- Carta de la Editora
- Nelly García
- ngarcia@latitud21.com.mx
México vive un panorama económico mixto: por un lado, hay avances en la reducción de la pobreza; por otro, millones de mexicanos siguen al filo de la vulnerabilidad. Entre 2022 y 2024, la población en situación de pobreza disminuyó de 46.8 a 38.5 millones de personas, y la tasa nacional cayó de 35.9% a 29.6%, el nivel más bajo desde que se registra este indicador. Factores como el aumento del salario mínimo, la reforma laboral en materia de subcontratación, los programas sociales y las remesas han contribuido a este logro.
Sin embargo, la otra cara de la realidad es implacable: el 67% de la población enfrenta adversidades críticas, desde pobreza extrema hasta carencias en educación, salud y servicios básicos. Más de la mitad de los trabajadores mexicanos –32 millones de personas– laboran en la informalidad, sin prestaciones ni contrato. Incluso con un salario mínimo histórico de 6,245 pesos mensuales, un hogar de cuatro personas apenas alcanza el 40% de las necesidades básicas por integrante.
El sector privado reconoce estos avances, pero subraya que el mejor programa social sigue siendo la generación de empleos formales. Integrar a millones de trabajadores y empresas de la economía informal a la formalidad garantiza seguridad social y fortalece la inversión, la productividad y la recaudación fiscal. Para 2026, el reto será elevar la inversión al menos al 30% del PIB, consolidando proyectos productivos con certeza jurídica y fomentando la prosperidad compartida.
Mientras tanto, factores externos complican el panorama. Las remesas, un apoyo clave para millones de familias, registraron su peor nivel desde 2009, con 5,330 millones de dólares en julio, y se anticipa que Estados Unidos cobrará un impuesto a estos envíos a partir de 2026. Banxico revisó al alza el pronóstico de crecimiento económico para 2025, de 0.1 a 0.6%, pero advierte que la economía seguirá débil en la segunda mitad del año, con bajo dinamismo en inversión y consumo. Los aranceles e impuestos también impactan la competitividad de México y la capacidad de las empresas para generar empleos formales de calidad.
En suma, México ha avanzado, pero aún camina sobre terreno inestable. La reducción de la pobreza es un logro relevante, pero consolidarla requiere inversiones que fomenten empleos formales, salarios dignos y seguridad social para todos. Mientras el gobierno y el sector privado logren colaborar en este camino, el país podrá aspirar a una economía más sólida, justa y resiliente, capaz de proteger a quienes hoy siguen en la cuerda floja.
- Carta de la Editora
- ngarcia@latitud21.com.mx