Sin energía no hay turismo

por ahernandez@latitud21.com.mx
  • Entre empresarios
  • Sergio León
  • CEO de Impoexporta
  • X: @oigres14  IG:  @sergioleoncervantes 
  • Email: sergioleon@sergioleon.mx

 

La península de Yucatán —conformada por Campeche, Yucatán y Quintana Roo— alberga a más de 5.6 millones de habitantes. A esa población hay que sumar un factor que ninguna planeación energética puede ignorar: los más de 328 mil turistas diarios que, en promedio, se encuentran simultáneamente en nuestra región. Es decir, vivimos con una “población extra” permanente, que exige luz, aire acondicionado, movilidad y confort como si fueran residentes de tiempo completo.

La demanda eléctrica se dispara en los meses de calor. El 27 de mayo de 2025 alcanzamos un pico histórico de 2,991 MW, con un margen de reserva operativo de apenas 10.1%. Para una región turística y expuesta a olas de calor, el estándar mínimo recomendado debería rondar el 15%. En otras palabras: nos falta capacidad firme equivalente a 147 MW sólo para mantenernos seguros. Quintana Roo, que concentra más del 50% del consumo, carga con la mayor parte de ese déficit: cerca de 76 MW.

¿Por qué ocurre este faltante? Nuestra energía proviene principalmente de ciclos combinados de gas en Mérida y Valladolid, reforzados recientemente con la central Mérida IV y con el gasoducto Cuxtal II. Pero la red de transmisión sigue siendo vulnerable, la entrada de renovables aún es limitada y el consumo no deja de crecer: movilidad eléctrica, electrodomésticos más potentes, más hoteles y comercios. Cada ola de calor se convierte en una ruleta donde basta un fallo para que la península entera quede en penumbras.

Las consecuencias económicas son inmediatas. Para el ciudadano común, cada apagón puede significar la pérdida de refrigeradores, aires acondicionados o televisores: daños que, según estimaciones, superan fácilmente los 3 a 5 mil pesos por hogar afectado. Para las empresas, las mermas se multiplican: desde alimentos echados a perder hasta parálisis en hoteles y centros comerciales, con pérdidas millonarias. Y en el turismo, nuestro motor económico, cada hora sin electricidad equivale a una caída de confianza y a una factura que puede superar los 10 millones de dólares diarios en proyección de gasto turístico perdido.

Quintana Roo es el corazón turístico de México y uno de los tres principales destinos de playa del mundo. Sin embargo, seguimos operando con un margen eléctrico estrecho que pone en riesgo nuestra competitividad. Por eso exigimos un presupuesto federal proporcional a lo que aportamos y una estrategia energética de largo plazo. No basta con ampliar ductos o construir nuevas plantas: es indispensable una remodificación del Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF) y una revisión de la Ley de Coordinación Fiscal, que permita que estados como el nuestro, que aportan miles de millones al país vía ISR, IVA e IEPS, cuenten con partidas específicas para garantizar seguridad energética.

La responsabilidad es compartida. Ciudadanía: uso eficiente de la energía y adopción de programas de paneles solares comunitarios. Empresariado: inversión en tecnologías de ahorro, generación distribuida y respaldo. Gobiernos municipales: regulaciones claras para integrar soluciones energéticas limpias. Gobierno estatal: incentivos fiscales y proyectos estratégicos de asociación público-privada. Gobierno federal: inversión en transmisión, diversificación de fuentes y, sobre todo, justicia presupuestal.

Si no actuamos juntos, cada apagón costará millones y dañará nuestra imagen internacional. Pero si respondemos con visión, Quintana Roo puede convertirse en el ejemplo nacional de resiliencia energética, demostrando que cuando un estado aporta tanto al país, también merece recibir lo justo para sostener su crecimiento.  

¡Hasta el próximo mes con más retos y oportunidades!  

Sin miedo a la cima porque el éxito ya lo tenemos  

X: Oigres14 |Email:  sergioleon@sergioleon.mx |IG: @sergioleoncervantes