Silencio judicial, riesgo empresarial

por ahernandez@latitud21.com.mx
  • Entre empresarios
  • Sergio León
  • CEO de Impoexporta
  • X: @oigres14  IG:  @sergioleoncervantes 
  • Email: sergioleon@sergioleon.mx

 

Este 1 de junio, México enfrenta una coyuntura silenciosa, pero de alto impacto: la votación para reformar la elección de jueces, magistrados y ministros del Poder Judicial. Sin embargo, entre campañas de abstencionismo, polarización y apatía ciudadana, el riesgo más grande no está en votar mal… sino en no votar.

Una economía no puede sostenerse sin justicia.

Las empresas necesitan certidumbre legal. No hay inversión sin confianza, ni confianza sin jueces imparciales. Si los empresarios y ciudadanos decidimos no participar, dejamos la cancha libre a quienes sí tienen un interés claro: capturar el aparato judicial para subordinarlo al poder político.

La justicia no debe ser electiva al estilo de concursos de popularidad, pero tampoco puede construirse desde la indiferencia. En un país donde los litigios fiscales, laborales y administrativos definen la permanencia de muchos negocios, permitir que la elección de jueces quede en manos de pocos será un error estratégico.

El abstencionismo: ¿protesta o claudicación?

Para algunos, no votar es una forma de protesta. Pero en un sistema que premia la participación, el silencio se interpreta como consentimiento. Si los sectores productivos no levantamos la voz en las urnas, los próximos jueces podrían ser seleccionados no por méritos, sino por afinidades partidistas.

Eso significa más amparos sin resolución, más incertidumbre en las reglas del juego, y una justicia que oscila entre la ineficacia y la obediencia política. En otras palabras: menos Estado de derecho, más riesgos para hacer negocios.

Llamado a la conciencia empresarial

El Poder Judicial no sólo es un tema jurídico. Es una estructura que protege inversiones, regula el uso de suelo, resuelve conflictos contractuales, y da sentido al respeto de los derechos de propiedad.

No votar este 1 de junio es permitir que el modelo de justicia mexicana sea rediseñado sin los contrapesos necesarios. Si el empresariado no participa, se arriesga a operar en un entorno donde la ley puede cambiar al ritmo de las decisiones políticas del día.

La justicia no se defiende sola. Requiere de ciudadanos responsables y empresarios conscientes de que su estabilidad depende también de un Poder Judicial autónomo. No votar es abdicar a ese deber.

Este 1 de junio no sólo elegimos el futuro de la justicia en México. También elegimos el tipo de país en el que queremos hacer negocios.

¡Hasta el próximo mes con más retos y oportunidades!  

Sin miedo a la cima porque el éxito ya lo tenemos.