asuntos, en los que por una parte quienes nos gobiernan están en falta, y por otra en aquellos que sin duda representan una enorme oportunidad de mejora para México como lo es simplemente el turismo, que sigue estando en el soslayo total por parte de todos los niveles de gobierno.
No existe hasta hoy, una verdadera y única iniciativa de fomento e incentivo para la industria turística que tanto le aporta a México en términos de generación de empleos, generación de divisas, inversión extranjera, aporte a la cultura, intercambio educacional, preservación del medio ambiente, promoción del patrimonio histórico, y que proporcione mayor sentido de arraigo y pertenencia como ninguna otra actividad económica y social.
El turismo no se ha entendido en toda su extensión por ningún gobierno y por lo tanto, no se ha apoyado y fomentado como debiera.
Hoy, ante todos los retos que tiene México, en la política internacional, en los hidrocarburos, en el reto de la generación de energía y tantos otros, el turismo es una vez más y como siempre, la gran alternativa…
Si quienes lideran el rumbo del país no lo ven, es el reto nuestro pergeñar las mejores estrategias, para derribar las barreras y seguir ad litteram con el plan hasta lograr que el turismo sea prioridad nacional.
Anticiparse al caos.