La Universidad Tecnológica de Cancún, encabezada por su rector Enrique Baños Abedun de Lima, busca formar jóvenes con pensamiento crítico, compromiso social y responsabilidad ambiental
En una ciudad tan joven como Cancún, que apenas supera los 55 años de historia, hablar de educación superior es hablar también de identidad, de arraigo y de transformación social. La Universidad Tecnológica de Cancún (UT Cancún), con 28 años de trayectoria, ha sido parte fundamental de ese proceso. Desde que abrió sus puertas en 1997 con una matrícula de 140 estudiantes, la institución ha crecido hasta superar los 3,000 alumnos, consolidándose como un espacio que impulsa no solo el desarrollo profesional, sino también la construcción de una ciudadanía consciente, participativa y comprometida con su entorno.
El rector Enrique Baños Abedun de Lima lo explica con claridad: la universidad vive un momento decisivo. La educación ya no puede medirse solo por resultados académicos, sino por su capacidad para formar personas íntegras, con valores y sentido comunitario. Bajo esa convicción, la UT Cancún implementó un nuevo modelo educativo, alineado con la Ley General de Educación Superior y con los planes federal y estatal de desarrollo, que busca una enseñanza gratuita, inclusiva y centrada en el estudiante.
“Hoy formamos jóvenes con visión científica y tecnológica, pero también con una conciencia humanista. Jóvenes responsables del medio ambiente, respetuosos de las tradiciones y con sentido de comunidad”, señala el rector. Esta visión, agrega, se alinea con la perspectiva humanista que impulsa el gobierno estatal, convencido de que la educación es la base para alcanzar la justicia social y la paz.
Una educación centrada en el estudiante
El cambio no es solo curricular, sino cultural. La universidad ha reconfigurado sus programas para responder a las necesidades del sector productivo, pero también a los retos sociales. Hoy el estudiante tiene un papel protagónico: desarrolla pensamiento crítico, dialoga, propone y se vincula con su comunidad. “Antes el objetivo era formar profesionistas para cubrir un trabajo; ahora formamos personas capaces de generar empleo, emprender y transformar su entorno”, dice Baños.
Esta transformación incluye un trabajo profundo con los docentes. La UT Cancún impulsa un programa de actualización que permite a los maestros incorporarse temporalmente al sector productivo, con el fin de conocer de primera mano los procesos empresariales y luego trasladar esa experiencia al aula. “El docente que vive lo que enseña puede formar mejor. Se convierte en guía, en acompañante y en ejemplo”, asegura el rector.
Formar para transformar
La UT Cancún coordina la Comisión Técnica de Cultura, Paz e Igualdad de las universidades del estado, desde donde se impulsan cinco ejes rectores que definen el quehacer educativo con una mirada integral.
El primer eje es la creación de entornos escolares seguros, donde la paz no se mide por la ausencia de conflicto, sino por la armonía y el respeto entre los miembros de la comunidad universitaria.
El segundo eje se centra en la salud mental. La universidad fortaleció su área de tutorías con un equipo de psicopedagogas que atienden individual o grupalmente a los estudiantes, acompañando su desarrollo académico y socioemocional. “La educación inclusiva significa enseñar para todos, entender las diferencias y construir rutas de aprendizaje que no excluyan a nadie”, enfatiza Baños.
El tercer eje impulsa las actividades culturales y deportivas, indispensables para una formación equilibrada. “El arte, la cultura y el deporte son lenguajes de paz”, señala.
El cuarto eje promueve los derechos humanos y la inclusión, tanto en el lenguaje como en las prácticas y la infraestructura. Y el quinto, la responsabilidad ambiental, entendido como un principio de vida: “No podemos hablar de paz si no cuidamos el entorno”, afirma el rector.
Paz desde el aula
En septiembre, la UT Cancún organizó el Congreso Internacional de la Paz, un espacio de reflexión y aprendizaje con expertos de España, Colombia, Argentina y distintas regiones de México. “Fue una oportunidad para compartir experiencias, generar estrategias y entender que la paz se construye desde la educación”, explica Baños.
Cancún, dice, tiene el privilegio de ser un laboratorio vivo para este modelo. “Vivimos en un paraíso natural, pero también en una sociedad diversa y dinámica. Por eso la educación tiene que formar ciudadanos con pensamiento crítico, comprometidos con su entorno.”
Los proyectos estudiantiles lo confirman: hay propuestas para circuitos turísticos en comunidades mayas, rutas de cenotes o experiencias gastronómicas locales. “El turismo ya no solo busca sol y playa. Hoy el visitante quiere conocer cómo vive una comunidad, qué come, cómo celebra, qué historias tiene. Ahí los jóvenes están generando un turismo responsable y sostenible”, comenta.
Innovar con responsabilidad
La innovación y la tecnología son también parte esencial del nuevo modelo. La universidad impulsa el uso responsable de herramientas digitales y prepara a sus estudiantes ante los retos de la inteligencia artificial. “Las tecnologías deben servir al bien común, no sustituirlo. Tenemos que formar jóvenes conscientes de los riesgos y las oportunidades de su tiempo”, reflexiona el rector.
La UT Cancún promueve incluso el turismo académico, una forma de intercambio que permite a estudiantes de todo el país conocer Cancún más allá del sol y la playa. “Queremos que vengan por lo que hay que aprender, no solo por lo que hay que admirar”, dice.
Jóvenes que participan
Una de las señales más claras de la transformación educativa está en la participación estudiantil. Los jóvenes de la UT Cancún presentaron recientemente proyectos para el presupuesto participativo municipal y lograron que se aprobara una de sus propuestas. “Eso demuestra el sentido de pertenencia y responsabilidad que están asumiendo”, señala Baños.
“Hoy los estudiantes no dicen que el problema lo resuelva la universidad o el ayuntamiento. Asumen su papel ciudadano. Son empáticos, colaborativos y conscientes de que transformar su entorno también depende de ellos.”
Para el rector, estos jóvenes son los verdaderos agentes de cambio: “La educación es la palanca de la transformación. Si desde la universidad fomentamos la participación, el respeto y la empatía, el futuro será más prometedor.”
El papel de los maestros
En esta nueva etapa, los docentes son pilar del proceso. El rector destaca el trabajo de tutoría personalizada que realiza cada profesor, acompañando a los estudiantes no solo en lo académico, sino también en lo humano. “El maestro ya no solo enseña; escucha, guía y comparte su experiencia.”
Reconoce, además, la importancia de cuidar también a quienes enseñan. “Para que los docentes puedan dar lo mejor, también necesitan apoyo emocional, reconocimiento y espacios de actualización. Solo así se mantiene viva la vocación”, expresa.
En este contexto, las familias siguen siendo un factor clave. En los convenios de movilidad internacional, ahora se invita a madres y padres para que vivan el proceso junto con los estudiantes. “Verlos llorar de emoción cuando sus hijos viajan a Canadá o Francia es conmovedor. Detrás de cada joven hay una familia que confió en la universidad, y eso nos compromete aún más”, afirma.
Educar para la ciudad que viene
El rector concluye con una mirada al futuro: “Cancún es una ciudad joven, y nosotros formamos a la generación que definirá su próximo medio siglo. Por eso el modelo educativo debe ser integral, con un enfoque humano, social y ambiental.”
La Universidad Tecnológica de Cancún se consolida así como una institución que combina conocimiento, innovación y valores, contribuyendo a que la educación sea, efectivamente, la palanca que mueva la transformación de Quintana Roo.












